Algo bueno va a pasar en Colombia | El Nuevo Siglo
Lunes, 23 de Mayo de 2022

Las elecciones del 2022 en Colombia marcarán un punto de inflexión en su historia política. El pasado 13 de marzo se eligió por primera vez una representación significativa de fuerzas alternativas de izquierda y centro, étnicas, indígenas y de víctimas al Congreso de la República. Este 29 tendrá lugar la primera vuelta para elegir presidente y vicepresidente de la república. Gustavo Petro - Francia Márquez en representación del Pacto Histórico, coalición de distintos partidos y movimientos políticos de izquierda, cuentan con la posibilidad de lograr la mitad más uno de los votos. Sería la primera vez que la izquierda gobierne el país. Por allí comienza lo que en las calles se nombra como el cambio.

La expresión cambio aparece en todos los programas de gobierno de las distintas coaliciones y candidatos. Y se menciona cada vez más en sus consignas de campaña, gracias en buena medida a la demanda social y a la polisemia del término. Pero, ya no se trata solo de prometer cambiar para que todo siga igual. De lo que se trata en esta ocasión es que el cambio signifique transformaciones en los procesos de decisión y en las políticas; en los enfoques y las prioridades. Así como renovación en los actores sociales y políticos. Hay también la aspiración de orientar un cambio más sistémico a partir de las propias realidades en un contexto global en movimiento. Tal vez, por eso en el programa del Pacto Histórico el cambio se menciona más del doble de veces que en los demás.

La crisis desatada por la pandemia del covid-19 que agravó los problemas estructurales y sus consecuencias, así como el estallido social de abril de 2021, encausaron un creciente anhelo de cambio. El cual ha sido prácticamente una demanda global y con efectos electorales en muchas partes. En Colombia se trasformó en la bandera más fuerte del proceso electoral que la fórmula Petro-Francia ha logrado interpretar y representar de mejor manera frente a los demás candidatos. En este sentido, el cambio es otro de los signos del antes y el después que se están definiendo en las elecciones del domingo.

En un país casi resignado por las continuas frustraciones frente a los gobiernos y la efectividad de las políticas públicas. En donde tres de cada cuatro personas en todos los estratos consideran que las cosas van por mal camino, el cambio cobra un valor inconmensurable. Pues siembra esperanza en torno a un propósito común para abordar los problemas estructurales y construir la paz.

Sin embargo, el camino no será fácil. Pues, hay resistencias al cambio y no de ahora, son históricas. La falta de garantías electorales y las violencias son unas de sus nefastas manifestaciones. Por eso, lo que se está definiendo en las elecciones presidenciales, en gran medida, es retomar y avanzar en la ruta del progresismo, donde Estado, gobierno y sociedad trabajan para reducir las desigualdades. Frente a continuar por la senda del neoliberalismo local centrado en la concentración de la propiedad de la tierra, impulsando la financiarización de la economía y confiando solo en el efecto derrame del crecimiento económico.   

Es una oportunidad única de cambiar el cuento y hacer posible que algo bueno pase en Colombia. El solo intentarlo ya será otra historia.

@Fer_GuzmanR