¿Hacia el divorcio político Arce y Morales? | El Nuevo Siglo
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Lunes, 16 de Mayo de 2022
Redacción internacional con AFP

EL ‘matrimonio político’ entre el presidente de Bolivia, el izquierdista Luis Arce y su mentor, el omnipresente exmandatario Evo Morales está en vía de romperse por constantes desavenencias que van desde las decisiones gubernamentales hasta la aún lejana contienda por la Casa Grande del Pueblo, así como por la inesperada irrupción de un tercero en esa relación de poder.

Desde hace 17 años, las riendas de Bolivia las ha sostenido el movimiento Al Socialismo (MAS), que fundado en 1997 por el entonces dirigente político aymará, Evo Morales, logró el poder menos de una década después con éste, quien logró dos reelecciones consecutivas y, en la tercera, ante evidencias de fraude se vio forzado a renunciar un año antes de cumplir el mandato y exiliarse en Argentina.

Pero Morales, el primer presidente indígena como orgullosamente lo ha reiterado en los últimos años, puso distancia física más no política con su país. Por ello, en el año que fungió como mandataria la hoy encarcelada Yanine Áñez, a quien como presidenta del Senado le correspondía dicho cargo cuando se suscitó la crisis d 2019 (la forzada renuncia de Evo) se encargó de buscar entre su entorno cercano al más indicado para retornar al poder “en cuerpo ajeno” y, por ende, al país.

Por cálculo político o ‘malicia indígena’ y cuando todos esperaban que el guiño para la candidatura presidencial lo iba a hacer a uno de sus más leales alfiles, David Choquenhuanca, quien fuera su canciller por una década, el poderoso exmandatario en el exilio eligió a Luis Arce, su eterno ministro de Hacienda y considerado el artífice de las reformas que llevaron al despegue económico de Bolivia durante los sucesivos gobiernos del izquierdista MAS.

Y para evitar descontentos en el oficialismo, esos dos nombres fueron la fórmula para las urnas, logrando una aplastante victoria, casi el doble frente a la carta de la derecha Carlos Mesa (55.1% vs. 26.3%, respectivamente). De ello hace 18 meses.

Pero con el facilitado retorno al país de Morales, en cumplimiento de lo acordado con el presidente Arce, las cosas han ido cambiado drásticamente y hoy el oficialismo boliviano está fracturado y no en dos sino en tres corrientes: la del exmandatario, la del presidente actual y la de su vice: Chonquenhuanca.

Analistas políticos consideran que han sido evidentes las pugnas por cuotas de poder, por decisiones gubernamentales y por las eventuales candidaturas para 2025 entre Arce y su mentor político, lo que ha sido aprovechado por el tercero en contienda (el vice).

En los últimos meses el gobierno de Arce ha recibido ácidas críticas de Morales y de otros dirigentes del Movimiento Al Socialismo (MAS), que lidera el exmandatario de 62 años.

Ambos hombres ya no aparecen juntos, a diferencia de lo que solían hacer al inicio del actual gobierno, en 2020. 

"Es una relación vidriosa que se ha ido quebrando, no del todo, pero que ha empezado a generar distancias evidentes", dijo a la AFP Daniel Valverde, profesor de Ciencias Políticas en la estatal Universidad Mayor Gabriel René Moreno.

Carlos Cordero, docente de Ciencias Políticas en la estatal Universidad Mayor de San Andrés, consideró a su vez que en el último tiempo la relación entre Morales y su delfín, un economista de 58 años, "se ha tensionado, se han dado señales de que hay criterios diferentes".

También Carlos Borth, un exparlamentario y analista político, estimó que las relaciones en la cúpula del oficialismo "han mostrado aristas y tensiones".

Arce, que fue ministro de Finanzas de Morales, ganó las elecciones de octubre de 2020 con el 55% de los votos, gozando del apoyo decidido del expresidente. Previamente Morales le había bajado el pulgar al precandidato y ahora vicepresidente David Choquehuanca.

