Les Luthiers | El Nuevo Siglo
Domingo, 10 de Mayo de 2020

“Auscultación con ironía de temas neurálgicos”

Hablar de Les Luthiers es comprender una cultura de nuestra época, filosofar sobre el hombre y su circunstancia, según Ortega y Gasset. Es alcanzar el mininum de los contenidos culturales, tecnológicos, políticos que forman parte de nuestra sociedad. La cultura tiene su funcionalidad social, política, pues a través de la humanidad comienza a existir como un todo interconectado a escala planetaria.

Igual que las fábulas, que son un género didáctico mediante el cual suele hacerse crítica de las costumbres y de los vicios locales o nacionales, Les Luthiers señala las características universales de la naturaleza humana en general, en medio de risas actúan estos geniales comediantes en las presentaciones.

Podemos decir, que durante varios lustros nos han dejado sabias enseñanzas, logrando auscultar con suma ironía temas neurálgicos de nuestros pueblos.

El teorema de Pitágoras lo exponen genialmente con el teorema de Thales; en una inspirada carta Mastropiero exalta el amor a su bella y hermosa Condesa: “cuando estamos horizontales y paralelos las transversales de la pasión nos atraviesan y nuestros segmentos correspondientes resultan maravillosamente proporcionales”.

En cuanto al aspecto sexual, en esta época convulsionada advierten: “los jóvenes que desean salvarse deben seguir nuestro consejo: “ya es hora de hablar de sexo, y podrán evitarse daño, ya tienen edad suficiente, ya van a cumplir 30 años…”.

Sobre el voto de castidad, mientras que las religiones y la falta de fe invaden a la humanidad, el Prior Provincial le pregunta a su discípulo: ¿qué opinas del voto de castidad?  Su discípulo le responde políticamente: “voto en contra”.

También nos llevan a una reflexión en el campo moral, haciendo un reclamo a la sociedad sobre la corrupción que abunda en los gobiernos de turno. Aquí una comisión gubernamental busca un músico compositor sensible, que pueda modificar el himno nacional de su país, para satisfacer los deseos ególatras del gobernante.

Los integrantes de la comisión tratan de sobornarlo, ofreciéndole un porcentaje del valor del contrato, el ilustre compositor exclama que jamás aceptará un trato inmoral, pero la comisión gubernamental le aclara que sólo el 20% será para él, el resto para los integrantes de la comisión, al final el músico compositor acepta.

Ya cuando el Presidente acude en compañía de la comisión para escuchar la nueva versión del himno nacional, es atendido con suma amabilidad, le sugieren quitarse la banda presidencial, preguntándole: ¿quiere quitarse el cinturón?, y en cuanto al bastón de mando, diplomáticamente le solicitan: “permítanos recibir su paraguas”.

Así, el grupo musical humorístico, comediantes refinados, luciendo un elegante smoking, recorren el mundo burlándose de una sociedad quebrantada por la corrupción, sin querer queriendo hacen reflexionar al público asistente.

Hoy derramamos una lágrima en la tumba de uno de sus integrantes, el genial Mundstock, fallecido recientemente. Ricardo Silva en su artículo “Marcha Fúnebre” nos recuerda un video, en el que Mundstock se responde así mismo la pregunta eterna de sí los cisnes cantan antes de morirse: “Por supuesto”, responde a todos, “no van a cantar después…”