Las leyes no nos dan la libertad (I) | El Nuevo Siglo
Viernes, 16 de Abril de 2021

Alguien nos sentenció, alguna vez, que las “armas nos dieron la independencia y que las leyes nos darían la libertad” pero, hoy, ni lo uno ni lo otro. Desde la batalla del Puente de Boyacá no hemos tenido un día de independencia o de orden, todo lo contrario. De aquí que quiero aclarar el deber ser de la verdad en la libertad de nuestro escudo nacional.

Leer a Sartre es suficiente para entender el vacío de la razón de ser del lema de nuestro escudo: Libertad y Orden. Este filósofo sostiene que la persona humana es el origen y finalidad de la libertad: “el hombre es el único ser que no solo es como él se percibe, sino tal como él quiere ser, y como se concibe después de su existencia; el hombre no es otra cosa que lo que hace”. Este es el eslabón roto de la libertad de hoy, que el existencialismo (ideología filosófica) nos esta desviando, y la libertad que Colombia no se merece.

Esta es la persona moderna, dotada de una libertad absoluta. El concepto de libertad que hoy nos propone es convivir por consensos: solo el respeto mutuo y la no-violencia. No hay más valores para nuestra sociedad: el positivismo liberal de la Ilustración. Un liberalismo que propone la ausencia de proyectos trascendentes para la persona humana.

Se trata de una libertad en si misma. Es una libertad que no tiene otro fin que el máximo disfrute de la vida humana; una libertad que, en el fondo…tendrá que ser corregida perpetuamente, porque es la libertad del narcisismo, la libertad del hedonismo, no la libertad capaz de pedir al hombre lo mejor de sí mismo por el bien y la verdad objetivos.

Ahí está la raíz del fracaso de nuestro concepto moderno de libertad: porque la libertad no libera; lo que libera es la verdad libremente buscada. La libertad es un instrumento necesario, imprescindible, en toda acción humana, pero solo como instrumento para seguir las exigencias auténticas de la verdad. Si no es con la verdad, la libertad debe bajarse de los molinos de viento del Quijote, porque esta nace del conocimiento de la verdad y del amor al bien.

De aquí el fracaso del concepto moderno de libertad. La verdad es que la libertad no libera; la verdad libera libremente al buscarla. La libertad es un instrumento necesario, imprescindible, como instrumento para vivir en la verdad. Sin verdad la libertad pierde su rumbo y su sentido. La libertad debe basarse en los motivos del bien obrar, y por ello se debe conocer la verdad y el amor al bien.

Dostoievsky decía que “si Dios no existe, todo está permitido… En efecto, todo está permitido si Dios no existe, y en consecuencia está el hombre abandonado, porque no se encuentra en sí, ni fuera de sí, una posibilidad de aferrarse en piso seguro… El hombre está condenado a ser libre” con una libertad que inventa y crea los valores. Cuando elegimos un valor, lo creamos; nos damos cuenta que vale precisamente por lo que hemos elegido.

Fuente: José Antonio Sayés