Una de las noticias más destacadas el año pasado en el bajo mundo de las mafias fue la incautación de 23 toneladas de cocaína en Hamburgo y Amberes. Esa cantidad de droga descubierta en los contenedores de los puertos alemán y belga es la mayor que recuerda la historia europea y además era procedente de América Latina, específicamente de Paraguay.

Ese cargamento contaba con un valor aproximado de US$4 mil millones, lo que equivale a cuatro veces el presupuesto general de gastos de educación del Paraguay, a cerca de un tercio del presupuesto general de gastos de este país y casi al monto de exportación del principal producto agrícola de la nación guaraní, que es la soja.

Así lo cuenta el jurista y exconstituyente paraguayo Benjamín Fernández, autor de más de 15 libros, quien conversó desde Asunción con EL NUEVO SIGLO sobre las teorías que se manejan en torno al homicidio del fiscal Marcelo Pecci mientras disfrutaba su luna de miel en Cartagena.  

Fernández aseguró que esa cantidad enorme de droga incautada no fue investigada por la Fiscalía paraguaya como debió hacerlo y “en lo que va de este año se intervinieron y allanaron un montón de propiedades y lugares de la mano de la DEA, de Europol y de la policía uruguaya”.

En cuanto a por qué la policía uruguaya resultó involucrada en este caso, Fernández explicó que Uruguay está viviendo en la actualidad una etapa de muertes por narcotráfico que no tenía memoria.  “Eso porque hay una conexión en la ruta que viene de Colombia, Bolivia, Paraguay y desde aquí a los puertos de Buenos Aires y Montevideo en ruta hacia Europa. Estamos viendo una transnacionalización enorme del negocio de drogas, y Pecci estuvo metido en esa investigación”.

En cuanto a la Fiscalía paraguaya, el jurista aseguró que esta no era muy propensa a ir tras los peces gordos y ha tenido que hacer la tarea de seguir la pista de algunos grupos que estaban conectados con Colombia. “Aparece en toda esta investigación una Iglesia del Avivamiento que tiene una sede en una localidad paraguaya, en donde se habían encontrado contactos del pastor con colombianos que venían con frecuencia, aparentemente no solo para predicar las buenas nuevas de la fe, sino para entrar en el negocio de las drogas. Esta familia que manejaba la iglesia fue afectada por el operativo que estuvo liderado por el fiscal Pecci”.

El jurista recuerda que “esa fue la primera vez que en el Paraguay se hizo un operativo de ese tamaño que golpeó fuertemente a lo que nosotros podríamos denominar los narcos de mediopelo, aún no eran los grandes, porque un volumen de 23 toneladas debió haber tocado a muchas más esferas que no eran estos sectores”.

Deja claro el jurista que aún se estudia qué conexiones hay entre los colombianos y el narcotráfico paraguayo, pero sobre todo Fernández se pregunta, "¿de qué manera este crimen es un mensaje a la Fiscalía de ‘vamos a matar al más o menos sano entre ustedes para recordarles que no deberían apartarse de las buenas relaciones que hemos venido teniendo con ustedes’?".    

Segunda hipótesis

Paraguay ha sido punto de atención internacional porque en la triple frontera con Argentina y Brasil, cerca a las cataratas de Iguazú, opera una comunidad árabe muy rica en términos económicos y, según afirma Fernández, estos grupos tendrían contacto con el Hezbollah, la organización terrorista con sede en Líbano y parte de Siria.

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“La línea es que este fiscal Pecci capturó a dos lavadores de dinero, uno de ellos acusado de lavar US$1.600 millones y que espera una extradición a Estados Unidos, y creen que estos sectores que fueron golpeados y que tienen una gran capacidad operativa a nivel global podrían también estar detrás del asesinato de Pecci, debido a que el fiscal era quien había detenido a uno de ellos”, explicó el exconstituyente paraguayo.   

La luna de miel en Cartagena

Teniendo en cuenta que para Fernández la primera hipótesis tiene más peso, él se cuestiona ¿por qué el fiscal pasó su luna de miel en Colombia?: “Me parece bastante extraña y sospechosa esa visita a Colombia en esas condiciones, pero creo que la Fiscalía paraguaya nunca creyó que podría haber terminado con uno de ellos en una operación de este calibre".

“Si el fiscal había estado al frente de la operación y había una conexión colombiana muy clara con varios de los que fueron detenidos, y muchos de ellos prófugos, es lógico suponer que Cartagena no era un sitio muy apropiado para pasar la luna de miel y menos en el momento que Colombia estaba pasando con todo lo del ‘Clan del Golfo’ y la extradición de 'Otoniel'. A mí me parece que el fiscal Pecci subestimó el lugar y el momento”, sostiene el jurista.

Igualmente asegura que le llama la atención la cantidad de información acerca del lugar donde se encontraban que pasó la esposa de él en plena luna miel; teniendo en cuenta que ella es periodista “tendría que haber sabido con quién estaba casada y que la información que podría dar acerca del lugar donde estaba, no era muy apropiada para su marido”.

Asegura que en cuanto a los autores, le llamó la atención una declaración en la que dijeron que el que mató al fiscal era un venezolano o alguien con acento caribeño.

También fue muy llamativo para Fernández escuchar una versión acerca de que la orden de matar a Pecci habría salido de alguien muy cercano a él mismo. “Eso generó una serie de cuestiones acerca de quién podría ser, a quién le contó que iba para ese sitio, y cosas parecidas”, aseguró.

“Lo que estamos viendo es que al menos hay una voluntad colombiana por el volumen de dinero que colocaron para alguien que dé información, US$500 mil es una cantidad importante de recursos, lo que demuestra que para Colombia este es un caso grande”, destaca.

Sin embargo, el jurista dice que percibe que no quieren comprometer a nadie dentro de Colombia y menos en una coyuntura como la actual, “donde se pasa por una situación crítica con lo sucedido con lo del Cartel del Golfo, la extradición de 'Otoniel', con las elecciones que están a la vuelta. Yo creo que muchas de esas cosas también están en el trasfondo de esta investigación”.