Se tensiona ajedrez geopolítico | El Nuevo Siglo
Jueves, 12 de Mayo de 2022

* La entrada de Finlandia y Suecia a OTAN

* Rusia no se quedará de simple espectadora

 

A diez días de cumplirse tres meses del inicio de la invasión rusa a Ucrania, el ajedrez geopolítico, innegable trasfondo de la agresión militar de Moscú, comenzó a moverse de forma más definitiva.

Siendo evidente desde el comienzo de las hostilidades que para el gobierno Putin el principal motivo era presionar a Kiev para que desistiera de su intención de ingresar a la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) -lo cual logró en parte en medio de unas negociaciones que hoy se encuentran paralizadas-, es claro que las decisiones, ayer, de Finlandia y, la próxima semana, de Suecia en torno a postularse para ingresar al principal bloque militar y defensa estratégica del mundo occidental, implican un grave revés para el Kremlin, al tiempo que alejan la posibilidad de que el conflicto armado cese prontamente.

Por el contrario, es previsible que la intensidad de la guerra aumente, sobre todo para impulsar la anexión a Rusia de varias provincias ucranianas clave, e incluso no está descartado que Putin decida avanzar incluso sobre la región de Transnistria, en Moldavia. Y a todo ello debe sumarse el riesgo siempre latente en materia de despliegue, así sea en tono disuasivo, de arsenal nuclear.

Visto todo ello, se entiende por qué la primera reacción de Rusia al anuncio de Finlandia, con la que comparte más de 1.300 kilómetros de frontera, fue la de advertir que el ingreso de esa nación a la OTAN - principal instancia de asociación militar entre América del Norte y Europa- es una amenaza para Moscú. No hay que olvidar que un siglo atrás el país nórdico era provincia rusa, incluso con guerras e invasiones de por medio.

En el otro lado del tablero geopolítico, la reacción fue diametralmente opuesta: el responsable de la OTAN acelerará los trámites para la entrada de los nuevos socios nórdicos, Estados Unidos celebró la ampliación de la alianza trasatlántica y varias naciones europeas que hacen parte de los 30 miembros del bloque anunciaron que sus parlamentos darán el visto bueno rápidamente.

De esta forma, el pulso entre Moscú y la OTAN -que se ha abstenido de intervenir directa y militarmente en Ucrania- lejos de disminuir, ahora aumentará. Resulta incluso paradójico que si bien Ucrania había descartado, en medio de la guerra, su postulación a la Alianza, ahora dos países que desde mediados del siglo pasado, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, mantenían una especie de neutralidad forzada que separaba territorialmente al entonces bloque soviético del occidental, pidan entrar a la alianza de defensa estratégica trasatlántica, impactando todo el ajedrez geopolítico en la tercera década del siglo XXI. Moscú, es obvio, tratará de forzar un retorno al estatus quo o, en una apuesta aún más preocupante, aumentará su presión militar en otros territorios en busca de equilibrar la correlación de fuerzas estratégicas con Occidente.

Sí, Finlandia y Suecia tienen ejércitos y arsenales que no representan una amenaza para el potencial ruso, pero la base fundacional de la OTAN es que un ataque a uno de sus 30 miembros (entre los cuales hay países de la antigua esfera soviética) se entiende como un ataque a todo el bloque y, por lo tanto, se activa de inmediato un mandato de defensa mutua. Así las cosas, si la intención de Moscú en marzo 24, cuando invadió Ucrania, era alejar a Occidente de sus fronteras, logró todo lo contrario, algo impensable antes del comienzo de esa acción militar. De hecho, resulta muy indicativo que, precisamente antes de sus postulaciones, los gobiernos finlandés y sueco hayan firmado sendas declaraciones de “protección mutua” con el Reino Unido. 

¿Y ahora qué pasará? Hay múltiples hipótesis sobre la mesa pero no hay claridad sobre las nuevas movidas en el ajedrez. Los próximos días serán claves. La OTAN debe esperar a que Finlandia y Suecia oficialicen sus candidaturas e iniciar el respectivo proceso de ingreso, que tardaría meses. Putin no se quedará de simple espectador y seguramente maniobrará en lo político, lo militar y en materia de presión vía suministro petrolero y gasífero. Es claro que está perdiendo terreno clave en las regiones ártica, báltica y nórdica.

En el entretanto, esta semana se reunirá el Consejo de Seguridad y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU así como el G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido). En estos escenarios, la guerra y sus consecuencias, serán el tema central. Y en todos ellos, la incógnita será la misma: ¿Qué hará Putin?