Alta tensión en relación EE.UU-Rusia por sanciones | El Nuevo Siglo
EL PRESIDENTE de Estados Unidos, Joe Biden, dijo a su par ruso que “llegó la hora de la desescalada”, la que no se ve factible tras las sanciones que impuso a Moscú
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Viernes, 16 de Abril de 2021
Redacción internacional

JOE BIDEN lleva 86 días en la presidencia de Estados Unidos y como ninguno de sus antecesores había tenido tantos ‘enfrentamientos’ con Rusia en tan poco tiempo. En el marco de su estrategia de defender los intereses nacionales, ayer la imposición de nuevas sanciones que incluyen la expulsión de diplomáticos por sus actividades “nocivas”.

Ésta la ofensiva más dura contra Rusia desde la expulsión de varios diplomáticos al final del mandato de Barack Obama, el presidente Biden ordenó sanciones financieras contra Moscú y la expulsión de 10 diplomáticos rusos, por hechos que van desde “los esfuerzos por socavar las elecciones democráticas libres y justas a través de cibernéticas” hasta “realizar actividades extraterritoriales dirigidas contra disidentes y periodistas”.

Estas nuevas sanciones se suman a las que impuso, el mes pasado contra siete altos funcionarios rusos en respuesta al envenenamiento y encarcelamiento del opositor Alexéi Navalni, así como la constante represión a los críticos del Kremlin. Se dan tan solo pocas después de que Biden sostuviera una reunión telefónica con su homólogo Vladimir Putin en la que le instó a desescalar la tensión en la frontera en Ucrania y le planteó un encuentro en un tercer país por definir.

De esta forma, a la mano tendida vino el contraataque y ello puede complicar la posible cumbre de estos dos líderes para, según se indicó, discutir "la gama completa" de cuestiones que atañen a ambas naciones e intentar acuerdos entre estos rivales geopolíticos.

Desde su llegada a la Casa Blanca el 20 de enero, Biden anticipó que evaluaba su respuesta a una serie de hechos imputados a Moscú, entre ellos un ciberataque masivo y una injerencia en las elecciones estadounidenses de noviembre. Días más tarde calificó a Putin de "asesino" y prometió ser mucho más firme que su antecesor, aunque reiteró que Estados Unidos “desea una relación con Rusia que sea estable”.

Las sanciones

Entre las sanciones adoptadas este jueves destaca una directiva emitida por el Departamento del Tesoro que prohíbe a las instituciones financieras estadounidenses participar en el mercado primario de bonos en rublos o no emitidos después del 14 de junio de 2021 por el Banco Central de Rusia, el Fondo Nacional de Riqueza o el Ministerio de Finanzas del país euroasiático.

Por otro lado, el Tesoro sancionó a seis empresas de tecnología rusas que brindan apoyo al programa cibernético de la Inteligencia rusa, acciones que van desde proporcionar experiencia hasta desarrollar herramientas e infraestructura para facilitar actividades cibernéticas "maliciosas", según la Casa Blanca.

En este sentido, la nación norteamericana informó que el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia fue el  autor" del ciberataque contra la empresa de 'software' SolarWinds, que afectó a unas diez agencias del Gobierno estadounidense, un intento de interferir en las presidenciales estadounidenses de 2020  y más de cien empresas privadas a principios de 2021.

El Tesoro también sancionó a 32 entidades e individuos que "llevaban a cabo intentos dirigidos por el Gobierno ruso para influir" en las elecciones presidenciales de 2020 y "otros actos de desinformación e interferencia".

Del mismo modo, y en coordinación con la Unión Europea, Reino Unido, Australia y Canadá, sancionó a ocho personas y entidades asociadas con la "ocupación y represión" de Rusia en Crimea. En este sentido, ha reiterado que "la comunidad transatlántica se mantiene unida para apoyar a Ucrania contra las provocaciones unilaterales rusas y está de acuerdo en la necesidad de que Rusia cese de inmediato su presencia militar y su retórica incendiaria".

Por otro lado, la Administración Biden sostuvo que "responde" a las informaciones que apuntan a que Moscú "alentó ataques de los talibán contra el personal estadounidense y la coalición en Afganistán". "Dada la sensibilidad de este asunto, se está manejando a través de canales diplomáticos, militares y de Inteligencia", agregó la directiva presidencial.

