Igor Stravinsky, el rebelde con causa de la música moderna | El Nuevo Siglo
Nacido en 1882, Stravinsky fue hijo de de Feodor Ignatiévitch, un importante cantante en la Ópera Imperial, quien despertó su pasión por la música y la composición. /
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Domingo, 18 de Abril de 2021
Redacción Cultura

Como uno de los más grandes compositores de la música moderna, el artista que cambió los rumbos de este arte o un referente del ballet y tal vez un hombre no tan apuesto pero seductor, así lo recuerda el mundo durante este mes al cumplirse 50 años de la muerte de Igor Stravinsky, el ruso que de la mano de las batutas e instrumentos de los músicos de hoy sigue resonando en los teatros.

“La música es la única área donde el hombre realiza el presente”, dijo en vida Stravinsky quien aunque marcó toda una generación su deseo nunca fue convertirse en el músico del futuro, pues siempre recalcó “vivir en el presente”.

Brillante aprendiz

Igor Stravinsky, quien nació en 1882 en Oranienbaum en la cercanía de San Petersburgo, fue hijo de Feodor Ignatiévitch, un importante cantante en la Ópera Imperial. A pesar de sus lecciones con su padre de música desde muy pequeño y las clases de piano, el joven músico no se animaba ir por el camino artístico.

Fue como resultó estudiando derecho en la Universidad de San Petersburgo. Pero este plan no funcionó mucho, ya que en la academia, durante una gira por Alemania, conoció a Vladimir, hijo del compositor Nikolai Rimsky Korsakov, quien fortaleció las bases musicales que tenía Stravinsky, especialmente sobre la composición.

Así desde sus 20 años se embarcó en el mundo de la música con su mentor, quien lo acompañó hasta 1908, fecha en la que falleció. Stravinsky consideraba estas lecciones como “el más preciado de los dones”.

Durante este tiempo de aprendizaje el ruso compuso varias obras decisivas para su carrera, entre ellas una sonata para piano y una sinfonía. Con estas piezas logró llamar la atención del empresario Sergei Diaghilev, también director de la compañía Ballet Rusos, quien impresionado por su talento lo invitó a componer su primer ballet.

La reinvención del ballet

Stravinsky fue uno de los músicos más influyentes del siglo XX donde triunfó en medio de la variedad de estilos que emergieron luego de una época de guerra, en la que la música reflejaba la oscuridad de esta racha de enfrentamientos. Un tiempo en el que aún se podía percibir el romanticismo y en el que estaba latente el afán por reflejar la realidad en las composiciones.  

Y con esa formación que había recibido de Korsakov dominó varios géneros, además de revolucionar la orquestación. En especial el ballet, el cual reinventó su ritmo, tiempo y movimiento, de la mano de literatura, diferentes culturas e idiomas.

Todo esto a partir de The Firebird, en español, El pájaro de fuego, su primera composición, el primer encargo de Diaghilev y con el que despegó su carrera. Esta primera obra, estrenada en 1910 en una presentación en París tuvo tanto éxito que el empresario le comisionó otro ballet, momento en el que Stravinsky escribió Petrushka.

Luego de esta también victoriosa composición, el ruso lanzó La consagración de la primavera, una de sus obras más importantes y con la que según expertos cambió la estética de la música y la danza incorporando pasos y saltos que evocaban el regreso a las raíces de un relato prehistórico sobre la naturaleza rusa.

El estreno de este polémico ballet, que fue en París en 1913, significó la división del público entre quienes desaprobaban la nueva propuesta del ruso, que eran los mayores de edad y los jóvenes que les causaba curiosidad y aprobaban la novedad en el escenario.

Si bien esta presentación, a la que asistieron Camille Saint Saens, Florent Schmitt, Jean Cocteau y Pablo Picasso, implicó violencia entre el público, tumultos e insultos, en esa premiere se gestó el inicio de la música moderna y se convirtió en una de las más famosas en la historia del compositor y la industria.

Sus caras musicales

La música del compositor ruso tuvo varios estilos que pasaron por etapas como el folklorismo tradicionalista en sus primeras obras, por el vanguardismo en sus ballets, el neoclasicismo en la década de los 30 y para su etapa final por serialismo.

Pulcinella fue la primera composición con la que el ruso inició su estilo neoclásico y a esta pieza le siguieron Apollon Musagéte, El beso del hada, Juego de naipes y Orfeo, escrita entre 1948 y 1951. Terminada esta racha volvió al método dodecafónico con el ballet Agon, escrito entre 1953 y 1957.

En el exilio

La polémica por La consagración de la primavera pronto se vio apagada por el comienzo de La Primera Guerra Mundial y luego con la Revolución Rusa, una época en la que el teatro era considerado clave para la educación, por lo que solo se podían presentar obras aprobadas por el gobierno.

Así todo el que quisiera actuar tendría que ir de acuerdo al régimen de ese momento. Debido a esta norma grandes de las artes escénicas y la música fueron condenadas, entre ellos Stravinsky, quien decidió pasar su exilio en Francia y Suiza.

Un tiempo después el ruso viajó a Estados Unidos, donde su música se volvió a escuchar con una colaboración con el gigante del entretenimiento, Disney para la película Fantasía en 1940 con la interpretación de su obra más polémica La consagración de la primavera.

Luego de esto se dedicó a dictar conferencias en Estados Unidos, donde el compositor falleció en 1971 en su apartamento. Su nombre, además de la herencia musical que todavía engalana los grandes escenarios, quedó grabado en una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

La vida amorosa de Stravinsky también fue otra polémica. Por varios años este músico seductor vivió en un poliamor, pues estuvo casado con su prima Ekaterina Nosenko y al mismo tiempo sostuvo un romance con Vera de Bosset. Este triángulo amoroso duró hasta la muerte de Ekaterina, luego el compositor tomó la decisión de casarse con Vera.

Tanto la vida como la obra de este ruso apasionado por romper las reglas fueron marcadas por escándalos. Para unos era el malo que estaba destruyendo la música y para otros, era un “mesías” y el que reescribió la historia de la música y la danza.