Cautela ante repunte petrolero | El Nuevo Siglo
Domingo, 14 de Abril de 2019
  • Mercado de hidrocarburos es muy volátil
  • Colombia no debe hacer cuentas alegres

 

 

Así suene paradójico, si hay algo seguro en el mercado petrolero es su volatilidad. A lo largo de las décadas ha quedado demostrado que la oferta y demanda de los hidrocarburos está sujeta a múltiples factores que hacen riesgoso proyectar panoramas de mediano o -más aún- de largo plazos. Incluso, en aquellos momentos en donde la producción y compra del crudo se puede encuadrar dentro de un escenario de estabilidad, inesperadas circunstancias geopolíticas, fenómenos naturales, brotes bélicos y hasta explosiones sociales en tal o cual país clave para la explotación, refinación o consumo de petróleo y sus derivados introducen de inmediato un elemento de incertidumbre que puede disparar o bajar los precios en cuestión de días.

Ese marco es el que no se puede perder de vista precisamente en estos momentos cuando se están lanzando las campanas al vuelo por la recuperación del precio del crudo en los mercados internacionales, llegando a valores que no se veían hace más de cinco meses. El viernes pasado el barril de Brent del mar del Norte, que se cotiza en Londres, cerró en 71,55 dólares, en tanto que el barril de WTI, que se negocia en Nueva York, culminó la semana en 63,89 dólares.

Los expertos en el mercado petrolero sostienen que el repunte se puede explicar por varias causas, algunas estructurales y otras coyunturales. Entre las primeras están los efectos del pacto que suscribieron meses atrás los países de la OPEP -y que incluye también a otras naciones que no hacen parte de ese club- con el fin de limitar la oferta de hidrocarburos en un porcentaje determinado para forzar un alza en la cotización. Un recorte que se acentuó en marzo debido a que la producción venezolana sufrió un nuevo retroceso histórico, al caer en un solo mes en casi 300 mil barriles diarios, quedando apenas en 732 mil barriles. Mientras que el régimen chavista culpó a las sanciones internacionales contra sus exportaciones y operaciones en el exterior, los expertos señalaron como responsables el agravamiento de la crisis en la estatal Pdvsa y hasta los extendidos apagones en ese país. Pero también hay hechos sobrevinientes, como el creciente riesgo de un conflicto militar en Libia. A ello se suma el último informe de la Agencia Internacional de Energía previendo un aumento, leve pero sostenido, en la demanda de hidrocarburos y hasta el fracaso del presidente estadounidense Donald Trump en su cruzada para que la OPEP no siga recortando su producción, contrario a lo que hace esa potencia.

Algunas de esas causas estructurales y coyunturales podrían cambiar en el corto lapso y, por ende, variar la tendencia alcista de los precios petroleros. Por ejemplo, el acuerdo en el cartel mundial de productores -que dicho sea de paso apenas si controla una tercera parte de la oferta- va hasta junio y no se sabe si será prorrogado. Con el tema venezolano todo es incierto, sobre todo porque el régimen dictatorial está cada vez más aislado y no se sabe si podrá mantenerse en el poder por más tiempo ante las mayores presiones internas y externas. En cuanto al alto o bajo nivel de riesgo de una conflagración militar en Libia, la situación es muy confusa en ese convulsionado país del norte de África, haciendo aventurada cualquier previsión…

Visto todo ello, lo más aconsejable para Colombia es la cautela. Aunque suele decirse con mucha facilidad que cada dólar que suba el precio del petróleo en el exterior significa ingresos adicionales para el país por 400 mil millones de pesos, ese cálculo no parece tan exacto ni automático. Es claro que el presupuesto general para este año y el próximo, así como el mismo Marco Fiscal de Mediano Plazo se hicieron con base en un precio promedio del barril de 65 dólares, por lo que cualquier valor superior representa un alivio en el corto plazo a las ya de por sí deficitarias finanzas estatales, urgidas de mayores ingresos luego del drástico recorte en el Congreso a las expectativas de recaudo con la “Ley de financiamiento” aprobada en diciembre pasado. Incluso, pese a la ofensiva terrorista del Eln durante el primer trimestre contra la infraestructura petrolera, a marzo la producción diaria de barriles se acercó a los 900 mil, lo que sin duda constituye una buena noticia, más allá del hecho anecdótico de que por primera vez se superó a Venezuela en este aspecto.

Por ahora hay que confiar en que los precios se mantengan altos el mayor tiempo posible. Los cálculos más optimistas señalan que este segundo trimestre mantendrá esa tendencia, pero otras proyecciones son más cautelosas. Habrá, entonces, que ir día a día, calculadora en mano, pero sin hacer cuentas alegres.