Científicos identifican un nuevo género de picudo en Caquetá | El Nuevo Siglo
AFP
Miércoles, 24 de Mayo de 2023
Redacción Medio Ambiente

Koreguajus antennatus es el nombre científico del picudo -o gorgojo de la palma- hallado en Florencia (Caquetá) cuya identificación representa un aporte relevante al conocimiento de este insecto, considerado como de importancia económica, pues al convertirse en plaga afecta cultivos de frutas, palma o pastos, entre otros, generando pérdidas considerables. Su nombre es un homenaje a los coreguajes, o “gente de tierra”, comunidad indígena que habita en esta región de país.

Pese a su relevancia, la amplia diversidad de la familia Curculionidae -o de los gorgojos- impide que se conozca más sobre ella. De hecho, con cerca de 82.000 especies descritas, se estima que este es apenas el 10 % de la diversidad que existe en el mundo sobre el picudo, cuyo nombre obedece al aparato bucal masticador de los insectos adultos: largo y curvo, similar al pico de las aves.

María Fernanda Bermúdez Higinio, magíster en Ciencias - Entomología de la Universidad Nacional (UNAL) Sede Medellín, afirma que “dentro de esta familia está la subfamilia Dryophthorinae, que fue con la que trabajamos para la investigación y que puede afectar plantaciones de palma, pastos, cultivos alimentarios y granos almacenados”.

Los picudos de las palmas suelen generar daños en troncos y frutos y se relacionan con esos bichos diminutos que aparecen en granos almacenados como maíz, arroz, lentejas y fríjoles, propios de la canasta familiar colombiana.

“Para la investigación revisamos inicialmente toda la literatura que había hasta la actualidad sobre picudos. Así nos dimos cuenta de que en Colombia se desconocía su distribución, biología, ecología, y que los datos estaban enfocados en las especies de importancia agrícola”, menciona la magíster.

“A partir de la teoría tuvimos claridad sobre su posible distribución, sus características y en qué medios solían encontrarse (plantaciones, zonas urbanas, etc.), por lo que emprendimos la tarea de revisar 8 colecciones entomológicas, entre ellas la del Instituto de Investigaciones Biológicas Alexander von Humboldt, la del Museo Entomológico de la UNAL Sede Bogotá y la del Laboratorio de Entomología de la Universidad de la Amazonia, esta última consolidada como una colección de referencia nacional para Dryophthorinae, ya que cuenta con un gran número de representantes de la subfamilia”.

“Muchas colecciones estaban en misceláneas, mezcladas, entonces tuvimos que separar y clasificar minuciosamente cada individuo, solicitando en calidad de préstamo todos los que hubieran sido colectados en Caquetá, que era el sitio de interés, ya que es una zona poco explorada hasta la fecha y que puede resguardar un sinnúmero de especies que están por conocer para la ciencia”, relata.

Después se caracterizó cada espécimen del Caquetá con información esencial sobre su morfología, textura, tamaño y color, y también se consideró la distribución en del departamento y el tipo de asociaciones con plantas.

Durante ese proceso se revisó un individuo único de la colección del Laboratorio de Entomología de la Universidad de la Amazonia que no encajaba con ninguna de las claves taxonómicas utilizadas. “Consulté con mi asesor en el exterior, el investigador Robert Anderson, del Museo Canadiense de la Naturaleza, y en efecto él me confirmó que era un espécimen que no estaba descrito y que se trataba de un nuevo género para la ciencia”.



El género y la especie se caracterizan porque la clava –última parte de la antena– no se distingue del resto de la antena; los tarsómeros, es decir los últimos segmentos de las patas, son robustos, y toda la parte superior del cuerpo está llena de pilosidades, que al tacto lo hacen sentir suave, como aterciopelado.

“Como lo encontramos en una zona periurbana de Florencia, le pusimos Koreguajus antennatus, en honor a los coreguajes, comunidad indígena que habita en Caquetá y cuyo nombre se traduce como “la gente de la tierra”, continúa la investigadora.

“Así mismo, encontramos 4 nuevos registros de géneros para Colombia, en los que trabajamos actualmente para publicarlos, pues aportan información biológica y ecológica. Estos estudios permiten conocer e incrementar la diversidad del país. En cuanto a registros, se pasó de 19 a 24 géneros, y de 86 a 91 especies reportadas para el Colombia”, explica la magíster Bermúdez.

También se diseñó una clave taxonómica que permite identificar más fácilmente los géneros, lo que será útil para investigaciones futuras. “Básicamente consiste en que, mediante características morfológicas, guiamos al investigador dándole un dilema que consiste en un enunciado y una alternativa con su imagen, señalando las estructuras de interés. Esta es una herramienta práctica para las personas que quieran hacer identificaciones taxonómicas”, concluye la investigadora.