Cada vez más jóvenes en Bogotá se inyectan narcóticos | El Nuevo Siglo
Con relación a la heroína, la edad media de inicio está en los 20,4 años.
Cortesía: Alcaldía de Cali
Martes, 17 de Mayo de 2022
Redacción Bogotá

Hace algunos días el Ministerio de Justicia presentó un estudio que analizó las dinámicas de consumo de las personas que se inyectan drogas en seis ciudades de Colombia, y en el cual la ciudad de Bogotá fue comparada con Medellín, Cali y Pereira/Dosquebradas (otra muestra comparó a Armenia y Cúcuta).

Aunque este estudio analiza todo, desde qué tipo de drogas se utilizan antes de que una persona tome la decisión de hacer uso de sustancias intravenosas, pasando por la forma en que lo hacen, los patrones de inyección, qué tanta asistencia reciben la primera vez, estrato, género y sus respectivos riesgos, hay dos cosas que llamaron particularmente la atención:

La primera de ellas indica que en la ciudad de Bogotá el 18,8% de las personas que hacen uso de jeringas para consumir drogas no tiene el hábito de limpiar estos implementos, y el 26,3% no siempre hace uso de agujas estériles (solo el 54,7% de las personas que participaron del estudio reportaron esta práctica).

Y el otro tema que llamó la atención es que Bogotá es la ciudad en donde la edad promedio de las personas que se inyectan por primera vez es la más baja, de 20,4 años (mínimo 12–máximo 38) “y a los 21,9 años inicia la inyección de manera regular”.

Solo para tenerlo presente, con relación al alcohol la edad media de inicio está en los 13,6 años; de marihuana en los 14,3 años; de cocaína está en los 16,6 años, de heroína en los 20,4 años y la gente comienza a usar ketamina a los 21,5 años. Comencemos por ahí.

La edad en la que se comienza más joven

Con relación a la edad, el estudio también precisa que, además, en esta ciudad 10 casos refirieron nunca haberse inyectado de manera regular, en contraste con las otras ciudades de estudio, en las que el 100% de las personas que se inyectan drogas participantes lo han hecho regularmente. “El 65,5% de las personas que se inyectan en Bogotá empezó esta práctica de forma regular entre los 14 y 24 años y el 22% entre los 25 y 34 años”, añade el documento.

También precisa que la capital es la ciudad que registró la mayor proporción de personas que se inyectan las drogas con asistencia de otra persona la primera vez que lo hicieron, con el 88,3%. Y la mayoría de ellas, el 75%, fueron asistidas por amigos cercanos.

Aunque esta es una cifra alarmante, de acuerdo con el exsecretario de Seguridad, Daniel Mejía, “la edad de iniciación en el consumo de drogas ha venido cayendo”.

“Hace 30 años estaba por encima de los 20 años y hoy está llegando a los 14 años. Esta es una edad muy temprana y en donde el daño que hace el consumo de sustancias psicoactivas sobre la formación del cerebro y sobre múltiples otros indicadores de salud de las personas es más grave. Con la marihuana, por ejemplo, ya está muy comprobado que el consumo, antes de que se termine de desarrollar la corteza prefrontal del cerebro, afecta mucho más que a las personas que comienzan a consumir después de los 21 años, cuando ya se ha terminado de formar esa parte del cerebro”, comenzó por advertir a EL NUEVO SIGLO el exsecretario Mejía.

Pero más allá de las secuelas fisiológicas, hay otros dos aspectos que se deben tener en cuenta: de acuerdo con el experto, comenzar tan a temprana edad a hacer uso de drogas, intravenosas o no, aumenta el riesgo de caer en un patrón de dependencia mucho más elevado que en las personas adultas que toman la decisión de consumir sustancias psicoactivas.

“A pesar de que hay personas que abogamos por una política más liberal en cuanto al consumo de drogas, esto es un llamado a que las autoridades de salud implementen medidas para retrasar, tanto como sea posible, la edad de iniciación y promover políticas de información para que los jóvenes sepan qué riesgos corren”, añadió el experto Mejía.

Y el otro riesgo que trae consigo la inyección está asociado a las infecciones y enfermedades que se pueden transmitir a través de las jeringas, por inyectarse drogas como la heroína, lo que lleva a un segundo punto de análisis.



Patrones de riesgo por las jeringas

Dentro de la encuesta, de acuerdo con los comportamientos de riesgo en la inyección de drogas por ciudad, se determinó que el 54,7% de las personas que se inyectan en Bogotá usan siempre jeringas estériles, el 26,3% casi siempre usa jeringas nuevas y el 18,8% lo hace ocasionalmente.

Vale referir que más de la mitad de los encuestados indicó, como razón para no usar siempre jeringas estériles, que “no tenía sus propias jeringas para inyectarse”. El 23,5% indicó que “las jeringas son costosas”, y un 11,1% dijo que “son difíciles de conseguir”.

Para el 88,4% de los consumidores la fuente de acceso ha sido a través de farmacias, el 18,3% las ha conseguido a través de programas de reducción de daños, un 12% las adquirió de sus amigos y el 9,3% a través de otros usuarios.

No obstante, el 34,4% de los encuestados indicó que en las farmacias le han negado la venta de jeringas nuevas y el 19,8% dijo que la policía u otra autoridad le han decomisado el equipo de inyección.

Y por último, si bien el 67,4% de los encuestados dijo no haber compartido jeringas con nadie en los últimos seis meses, el 28,4% lo ha hecho con una o dos personas y un porcentaje marginal con tres o más personas.

“En países como Suiza, Holanda y casi todos los países europeos tienen programas de intercambio de jeringas para que las personas adictas, sobre todo a la heroína, tengan políticas de reducción de daños que básicamente lo que dicen es: ‘Si van a consumir heroína, por lo menos háganlo con jeringas nuevas y limpias’. Mientras se busca a toda costa llevar el consumo a cero, que cause el menor daño posible. Acá tenemos muy poco de eso. Algunos gobiernos locales como el de Pereira lo han intentado pero falta mucho”, añadió el exsecretario Mejía, quien concluyó lo siguiente:

“No hay que tenerle miedo a implementar programas de reducción de daños. Eso no significa renunciar a elaborar políticas de prevención para evitar el consumo de droga y para hacerlo menos costoso pero mientras tanto es importante llevar a cabo estas políticas”, finalizó.

Marihuana, la que más se consume  

Por último, en la ciudad capital las personas que se inyectan drogas han probado una gran variedad de las mismas, siendo la marihuana (96,7%) y la cocaína (91,3%) las dos sustancias más usadas antes de contemplar inyectarse.

De hecho, antes de la transición a la inyección, las sustancias de mayor uso en los últimos 30 días fueron la marihuana (90,7%), el alcohol (80,1%) y la cocaína (61,7%). Adicionalmente, este estudio también determinó que la marihuana y la cocaína son sustancias que se consumen de forma simultánea con la práctica de la inyección y ¡ojo! también son drogas de uso diario.

Más específicamente, el 65,9% de las personas que se inyectan fuman marihuana a diario; 43,4% fuman cigarrillo y varias veces por semana el porcentaje aumenta para cocaína, con 25,3%; éxtasis, con 22,9%; y ketamina, con 20,2%. Nuevamente la heroína se consume en baja proporción, con el 4,5%.