Cuando la danza se vuelve 'Alma en Movimiento' | El Nuevo Siglo
Anadolu
Sábado, 22 de Junio de 2019
Agencia Anadolu
La compañía bogotana está de gira nacional con la obra ‘El sueño de Lilith’ por algunas ciudades. Varios de sus bailarines logran beca para completar formación en Austria

 

LA bailarina bogotana Juliana Vargas tiene tan solo 19 años y viajará en septiembre a Austria, donde se radicará y terminará su formación profesional en danza contemporánea. Fue escogida, junto con otras 14 personas, por la Universidad Johannes Kepler de Linz para estudiar y poder vivir de este arte. 


Un logro que en Colombia un grupo de adolescentes puede alcanzar a través de la compañía Alma en Movimiento, un programa de formación en danza para jóvenes en etapa de profesionalización del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. 


El sueño de Juliana de viajar y vivir de su pasión por el baile no se hubiera logrado de no ser por sus tres años de experiencia con la compañía, según confiesa a la Agencia Anadolu: “Ha sido un espacio donde puedo crecer mucho como persona, como artista, donde día a día tengo nuevos retos, donde he podido tener un entrenamiento constante”.


Juliana aspira a radicarse en el exterior y cree que puede hacer la diferencia: “Como colombianos llevamos la danza por dentro, bailamos por naturaleza, es algo que nos une. Es una herramienta para atraer a otros, a personas que han tenido momentos muy difíciles, pero esto puede ayudar a levantarlos”.


Según el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, desde 2015 Alma en Movimiento ha otorgado 40 becas a jóvenes entre los 18 y 26 años “para que logren un perfeccionamiento técnico de alto nivel y así́ proyectarse como bailarines profesionales”. 


Con Juliana se encuentran de gira otros 11 jóvenes talentos de la compañía. “Creo que la danza es un privilegio como carrera profesional, tanto un reto como un privilegio. Pero cuando te metes en este camino es muy difícil salir. Te metes en esto porque es lo que te apasiona hacer”, afirma la joven nacida en Bogotá. 


En estos momentos la compañía está presentando su obra original ‘El sueño de Lilith’ por varias ciudades de Colombia, meses después de haberse presentado con éxito en Bogotá. Han pasado por Bucaramanga y buscan cautivar los públicos de Barranquilla, Cali y Medellín, donde las presentaciones son gratuitas. La idea del espectáculo fue de la coreógrafa y directora artística de Alma en Movimiento, la británica Sarah Storer.


Storer lidera el programa desde el segundo semestre de 2018. Según cuenta a la Agencia Anadolu, como muchos extranjeros llegó a Colombia a trabajar, hizo amigos, conoció personas del mundo de la danza, se enamoró del país y de su gente y decidió quedarse. Antes había trabajado como coreógrafa del Teatro Jorge Eliécer Gaitán y de las universidades ASAB y de la Javeriana. 


A lo largo de 15 años ha conocido el mundo gracias a su trabajo en prestigiosas compañías como la Protein Dance Theatre; la Bonachela Dance Company; la Compañía Nacional de Danza de Gales; la Compañía de Danza de Sydney; The Place de Londres o la Cortocinesis Danza Contemporánea, además de haberse presentado en escenarios como la Royal Opera House de Londres y el Teatro Real de Madrid. 


Storer dice que trabajar con los colombianos es diferente. En su país, por ejemplo, “como la danza contemporánea está altamente desarrollada, los artistas se vuelven conformes con sus privilegios. Aquí está en desarrollo, están iniciando el crecimiento, existe una gran energía y emoción. Están constantemente exigiendo aprender, quieren bailar, están entusiasmados, tienen una pasión”.

Otro de los artistas pertenecientes a Alma en Movimiento es el caleño de 21 años Santiago Rojas, quien por azar conoció el programa en 2018, en el Festival Internacional de Ballet de Cali. "Tenía dos amigos en Alma en Movimiento, me interesó, pregunté de qué trataba, ellos me dijeron que hiciera la audición y aquí estoy”. 


Rojas confiesa que en su ciudad natal la danza es más de expresiones populares. “Me formé en ballet clásico y danza contemporánea y me apasioné por estos estilos difíciles de encontrar en Cali”. Dice que en su corto paso por el programa ha crecido mucho como persona y como artista, “porque estoy solo aquí en Bogotá”. Cree que de por sí la danza necesita de disciplina y de constancia, “y esto te forma como persona”.


“Con esta gira quiero que mi familia me vea con un mejor nivel a lo que me conocieron cuando estaba en Cali”, agrega. 


La emoción de Sarah Storer de viajar por el país con los artistas en formación es casi igual a la de ellos mismos: “Cuando eres una joven bailarina no tienes idea del impacto que generas en la gente, pero tú puedes inspirar no solo a los jóvenes y generaciones futuras, también a los más viejos. En nuestra gira por Colombia hacemos talleres. Al ofrecer tus conocimientos, darles una experiencia a las personas, puedes inspirar a alguien, darles una nueva mirada a las cosas, ver diferente el arte”. 
 

El sueño de Lilith 
La obra que los jóvenes presentan en su gira no fue escogida al azar. Para Storer tiene todo el sentido que Alma en Movimiento la presente. “Es una pieza body_abstracta de danza contemporánea de 55 minutos que creamos con los jóvenes bailarines. Lilith fue la primera mujer de Adán, fueron creados iguales. Pero Adán quería controlarla y manipularla, y Lilith dijo que no, así que abandonó el Jardín del Edén y se convirtió en una figura metafórica de la rebeldía”. 


En el comunicado se detalla que Lilith “fue castigada y demonizada por rebelarse a su yugo cuando voluntariamente lo abandonó a él y al Paraíso”. 


El grupo de bailarines pretende hacer una “reflexión coreográfica” que lleve al espectador entre luces y sombras en el cuerpo de los bailarines para “entender mejor nuestra humanidad”. 


Storer dice que Lilith es un símbolo de independencia, “un espíritu que busca su propio camino”. No es una historia, “pero la gran parte de los movimientos que hacemos juntos están basados en estas ideas de manipulación, control, rebelión, conformidad. Así que el lenguaje físico está basado en estas ideas”. 


La puesta en escena es minimalista. Solo hay maniquíes alrededor de los bailarines: “Los utilizamos para representar a la sociedad, las instituciones, tu familia, amigos. Siempre estamos siendo juzgados, siempre estamos siendo observados. La obra es una idea bodyabstracta sobre eso”. 

 

*Este archivo fue editado del original