Perú entra en pulso político y territorial por la Presidencia | El Nuevo Siglo
Pedro Castillo y Feiko Fujimori disputarán la presidencia de Perú en segunda vuelta.
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Jueves, 15 de Abril de 2021
Redacción internacional

EL establecimiento vs. Un outsider. La opulencia de Lima y la costa norte contra el Perú profundo -rural y olvidado del interior del país-. La izquierda radical contra la derecha igualmente extrema.

Así se define la segunda vuelta presidencial en esta nación andina en la que se enfrentarán el sindicalista y maestro de escuela, José Pedro Castillo contra la economista y experimentada política Keiko Sofía Fujimori, el próximo 6 de junio.

Ella, siempre vestida de traje, a la moda y como dice el refrán popular ‘bien puesta’. Él con sombrero de paja de ala ancha, ruana y un lápiz. Ubicados en las antípodas del espectro político como se evidencia no solo en sus agendas programáticas, Castillo y Fujimori son las dos opciones que tienen los peruanos para elegir a su nuevo mandatario, en un intento por dar estabilidad a un país de marcada desigualdad social y con una grave crisis económica producto tanto de las recurrentes crisis políticas del último quinquenio como por la pandemia del covid-19.

Castillo fue el palo en la jornada electoral del domingo porque si bien marcaba en las encuestas, al igual que otros de sus cinco inmediatos rivales, no superaba el 8%. Pero la verdad de las urnas fue muy diferente. La sorpresa: este hombre rural concitó el apoyo del 19.07% de los peruanos, no solo muchísimo más a lo presupuestado sino que impuso sobre los que daban como favorito los sondeos.

Con el 99.40% de las actas escrutadas, los resultados oficiales de ayer mostraban que Castillo, del Partido Perú Libre tenía el mencionado porcentaje seguido por Keiko Fujimori, de Fuerza Popular con 13.37% (derecha). Le seguían Rafael López Arriaga de Renovación Popular (derecha extrema) con 11.69%, Hernando de Soto, Avanza País (derecha) con 11.5%, Johny Lescano de Acción Popular (centro derecha) 9.1% y Verónika Mendoza, candidata de Juntos por el Perú (izquierda) con 7.8%.



El resto de los 18 aspirantes concentraron el 15.62% de los sufragios, mientras que el voto en blanco sumó el 12.51% y el nulo 5.17%.  La abstención se ubicó en 29.6%.

Con discursos tan disímiles como "ésta es una competencia entre los ricos y los pobres [...], también una lucha entre el patrón y el peón, y entre el amo y el esclavo", como lo declaró Castillo en su natal Cajamarca y “es hora de trabajar juntos para defender la Constitución de 1993 y el modelo de país que queremos” que hizo Fujimori al abrir la puerta para un acuerdo político con partidos afines, se inició la carrera hacia la segunda vuelta presidencial.

Y es aquí donde cada cual trabaja para alianzas que si bien les permitirán alcanzar el poder no les garantiza, a ninguno, la gobernabilidad, tal cual ha ocurrido en los últimos cinco años.

Para ello un simple ejercicio: Castillo debe adicionar al porcentaje que obtuvo, el apoyo de los movimientos afines. Se supondría que la izquierdista Mendoza le diera su aval, lo que hipotéticamente elevaría su respaldo al 27%, que podría ser unos tres puntos porcentuales más con el apoyo de otras formaciones. Por su parte Fujimori debe abrir ‘negociación’ con López Aliaga, De Soto y Lescano, que de darse le aportarían un 32% que con el plante que tiene acumularía el 45%. Pero una cosa es la fría matemática y otra, muy distinta, el comportamiento electoral de quienes en la primera ronda votaron por el candidato de su preferencia.

Además hay que tener en cuenta el 28% que suma el voto nulo y en blanco, considerado la expresión del inconformismo ciudadano ante las opciones presidenciales.

A todo ello y en medio del hartazgo electoral debe adicionarse otro factor: el balotaje presidencial avivará el sentimiento tanto antifujimorista como el anticomunista.

Punto de encuentro

La diferencia entre el candidato de izquierda y su rival de derecha son muy marcadas en el modelo político y económico, pero no en lo social. De esta forma coinciden en sus posiciones contra el aborto, la unión de parejas del mismo, derechos de la comunidad LGTBI, en enfoque de género en las escuelas y la eutanasia, al igual en que su defensa a la familia tradicional y en aplicar mano dura en la lucha contra la inseguridad.