La Casa Blanca ha justificado que la batería de sanciones envía la "señal" de que Estados Unidos "impondrá costes" si Rusia continúa o intensifica sus "acciones internacionales desestabilizadoras", en plena escalada de tensiones en torno a Ucrania.



Expulsión de diplomáticos

Entre las sanciones ordenadas por la administración de Biden está la expulsión de diez miembros del personal de la misión diplomática rusa en Washington entre quienes, sostiene, se encuentran representantes de la Inteligencia del país euroasiático.

La respuesta rusa no tardó en llegar. El primer pronunciamiento fue de la portavoz de la diplomacia, María Zakharoa, quien señaló que "este comportamiento agresivo recibirá un fuerte rechazo. La respuesta a las sanciones será inevitable".

Agregó que "Estados Unidos no está dispuesto a aceptar la realidad objetiva de un mundo multipolar que excluye la hegemonía estadounidense y depende de la presión de las sanciones y la injerencia en nuestros asuntos internos”.

Y la primera medida de ‘respuesta’ fue la convocatoria al embajador estadounidense en Moscú, John Sullivan, para lo que anticipó será "una conversación difícil". 

Pero la decisión de Estados Unidos recibió el respaldo pleno de varios de sus aliados, entre ellos el Reino Unido que convocó al embajador ruso en Londres, Andréi Kelin, para expresarle su condena por la “actividad maliciosa” atribuida a su país durante el proceso electoral en Estados Unidos al igual que para exigir el cese de movimientos militares en la frontera ucraniana.

"El gobierno británico está gravemente preocupado por la tendencia del Estado ruso a la actividad maliciosa", dijo un portavoz de la diplomacia británica en un comunicado.

Kelin también fue informado de las conclusiones de los servicios británicos según las cuales el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR) estuvo detrás del ataque a través de SolarWinds y le reiteró que el “Reino Unido seguiría trabajando con (sus) aliados para denunciar y contrarrestar las operaciones de inteligencia rusas". 

Londres asimismo "planteó la preocupación del Reino Unido por la acumulación de fuerzas militares rusas en la frontera ucraniana y en la Crimea ilegalmente ocupada", añadió. 

"Estas actividades son amenazantes y desestabilizadoras. Rusia debe detener sus provocaciones y poner fin a la escalada de tensiones", añadió el comunicado oficial.

Y también en línea con las sanciones norteamericanas, Polonia anunció ayer la expulsión de tres diplomáticos rusos tras denunciar "acciones hostiles" de Moscú.

"La base para esta decisión es la violación del estatuto diplomático y las actividades en detrimento" de Polonia, explicó la nota oficial, que precisó que este tipo de medidas "tomadas conjuntamente con otros aliados son la respuesta más apropiada a las acciones hostiles de la Federación Rusa".



¿Una nueva relación?

Aunque la administración Biden ha insistido que desea una relación con Rusia que sea “estable y predecible", también ha dejado en claro, tanto en público como en privado que “defenderemos nuestros interesas nacionales e impondremos costos por las acciones del Gobierno ruso que busquen dañarnos".

En esta misma línea se ha expresado el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, que ha justificado que las sanciones buscan que Rusia rinda cuentas por sus acciones, que ha tildado de "peligrosas".

"Actuaremos firmemente en respuesta a las acciones rusas que nos causan daños a nosotros o a nuestros aliados", ha garantizado, subrayando que, no obstante y donde sea posible, la nación norteamericana buscará "oportunidades" para cooperar con Rusia y para lograr esta relación "más estable y previsible".

El conjunto de sanciones impuestas ayer por la Casa Blanca no facilitarían, en nada, la configuración de una nueva relación bilateral, la que se ha venido deteriorando progresivamente desde que Putin anexó Crimea y estalló la lucha entre las fuerzas de Kiev y los separatistas pro-Rusia en el este. 

En este escenario, por lo pronto, no se ve factible un cara a cara entre Biden y Putin. Por el contrario en el constante pulso de poder entre estas potencias se avizora más enfrentamientos que voluntad de encuentro y distensión.