El MAS se reponía entonces del duro revés sufrido un año antes, cuando una convulsión social condujo a la dimisión de Morales, un dirigente cocalero aymara que había llegado al poder en 2006.

Morales aspiraba a gobernar hasta 2025, pero la oposición denunció que hizo fraude en las elecciones, alentando una revuelta de gran magnitud.


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"Tres corrientes"

En el oficialismo han surgido divergencias públicas desde que Morales pidió a fines de 2021 el cambio de ministros, exigencia a la que se sumaron otros dirigentes del MAS. La solicitud no tuvo eco.

La detención en febrero del exjefe antidrogas Maximiliano Dávila, fuertemente criticado por Estados Unidos, que ofreció hasta cinco millones de dólares por informaciones que permitieran su condena, suscitó una nueva polémica. 

Morales insinuó entonces que la agencia antidrogas estadounidense, DEA, que él expulsó de Bolivia en 2008, estaría actuando nuevamente en el país y contando con algún tipo de cooperación gubernamental.

En abril pasado los sindicatos campesinos pro gubernamentales convocaron a Arce, Morales y Choquehuanca a un encuentro para limar asperezas. El único ausente en la reunión fue Morales, quien adujo que no recibió una invitación oficial.

Esas y otras escaramuzas han sido públicas.

"El verdadero trasfondo es la nominación presidencial" para los comicios de 2025, señala Carlos Cordero.

Aunque faltan más de tres años para los comicios, en el ambiente político se respira que tanto Morales como Arce aspiran a ser candidatos en 2025. Se especula que podrían llegar a enfrentarse en las urnas, si no superan sus diferencias.

Una encuesta publicada en abril por el diario Página Siete señala que a la pregunta de quién debería ser candidato por el MAS, el 17,3% se pronunció por Morales, 15,7% por el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, y 14% por Arce.

Empero, el líder del bloque oficialista en la Cámara de Diputados, Gualberto Arispe, dijo esta semana que Arce comunicó en una reunión interna que no tiene "ni una intención" de buscar la reelección.

"En el fondo lo que ocurre entre Arce y Morales es que hay una disputa por el control de las decisiones del gobierno y también por espacios dentro del gobierno", apuntó Daniel  Valverde, 

Para Carlos Borth, en el oficialismo existen "tres claras corrientes: la de Arce, la de Morales y la de Choquehuanca".

¿Cómo en Ecuador?

Borth cree que en Bolivia puede darse un caso similar al de Ecuador, donde una vez elegido presidente, en 2017, Lenín Moreno rompió con su mentor Rafael Correa (2007-2017), de quien fue vicepresidente.

Lo de Ecuador "de hecho se está repitiendo" en Bolivia con las particularidades de cada país, asegura.

Valverde afirma que el caso ecuatoriano es particular, pues hubo un viraje ideológico de Moreno desde la izquierda a la derecha.

Cordero ve a por su lado prematuro suponer qué puede suceder en los comicios de 2025, pues estima que los líderes del oficialismo "van a tratar de evitar esos errores y dividirse".

Álvaro García Linera, exvicepresidente de Morales, llamó en marzo a evitar "una fragmentación popular" en los próximos comicios.

En lo único que han coincidido en las últimas semanas el presidente Arce y el exmandatario Morales es en sus críticas a Estados Unidos por la exclusión de algunos países a la Cumbre de las Américas porque no los considera democráticos.

Así, y en línea con lo expresado por su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador (Amlo), el también izquierdista Luis Arce amenazó con no asistir a este evento que se realizará del 6 al 10 del próximo mes en Los Ángeles.

"Reafirmo que una Cumbre de las Américas que excluye a países americanos no será una Cumbre de las Américas plena, y de persistir la exclusión de pueblos hermanos, no participaré de la misma", afirmó el gobernante hace pocos días, al tiempo que acotó que Bolivia "cimienta sus relaciones internacionales en la diplomacia de los pueblos, con inclusión, solidaridad, complementariedad, respeto a la soberanía, autodeterminación y construcción colectiva de la cultura del diálogo y la paz".