Hacia estable prosperidad empresarial | El Nuevo Siglo
Viernes, 10 de Mayo de 2019

No faltarán múltiples recetas y tácticas para que una empresa llegue a tener estable prosperidad. Está bien escuchar el camino recorrido por personas que han logrado ese anhelado fin, pero creo oportuno que quienes no nos hemos desgastado en el campo empresarial terreno, digamos, también, una palabra de lo observado y de cuanto por el pensamiento ético estimamos fundamental para lo empresarial.

Al buscar caminos para llegar a la prosperidad de la gran empresa de hacer próspero a un país, el principal empeño que propone es combatir la corrupción y castigar a maleantes con ejemplar severidad. Pero, de mi parte, he planteado que antes que esos combates directos al mal está la eficaz tarea de sembrar sanos principios en los corazones, demostrar a todas las generaciones la bondad de hacer el bien, la necesidad y máxima ventaja de hacerlo si queremos la prosperidad anhelada. No es remedio el solo temor a un castigo sino la convicción de que solo sembrando el bien tenemos estabilidad en él. Esto significa optar definitivamente por la honestidad, la honradez, la rectitud en el obrar.

En búsqueda de rápidos éxitos asalta la tentación de apelar a lo falso y deshonesto al ver el ejemplo de efímeros triunfos, pero bien está, por experiencia, el dicho popular de que, “lo que por agua viene por agua se va”. También lo expresado por el Maestro de Galilea al señalar la inestabilidad de edificaciones ancladas en arena movediza, que terminan en dolorosa ruina (Mt. 7, 27). Aparentemente está el éxito en lo fácil, así sea indebido, pero, lo así edificado, será “fatiga inútil” (Sal 90, 10), o, como dice otro Salmo: “He visto al malvado arrogante…, pasé luego y ya no estaba” (37, 35-36).

Escuché a un colombiano probo que decía: “Colombia saldrá adelante, el día en que nos convenzamos que es buen negocio ser honrado”. Es de repetir, entonces, que lo realmente constructivo, lo que da estable prosperidad a un país o a una empresa, es la convicción de que, sin excepción alguna, deben tener sus dirigentes y exigir a sus colaboradores honestidad a toda prueba, honradez realmente acrisolada, rectitud sin proclividad alguna.

Como las anteriores consideraciones tienen base en postulados de fe, se tendrán la tentación de pensar que la fidelidad a ellas será apenas “un consejo piadoso”. Es de decirles que ese tinte religioso es fruto de experiencias milenarias, pero efectivo camino de prosperidad. El rechazo a esa voz de Dios como dijo el gran S. Juan Pablo II, en visita a Lima 01-02-85: “El hombre puede organizar la tierra sin Dios, pero sin Dios no puede menos que organizarla contra el hombre”. No estamos solo ante una recomendación religiosa, sino frente caminos de superación para lograr positivos resultados.

Todo lo anterior, es sincera, amable, y estoy seguro que eficaz recomendación, de este veterano de la vida que bendice cuanto vaya en avance a verdadera prosperidad de empresas honestas, de gobiernos o de industriales, que den testimonio y exijan en ellas plena rectitud. Como síntesis de todo lo anterior está lo expresado por S. Pablo: “No te dejes vencer por el mal, antes bien vence al mal con el bien” (Rom. 12, 21).

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com