Perspectiva. Don Francisco, el protector de los nacederos de agua | El Nuevo Siglo
DON FRANCISCO ha dedicado su vida a cuidar que el agua no les falte a sus vecinos y a mejorar el acueducto multiveredal.
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Sábado, 3 de Junio de 2023
Redacción Medio Ambiente

Alejado de los adelantos tecnológicos, pero actualizado en legislación y dispuesto a no desfallecer en su empeño porque sus paisanos disfruten de la mejor agua potable, don Francisco de Paula Duque Zuluaga pasa sus días en la vereda La Floresta, en el municipio de Remedios, Antioquia.

Su inquietud por emprender acciones por la comunidad empezó cuando tenía 18 años y hoy, a sus 64 años, sigue buscando alternativas para que los nacederos de los que se surte el acueducto no sean afectados por la ganadería y para que las fincas no sean loteadas.

“Ya no trabajo la agricultura, solo ordeño las chivas, trabajo acá en la casa cuidando el jardincito, lo administro y siembro arbolitos que ayuden al medio ambiente”, dice sonriente.

Explica que “mi relación con el acueducto es que fui fundador. Trabajé 18 años y renuncié por motivos de salud, cansancio y ya enfermo. Pero seguí trabajando del lado de la Junta de Acción Comunal y de la gente, defendiendo a la una y a la otra. ¿Cómo? Que si alguien ataca a la Junta, la defiendo, y si la Junta ataca a uno de nuestros usuarios, también lo defiendo”.

Su labor le significó que “la misma gente empezara a pedir que yo entrara y fuera el presidente de la Junta. No quería, porque a mí me encanta estar en el medio de todas las situaciones… Hasta que me nombraron presidente, acepté porque quería más para mi acueducto, cuidarlo y trabajar por el cuidado de los nacederos de agua”.

Añade que “este acueducto se ha caracterizado por ser independiente, no ha tenido ayudas de nadie, se hizo casi solo con aportes de la comunidad”.

El acueducto empezó llamándose La Floresta y hoy se conoce como Multiveredal La Floresta. “Ahora se benefician de él las veredas La Floresta, El Porvenir y El Retiro, además de El Morrito”, indica don Francisco.

“Cuando entré hace aproximadamente 42 años a ser miembro del acueducto, el agua venía por gravedad o acequia. Tenía una bocatoma y una cunetica que trasportaba el líquido, poníamos una manguerita para que surtiera a 4 o 5 personas, otros metían la manguera atada con un tarrito para recoger el agua”, recuerda.

Dice que “había una necesidad muy grande, pero no había mucho por hacer porque estábamos lidiando con personas fundadoras, que eran muy cerraditas de mente y no permitían el progreso, sino que creían que eso tenía que seguir así y morir con esa cunetica. No permitían que se hicieran mejoras, pero nos fuimos cansando de hacer el convite mensual para limpiar la acequia. Llegó un momento en que, ya cansados de esa situación y porque los de arriba nos dejaban sin agua a los de abajo, decidimos evolucionar”.



Cambios

“Transcurrió el tiempo y hubo un momento en que la Secretaría de Salud mandó a un promotor –porque estaban proyectando los acueductos– a convencer a la gente de acá de la necesidad de tener un acueducto de verdad, tener un tanque. Ya estaba la bocatoma, pero los señores de la Junta directiva no la aceptaron porque ‘nosotros somos los dueños y se nos va a venir una empresa a quitárnoslo’”, relata.

Manifiesta que “vino el señor Francisco Orozco, que era el promotor, con la idea. Hubo tres reuniones socializando el proyecto. Hubo un cambio de presidente, salió uno adulto y llegó uno joven que era muy amigo mío. Yo quedé al lado de él como compañero y me dijo ‘ahora si vamos a arrancar con el acueducto, como ellos quieren conservar el suyo como está, nosotros vamos a hacer uno nuevo’”.

Fue así como “llegaron con un tanque grande, tuberías y con eso el agua a presión. Antes era un chorrito y se pasó a un suministro continuo y con buena presión”.

