Relevante sucesión eclesial (II) | El Nuevo Siglo
Viernes, 22 de Mayo de 2020

Continuemos con este tema, motivado por la sucesión arzobispal en Bogotá, que se cumple en estos días entre el Cardenal Salazar y Mons. Luis José Rueda, en el cual he creído oportuno destacar por su gran trascendencia al señalar su origen en el propio Jesucristo y su continuidad en cinco siglos de historia. Avancemos refiriéndonos a acontecimientos a partir del nombramiento del Arzobispo Antonio Herrán en 1854. Asumió solo en abril de 1855, y dirigió la Arquidiócesis en época muy difícil, desterrado por el dictador Mosquera en 1864, pero regresó a Colombia y murió en 1865. Otros meritorios Prelados dirigieron la Arquidiócesis a finales del Siglo XIX, entre ellos Mons. José Telesforo Paul, quien sorteó las circunstancias para llegar, después de aprobada la Constitución del 86, a contribuir a que se firmara Concordato con la Santa Sede, en la Presidencia de Rafael Núñez.

De suma importancia tener presente, antes de proseguir la referencia histórica, la presentación del Código de Derecho Canónico, en el C. 375, de cuanto representan los Obispos: “por institución divina son Sucesores de los Apóstoles, en virtud del Espíritu Santo que se les ha dado, constituidos como Pastores en la Iglesia, para que también ellos sean maestros de la doctrina, sacerdotes del culto sagrado y ministros para el gobierno”. También importante recordar lo que se cumple en los distintos lugares del mundo, en una Iglesia que ha luchado por mantener su propia autonomía para la elección de los Obispos de Roma y nombramientos de Obispos en todo el orbe, como lo hizo S. Gregorio VII, para liberarla de la llamada costumbre de las investiduras.     

En Colombia, al estilo de tantos países, cuando hay una vacante en sede episcopal el Nuncio Apostólico hace prudentes consultas del caso para  mandar terna a la Congregación de Obispos de la Santa Sede, la cual escoge uno de ellos a quien presenta al Papa, el cual, si lo cree él ideal, le hace nombramiento. Así se cumple C.377 que todo Obispo Católico es nombrado por el Papa.  Para los Orientales Católicos hay concesión de que cada circunscripción elige, pero se necesita ratificación del Sumo Pontífice.

Pasando, de nuevo, a referirnos a los Arzobispos de Bogotá avanzamos a Mons. Bernardo Herrera Restrepo, inicialmente Arzobispo de Medellín, quien gobernó la Arquidiócesis con gran don de mando y con acatamiento de la misma autoridad civil, de 1895 a 1928. Lo sucedió el brillante Siervo de Dios Ismael Perdomo Borrero, de 1828 a 1950, con gran estilo pastoral, piedad profunda, y acatamiento a las indicaciones pontificias relacionadas aún con asuntos del País, así se le crearan serias dificultades. Grande su pena por el desbordamiento popular contra la Iglesia en la dolorosa fecha del 9 de abril de 1948.

Siguió en la sede Primada el cundinamarqués Crisanto Luque Sánchez, antes obispo de Tunja, ocupando la Sede Bogotana con solo seis años 1953 a 1959, exaltado a ser el primer Cardenal colombiano. Tanto en Tunja como en Bogotá fue denodado Pastor de almas. No fue fácil su relación con los avatares políticos de golpe de Estado, al inicio de su gobierno en Bogotá (13-06-53), caída de ese régimen militar (10-05-57) e iniciación del Frente Nacional. (Continuará).  

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com