Echaron a Coronell | El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Junio de 2019

La semana pasada se generó gran discusión alrededor de la expulsión de Daniel Coronell de la Revista Semana. Esa casa editorial decidió dejar de publicar su columna a raíz de los señalamientos que éste hizo contra la revista. El periodista sugiere que Semana, por motivaciones políticas, ocultó información relacionada con una directriz del Ejército, publicada por el New York Times donde se asocian, los legítimos incentivos a los resultados, con “los falsos positivos”.

Daniel Coronell es un reconocido periodista y activista político, desde su columna y su noticiero dominical, publica investigaciones con una marcada línea ideológica. La expulsión de Semana ha despertado la solidaridad de muchos de sus colegas, compañeros y lectores, quienes acusan a la revista de censurar al columnista. Las críticas al medio no han cesado, los propios colaboradores de Semana han salido en defensa de Coronell, su fundador y propietario, Felipe López, en inusual actitud, ha tenido que salir a dar explicaciones.

Los medios de comunicación, como cualquier otra empresa privada, están en absoluta libertad de decidir quiénes son sus columnistas y colaboradores, en cualquier momento pueden prescindir de los servicios de un periodista, están en la absoluta libertad de decidir qué publican y qué no, su línea editorial debe estar definida y orientada por sus propietarios. En ningún caso, tienen porqué soportar que uno de sus columnistas, a quien le pagan, cuestione las decisiones de la revista y ponga en duda la ética periodística del medio.

Por supuesto, Coronell está en todo su derecho de cuestionar a Semana y de menoscabar su credibilidad ante la opinión pública, señalándola de ocultar información para evitar que se destape un escándalo como el de los “falsos positivos”, lo que para él es una política criminal del Estado. Pero resulta muy ingenuo y abusivo que pretenda hacerlo en las propias páginas de la revista. Un poquito de dignidad lo debió haber obligado a él a apartarse del medio.

Es como si el empleado de una farmacéutica señala a la empresa de envenenar a los pacientes con una medicina y pretenda que ésta reparta la información en las farmacias. Claro, si el empleado tiene certeza de esa información, tiene la obligación de hacerla pública y denunciar, pero no puede pretender seguir en la compañía y que esta no se defienda de los señalamientos. Si Coronell demuestra que la revista “engavetó” una investigación sobre las directrices de las Fuerzas Armadas, serán los lectores los encargados de juzgar a Semana.

Un buen medio de comunicación debe abrir espacio a distintas voces, no solamente a aquellas que se identifican con su línea editorial. Es válido que un medio tenga posiciones políticas definidas y no debe ocultarlas, así como sus columnistas, hacerlas explicitas es un acto de honestidad y respeto con los lectores. Pero un buen medio de comunicación no puede permitir que lo acusen de faltar a su deber más caro, la ética periodística, el principal activo de un medio de información.

La libertad de prensa y la libertad de opinión son un derecho sagrado en democracia, así como la libertad de empresa.

@SamuelHoyosM