Y también coinciden en la figura del indulto, pues mientras Fujimori quiere hacerlo con su padre (Alberto) que cumple condena de 25 años por crímenes contra la humanidad y corrupción, Carrillo lo haría con Antauro Humala, el militar nacionalista condenado a 25 años por dirigir una rebelión armada en 2005, que es hermano y rival político del expresidente Ollanta Humala.

En el resto de la agenda programática son diametralmente opuestos. Keiko, de 45 años, defiende el libre mercado mientras Castillo, de 51, aboga por un activo papel económico del Estado, incluso con nacionalizaciones, en lo que ha denominado el modelo de la "economía popular con mercados". Bajo este sistema dice que se deben dar nacionalizaciones en todos los sectores (minero, gasífero y petrolero) con la premisa de que todo ello debe ir en “beneficio de la mayoría de los peruanos”.

Además de plantear mayor inversión en el agro y la educación, propone fortalecer el Sistema Nacional de Pensiones quitando fuerza a los Fondos privados (AFP) porque considera que tras manejar por años los dineros de los trabajadores no les garantizan una mesada pensional ‘digna’.

En lo político promete convocar a una Asamblea Constituyente y ‘desactivar’ el Tribunal Constitucional actual para que sus representantes sean elegidos por la ciudadanía, es decir, fortaleciendo el mecanismo de democracia participativa directa.

En el otro extremo, Keiko defiende la Carta Política vigente, promulgada por su padre en 1993 y que privilegia el liberalismo económico. 



"Dengue o covid-19"

El analista político Augusto Álvarez Rodrich considera que "los dos candidatos despiertan grandes prejuicios en la población, pero la democracia establece que se debe optar por uno de ellos, lo que pone a los peruanos en una encrucijada. Optar por uno parece ser una elección entre el dengue y el covid-19", dijo.

 Rodrich destacó que los dos dicen que indultarán a condenados por la justicia: "Esos son antecedentes muy negativos. ¿Votarían en Chile por el nieto de Augusto Pinochet?".

Aparte del polémico legado de su padre, a Keiko se le reprocha haber alimentado la inestabilidad con la férrea oposición de su bancada a los presidentes Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra. El primero se vio forzado a renunciar en 2018 y el segundo fue destituido en 2020.

Asimismo, Keiko enfrenta un pedido de la fiscalía de 30 años de prisión en un próximo juicio por presunto lavado de dinero y otros cargos en el escándalo de la constructora brasileña Odebrecht.

Para el politólogo Carlos Meléndez no solo habrá polarización ideológica, sino también geográfica, entre Lima y la opulenta costa norte versus "el resto del país andino y rural". 

"Esa polarización que se expresa territorialmente también va a ser una polarización en la opinión pública", dijo Adriana Urrutia, jefa de la Asociación Civil Transparencia.

Adversarios políticos han tratado de ligar a Castillo con la Venezuela de Nicolás Maduro. En Perú, viven más de un millón de venezolanos que escaparon de la crisis en ese país.

Castillo también ha sido acusado de estar vinculado al brazo político de Sendero Luminoso, a pesar de que integró en Cajamarca las "rondas campesinas" armadas que resistían las incursiones de la derrotada guerrilla maoísta.

Nuevo Congreso

Sea cual fuere el elegido no tendrá la mayoría parlamentaria porque, en medio de la paradoja política peruana, la fuerza más votada es la del expresidente Martín Vizcarra, el que está a punto de ser inhabilitado por una década tras haberse saltado el orden en la vacunación contra el covid y que fue blanco de la oposición de Keiko y su partido Fuerza Popular.

Tanto Castillo como Fujimori lograron escaños en el Congreso, con porcentajes similares a los que ellos recibieron en la presidencial, lo que les significaría 32 y 24 escaños, respectivamente de los 130 que tiene el unicameral Parlamento.

Le seguirían en bancadas los de los partidos de Lescano (18), César Acuña (12) y, llega por primera vez el grupo ultraderechista liderado por Rafel López (Renovación Popular) que tendría al menos 13 escaños.

Varios analistas han coincidido en señalar que este nuevo Congreso es más conservador y también mucho más fragmentado de los elegidos en los últimos años. Y ello, por obvias razones, sería  más favorable a un gobierno de Fujimori que de Castillo.