Se ha dicho que con el eslogan “poca política y mucha administración” Porfirio Díaz quiso sintetizar la orientación de su régimen autoritario en México, 1876 a 1910. Por eso decía: “la política la ejerzo yo y por ello debe haber poca. La administración la realiza mi administración y por ello debe haber mucha. Todo parte de mí y regresa a mí.”

En 1901, el General Rafael Reyes participó en una conferencia internacional en ciudad de México como delegado de Colombia y creemos que fue en esa visita, inspirado en el gobierno de Porfirio Díaz, de donde Reyes toma la consigna  de “menos política y más administración,” que fue la divisa de su sexenio que luego terminó en quinquenio. Recordemos que Reyes fue elegido presidente en 1904 para reconstruir un país devastado por la Guerra de Los Mil Días que destruyó el incipiente sector productivo de Colombia.

Con ese lema el hombre del quinquenio buscó despolitizar el proyecto modernizador de su administración con la construcción de ferrocarriles, la profesionalización del ejército, la introducción de la industria del banano, entre otras iniciativas. Luego revocó el Congreso, eliminó la vicepresidencia y convocó una Constituyente; en 1905 se presentó el atentado de Barro Colorado. Estos episodios le crearon sin duda un fuerte movimiento de oposición que terminó por debilitar su gobierno, lo que lo obligó a renunciar en 1909.

Ese eslogan o lema resulta muy oportuno para la actual coyuntura que estamos atravesando, no el autoritarismo de los regímenes de Porfirio Díaz y de Rafael Reyes. Las circunstancias que vive el país por obra de la pandemia del coronavirus va a producir una fuerte caída en el PIB y un nivel alto de desaceleración de la economía, que van a afectar de manera sensible el desarrollo del país. Guardadas las proporciones, vamos a vivir una etapa parecida a la que vino después del enfrentamiento fraticida de La guerra de los tres años; otros dicen que a la crisis mundial de 1929, en el siglo XX.

De acuerdo con este diagnóstico preocupante es necesario hacer un alto en el camino de la controversia política estéril para hacer frente a los efectos de la pandemia, que pueden ser devastadores. Hay que sumar energías positivas evitando las agresiones y los enfrentamientos personales para sacar el país adelante. Se ha dicho que se pueden estar perdiendo 20 años en la lucha contra la pobreza.

Por eso nos parece sensata la propuesta de Carlos Fernando Galán en el sentido de que haya una “tregua de cien días” entre los dirigentes políticos; plantea que “todos nos comprometamos a cambiar en la forma de aportar y a estar en el mayor grado de alineación política. Los gobiernos están lidiando con esta situación como mejor pueden….no creemos que ningún alcalde, gobernador, ni el Presidente de la República quiera fracasar o entienda por éxito dejar morir a su gente. Que se deje de lado el juego sucio, las noticias falsas, las peleas sin relevancia para enfocarse en lo más importante que es hacerle frente a este virus que desafía la humanidad.”