Incertidumbre peruana | El Nuevo Siglo
Jueves, 17 de Junio de 2021

No hay nada que desestabilice y atrase más a un país que la inestabilidad política. Perú es una rica y próspera nación, con una historia significativa. El imperio Incaico o del Tawantinsuyo (1438-1533) alcanzó a ser una potencia por casi un siglo, con el legendario Pachacutec, surgido de las aguas del lago Titicaca, y poseedores de un extenso territorio, que abarcó desde el norte de Argentina hasta el sur de Colombia, cuyo centro de poder se encontraba en el Perú.

Pero remontándonos a la historia de este país desde mediados del siglo pasado hasta el presente, Perú ha navegado entre dictaduras militares con gobiernos de facto, como el de los generales Augusto Legía, Oscar Benavides, Sánchez Cerro, Manuel Odría, Pérez Godoy, Velasco Alvarado, Morales Bermúdez y Alberto Fujimori, este último electo pero que después realizó un autogolpe de Estado.

Casi todos los anteriores se hicieron reelegir también por voto popular y algunos fueron presidentes por delegaciones constitucionales al ser depuestos los titulares. Tan solo en los 20 años del presente siglo han juramentado 10 presidentes, es decir un promedio de uno cada dos años, de los cuales más de la mitad han terminado destituidos, enjuiciados, encarcelados o prófugos de la justicia.

La situación actual es muy preocupante pues virtualmente, sin oficializar, ha sido ganador de las elecciones un hombre que podrá ser un factor X para la estabilidad y desarrollo del Perú. Pedro Castillo es un personaje pintoresco de origen rural, con escasos estudios, sin ninguna experiencia de gobierno, ni parlamentaria, menos empresarial, solo sindical y como maestro de escuela primaria.

Fue un rondero, es decir militante de grupos de autodefensas campesinas como las Convivir. No conoce la situación real de su país, tiene una preferencia ideológica socialista que tampoco maneja bien, pues hace una revoltura entre marxismo, socialismo y capitalismo, con una postura cristiana, entre evangélica y católica. Es un hombre indefinido e influenciable.

Su rival Keiko Fujimori, hija del expresidente japonés, goza de mayor experiencia y preparación, aunque también es cuestionada y demandada, con una boleta de captura permanentemente sobre sus hombros.

Perú tiene un Congreso dividido e inestable, un sistema judicial sin credibilidad, una empresa privada fuerte, con una enorme riqueza en recursos naturales que abre el apetito de potencias como China y Rusia, así mismo estimula a rémoras como Venezuela y Cuba, que promueven su proyecto del ‘Socialismo del Siglo XXI’ en toda la región, para entregar sus países a estas dos potencias y comprometer sus riquezas, independencia y futuro a manos extranjeras en nombre de la libertad.

La incertidumbre prima en Perú. El presente y futuro de ese país se ve enrarecido, no hay claridad política, económica ni social. Solo se advierte el advenimiento hacia una agenda socialista populista internacional que ronda todas nuestras naciones, ante la cual Ecuador y Colombia han estado a punto de caer. Las elecciones de 2022 de Colombia marcarán el futuro para el presente siglo, no solo de este país sino de la región, porque la suerte del Perú ya se ve marcada.

arangodiego@hotmail.com