Colombia - África: ¿se fortalecerá esta relación multifacética? | El Nuevo Siglo
Cortesía
Jueves, 11 de Mayo de 2023
Redacción Política

DESDE HACE YA UN TIEMPO fortalecer las relaciones políticas, diplomáticas, económicas, sociales e institucionales con África ha sido una de las prioridades de la estrategia internacional de Colombia, sobre todo en lo corrido de este siglo. Una tarea en la que se han dado pasos importantes, pero que es dable profundizar.

A raíz de la gira que emprendió ayer una delegación nacional, encabezada por la vicepresidenta Francia Márquez, por Sudáfrica, Kenia y Etiopía, es indispensable primero saber que no se arranca de cero en el desarrollo estructural de relaciones entre Colombia y el conglomerado de naciones africanas, cuyo protagonismo en materia geopolítica, económica y ambiental es ciertamente cada vez mayor en el planeta.

Aunque el Gobierno sostiene que esta gira, que incluye una delegación alrededor de 60 personas, con varios viceministros, congresistas de minorías afrodescendientes, empresarios y líderes sociales, es la visita oficial al continente africano con la agenda más ambiciosa en 26 años, lo cierto es que Colombia tiene en los últimos lustros un importante historial de acercamientos.

No en vano, por ejemplo, el comercio con África ha venido creciendo de forma superlativa en esta década. Según el DANE, las exportaciones a ese continente crecieron 158 % de 2021 a 2022, llegando a un poco más de 1.000 millones de dólares el año pasado.

Costa de Marfil, Egipto, Marruecos, Sudáfrica, Gabón, Nigeria, Libia, Senegal, Angola y República del Congo fueron los principales mercados. Derivados del petróleo, bovinos en pie y carbón son los más demandados, pero crecen los productos farmacéuticos, metalmecánicos, de panadería, así como plantas y semillas, aceites comestibles y café. Los departamentos de Bolívar, Valle, los Santanderes, Atlántico, La Guajira, Antioquia y Boyacá son los principales orígenes territoriales de esas mercancías despachadas por alrededor de 300 empresas.

Obviamente, de una parte, podría deducirse que el monto general es un porcentaje bajo frente a los 57.115 millones de dólares vendidos el año pasado por Colombia a todo el mundo (dentro de lo cual solo unos pocos países siguen siendo los principales destinos), y lo mismo podría decirse frente al número total de empresas exportadoras colombianas. Pero, de otra parte, los evidentes avances en relación con el continente africano se han dado a partir de un esfuerzo empresarial demostrable y una política dirigida por la Cancillería en el propósito de afianzar esos lazos. En efecto, lo logrado hasta ahora es un resultado importante frente a lo que hace apenas unos lustros podía considerarse como inexistente.

Por desgracia, el arranque de este 2023 ha representado un retroceso en ese objetivo, ya que Analdex, el gremio de los exportadores, alertó días atrás que en el primer bimestre se registró un retroceso de 71 % en las ventas a esa región, sobre todo por la baja en el envío de bovinos. No obstante, hace poco el grupo Nutresa cerró un acuerdo con uno de los principales grupos económicos de Kenia y comenzará a exportar mercancías.

Abrir y consolidar mercados en ese continente es clave, toda vez que, de acuerdo con las autoridades colombianas, es el de mayor potencial de crecimiento económico a corto plazo, al punto que se calcula que su población se duplicará hacia 2050. De igual manera, la llamada “Área Continental Africana de Libre Comercio” es la mayor zona de este tipo en el planeta, ya que integra a 54 países y tiene previsto en los próximos cinco años eliminar el 90 % de los aranceles sobre las exportaciones.

Larga data

Como puede desprenderse, el relacionamiento de Colombia con África ha sido con los países de mayor peso económico en la región. Con la parte norte nuestro país ha mantenido nexos políticos y económicos importantes, sobre todo con Egipto, Argelia y Marruecos, cuyas economías son fuertes por los ingresos petroleros y turísticos. En el cono sur, la prioridad ha sido Sudáfrica, tanto en cuanto (con Egipto) hace parte de los llamados países CIVETS, conjunto al que pertenecemos, además de Indonesia, Vietnam y Turquía

Hoy las principales representaciones diplomáticas colombianas están en Rabat (Marruecos), Argel (Argelia), El Cairo (Egipto), Pretoria (Sudáfrica), Acra (Ghana), y Nairobi (Kenia). Muchas naciones del África subsahariana, donde hay otro tipo de desarrollo, no tienen embajada de nuestro país.

