“Cajas mágicas”, el escenario virtual del teatro en miniatura | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 8 de Abril de 2020

Relatos contados  a través de pequeños mundos es otra de las posibilidades virtuales para que los colombianos disfruten de las buenas historias del arte durante la cuarentena a través de las “Cajas mágicas” o “Teatro Lambe Lambe”, una iniciativa de “Idartes se muda a tu casa”.

Estas historias, que fueron creadas por más de 10 artistas que participaron en un laboratorio de teatro en miniatura, con la guía de la realizadora Omayra Martínez, se podrán conocer a partir de esta semana por medio de las redes sociales del Teatro El Parque y en el portal web de Idartes.

Las Cajas Mágicas ofrecen al público un micro universo dentro de una caja, acompañado de animaciones, audio, escenografía y personajes. Los relatos son concretos, no duran más de cinco minutos y son presentados a una sola persona por función, cuando están en su formato tradicional.

En este formato virtual, los espectadores no pondrán su rostro dentro de una caja, sino al frente de sus dispositivos electrónicos, para conocer lo que sucede en estos pequeños mundos.

Desde hadas hasta ganchos de colgar protagonizan estas cortas historias, para todos los gustos y audiencias. La primera historia se titula “La leyenda del espantapájaros”, una obra de Diego del Castillo, de un espantajo que quiere ser amigo de los pájaros y, cuando por fin se hace amigo de uno de ellos, otros toman decisiones para interponerse en esa amistad.

Según Martínez, en Latinoamérica el Teatro Lambe-Lambe se creó en 1989 con dos maestras de escuela brasileñas: Ismine Lima y Denise Dos Santos. Las docentes tenían la idea de explicarle a sus estudiantes cómo sucedía un parto, pero no sabían cómo hacerlo. En principio, intentaron con un títere, pero la imagen era muy fuerte, muy grotesca, afirma Martínez.

Un día, buscando entre las herramientas que tenían en su taller, se encontraron con una caja de un fotógrafo ambulante, que fue creada a inicios de 1900. A aquellos se les denominaba fotógrafos Lambe-Lambe, porque literalmente lamían la foto para saber si estaba lista o no, de acuerdo con la alcalinidad de esta.

Así fue como las docentes encontraron la forma perfecta para la explicación a sus estudiantes y de allí, viene el nombre de esta técnica teatral.