Pero los recursos para la cuota inicial del acueducto los aportaron los vecinos. “Orozco y yo acordamos recoger entre todos una colaboración para arrancar, para decirle al alcalde tenemos esto, y así se hizo”.

Recuerda que “se hizo el acueducto y se comenzaron a vender matriculas. Antes, de una manguera se alimentaban cuatro o cinco casas; se invitó a esas personas, se programaron convites para realizar las mejoras y así se hizo realidad ese sueño”.

Los predios

“En este tiempo no había ni siquiera una propiedad en donde descargar una varilla. Nosotros compramos el pedacito de tierra para hacer el tanque, un señor muy querido nos regaló el terrenito para hacer el desarenador y para la bocatoma”, indica don Francisco.

Señala que “no faltaron los problemas. En la bocatoma había plastas de las vacas o llegaban y me decían Pachito camine que hay una yegua muerta en tal parte. Y nosotros tomándonos el agüita impura. Pero eso pasó y entonces un señor me dijo: 'Ojo, van a vender la finca tal, mi hermano con los hijos la van a sembrar de papa, los van a dejar sin agua’. Le comenté al presidente de la Junta. ‘¡Por Dios, Pacho, ¿qué vamos a hacer?’. Pues hay que comprar eso, pero ¿con qué?'”.

“El acueducto ha tenido muy bonita administración y había una platica que iba quedando. Hablé con el dueño, quien me dijo 'a mí no me importa quién me lo compré ni para qué, lo que necesito es vender el predio. El que me dé $10 millones se queda con él'. Eso fue en el 95”, recuerda.

Agrega que “en cuatro años ya habíamos recogido los $10 millones y compramos la finca. Si no hubiéramos adquirido ese predio, estuviéramos secos. En estos momentos hay acueductos sin agua, como el del Valle de María. La toma no bota una gota”.

Después de eso hicieron la planta de tratamiento con la ayuda de unos ingenieros “que tenían plantas de tratamiento en otros municipios, en Venezuela y  en Ecuador. Nos reunimos en la oficina, que siempre ha sido en mi rancho, nos dijeron vale tanto y acordamos pagar la mitad de contado y el resto en mensualidades. Valió $13 millones y el alcalde de turno nos decía que esa planta valía entre $90 y $120 millones”.

Pero se necesitaba seguir cuidando los nacederos de agua y por eso cuando “nos ofrecieron una tierra de un señor que llevaba 30 años perdido, que iba a vender ese lote donde está el agua, hicimos la gestión, compramos el pedazo de tierra, gracias a la buena gestión en la administración del acueducto”, dice.

“Enseguida comienza un problema con la finca mayor del acueducto, donde está el pantano, con la señora dueña. Pero se solucionó”.

La labor de don Francisco en este momento es la de representante legal del acueducto. “Voy de una parte a la otra, estoy pendiente de los pagos del agua, de los usuarios, de nuestra comunidad, y de los pagos de las deudas, porque hemos comprado tres tierras y hemos tenido que hacer préstamos. Hace cinco años hicimos uno de casi $100 millones para comprar una finca que tenía unos problemas los machos y no se podía dejar vender a otra persona porque debemos proteger esa microcuenca”, afirma.

“No soy preparado, no tengo estudio, con un miembro de la Junta hacemos las cuentas, lo que es de lapicero. Tenemos una tesorera que es única e intachable, entonces manejamos muy bien los pocos recursos. En estos momentos, 201 familias se benefician del acueducto mutiveredal”, asevera.

Y remata: “Moriré tranquilo si logramos comprar más terrenos en donde están los nacederos de agua”.

 

DON FRANCISCO ha dedicado su vida a cuidar que el agua no les falte a sus vecinos y a mejorar el acueducto multiveredal.

POR EL cuidado de nacederos de agua como este es que trabaja don Francisco en Remedios, Antioquia.

 

DESTACADO

“Mi afán es seguir cuidando esa montaña donde están los nacederos. Si logramos comprar más terrenos, me puedo morir feliz”