Este Gobierno, dentro de su estrategia “África 2022 - 2026”, incluida en el recientemente aprobado Plan Nacional de Desarrollo, tiene previsto abrir una embajada en Adís Abeba (Etiopía), sede de la Unión Africana.

Por su parte, desde hace ya varios años el tema del cambio climático ha sido clave en el relacionamiento colombiano con África. No hay que olvidar que en Nairobi están las sedes de las principales agencias de la ONU dedicadas al combate al calentamiento global y la regulación de asentamientos humanos (Pnuma y ONU Hábitat).

De hecho, este continente albergó a finales del año pasado la COP27 (Egipto) y las conferencias en Kenia fueron clave para la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de los que Colombia fue principal impulsor. En no pocas ocasiones Etiopía ha sido un aliado crucial.

Por otro lado, Bogotá ha logrado avanzar la presencia en otras instancias del llamado “continente del futuro”. De hecho, desde 2008, Colombia es miembro observador de la Unión Africana. Asimismo, también tiene la calidad de país observador en la Liga de Estados Árabes desde julio de 2009. En ambos escenarios el objetivo es avanzar estrategias para identificar oportunidades de relacionamiento político, económico y cultural de Colombia con los Estados de la región.



De igual manera, Colombia ha participado en el Foro de cooperación América del Sur - África (ASA), cuyo principal objetivo es tender puentes institucionales de entendimiento interregional dirigidos a implementar líneas de cooperación sur - sur en diversas áreas. También ha asistido a las Cumbres América del Sur - Países Árabes.

Expectativas

En ese sentido, Colombia debe afianzar su política de integración con África, sobre todo ahora que Brasil y otros países latinoamericanos han tomado ventaja al respecto.

Por ejemplo, el potencial de nuestro país en materia de producción de alimentos, tanto en su materia prima como en procesados y valor agregado, resulta un flanco fuerte a potenciar con relación al mercado africano. Más aún a medida que la Unión Europea aumenta las medidas proteccionistas o las condiciones cada vez más estrictas a las importaciones de productos, bienes y servicios extracomunitarios.

De la misma forma, América Latina y África pueden avanzar en la óptica de las alianzas multinacionales sur –

sur. La idea es configurar un bloque fuerte para asuntos urgentes en la tercera década del siglo XXI, como concretar la cada vez más incierta financiación por parte de las potencias (un promedio de 100 mil millones de dólares anuales) a las políticas de desarrollo sostenible y combate al cambio climático, sobre lo cual se ha insistido desde nuestro país de tiempo atrás.

En tanto, mientras que para algunos Colombia puede aprender de experiencias de procesos de paz como los de Sudáfrica, Liberia, Somalia, Eritrea, Burundi, Uganda, Ruanda y Angola, otros analistas consideran que, a la hora de la verdad, son realidades de conflicto muy distintas, difícilmente equiparables en sus causas, consecuencias y vías de superación.

En otra dimensión, más bien concerniente a la estructura burocrática, algunos internacionalistas colombianos señalan que, con miras a una mayor integración con este continente, se podría dividir, en la Cancillería, la Dirección de Asia, África y Oceanía.

En este orden de ideas, y por todo lo anterior, esta gira vicepresidencial es un paso más en un largo proceso en que Colombia paulatinamente ha ido dimensionando la importancia política, económica, social e institucional de África. Los anteriores gobiernos (y ahora el actual) han implementado estrategias en ese sentido, pasando poco a poco de la esfera teórica a la práctica.

Cada vez es más claro que entre nuestro país y varias de las principales naciones africanas hay simetrías, no solo en cuanto a la gran riqueza cultural, sino en materia de innovación, competitividad, desarrollo sostenible y objetivos multilaterales. Todo un potencial que en este viaje se debe seguir explorando, ojalá dentro de una agenda efectiva a la vez que protocolaria.