Castillo en ojo del huracán | El Nuevo Siglo
Viernes, 13 de Mayo de 2022

* La crítica inestabilidad peruana

* Gobierno de izquierda tambalea

 

La confusión e inestabilidad se están convirtiendo en la marca permanente del gobierno del presidente de Perú, Pedro Castillo, que cada día se ve envuelto en diversos escándalos y controversias de diversa índole, lo que lo obliga a pasar más tiempo desmintiendo y explicando los enredos propios o de sus colaboradores, que activando su gestión. La situación ha llegado a tal punto que hasta sus propios seguidores ya advierten un peligroso clima de improvisación y falta de norte.

El diagnóstico en las toldas de la oposición es más drástico. Sus contradictores señalan que desde que salió elegido Castillo se han ventilado reuniones y diligencias pocos claras tanto suyas como de su entorno, algunas de las cuales se han dado con personas y empresas salpicadas en casos de corrupción, en especial en el ramo de las obras publicas. También se señala al Ejecutivo de contactos frecuentes con agrupaciones políticas vinculadas a la extrema izquierda que otrora apoyaron acciones de terror en el país. Incluso, algunas acusaciones recaen en familiares del propio mandatario por, presuntamente, tratar de manipular los negocios públicos.

Pese al corto tiempo del gobierno de izquierda, ya hay, además, varios exfuncionarios suyos huyendo de la justicia y algunos en prisión. Por ejemplo, el empresario Héctor Ventura, detenido por supuestamente estar involucrado en varios negociados que se manejaron a la sombra del gobernante, se reunió en prisión con varios parlamentarios para destapar sus entuertos con el Presidente. Incluso denunció que por intermedio de un agente del ministro de Justicia, José Felix Cherro, lo amenazaron para que guardara silencio. El titular de esa cartera negó los cargos pero la prensa señala a uno de sus colaboradores de propagar amenazas contra el empresario detenido. La prensa recuerda que Ventura presidió un equipo especial de personas de las altas finanzas y la política que se movilizó para sacar adelante la campaña de Castillo.

El Jefe de Estado, es preciso reconocerlo, se esfuerza por limpiar su imagen, aunque sin mucho éxito, y prueba de ello es que su desfavorabilidad ya supera el 70 por ciento. A la par de ello el clima de insatisfacción social aumenta, en tanto la inflación sigue disparada y el aparato productivo no despega en la pospandemia. Pese a la fuga de capitales y el clima de incertidumbre financiera derivado de la inestabilidad y escándalos del gobierno, por ahora la economía se mantiene en relativa estabilidad pero con nubarrones graves como el aumento de la pobreza, que cifran en un 27 por ciento y más.

Las polémicas se continúan acumulando día tras día. Ya hay una denuncia en contra de Castillo por el supuesto plagio de su tesis de grado, lo que él niega. La huida de dos de sus sobrinos inmersos en eventual lavado de divisas, junto al caso del exsecretario de la Presidencia, al que le encontraron un guardado en dólares en el baño de su despacho, ha dejado muy mal parada a la cúpula oficial. Es más, la esposa del presidente, Lilia Paredes, debió presentarse a declarar en una causa de lavado de activos contra exfuncionarios del gobierno… Ella también dijo ante la prensa no estar involucrada en los ilícitos, pero guardó silencio frente a las autoridades judiciales que la interrogaron.

Y hay más: se investiga a una mafia que al parecer intrigaba para orientar los contratos de obras públicas y favorecer a personajes cercanos a la familia presidencial. El contrato corresponde al sonado lio del Puente Tarata III, entuerto por el cual debió renunciar al ministro de Obras, Juan Silva, que involucra a su vez elementos cercanos al gobernante y a dos de sus sobrinos. Todos estos eventos judiciales se dan antes de que Castillo deba acudir a responder los interrogantes de la justicia sobre presuntas comisiones non sanctas y un caso del lavado de activos… 

En el plano político, la situación es cada vez más crítica. Aunque Castillo ha logrado superar por escaso margen dos procesos parlamentarios para sacarlo del cargo, la situación se le complicó esta semana. Ya se habla de que en los próximos días serán citados al Congreso varios de los exfuncionarios y otros actuales con el fin de profundizar sobre la responsabilidad en los escándalos de corrupción. El mandatario confiaba en que su coalición lo mantuviera a salvo pero días atrás diez de los parlamentarios de su bloque le retiraron su apoyo. Esta fisura en su partido Perú Libre se interpreta como un pésimo augurio sobre el futuro del gobierno, más aún si se continúa abriendo la ‘caja de Pandora’ del entramado de negociados al más alto nivel.

La cuestión es de tal magnitud, que ya se asoma en el horizonte la posibilidad de que, como ocurrió con sus cinco antecesores, Castillo salga de la presidencia, termine enjuiciado y expulsado del Palacio Pizarro en Lima.