La diplomacia y la justicia social | El Nuevo Siglo
Sábado, 10 de Abril de 2021

Hay que admirar instituciones como La Asociación de Cónyuges Diplomáticos -la preside el distinguido venezolano Rubén Chirino y actúa como vicepresidenta la dinámica Agnes Balduino- se dedicada a colaborar con ejemplar eficacia, a tratar de hacer menos amargos los problemas sociales que en cualquier latitud azota a las comunidades humanas.  

En uno de mis libros sostengo: “Los grupos de población desempleados o pésimamente alimentados dan señales de descontento y constituyen focos peligrosos de agitación propensos a causar disturbios a la menor provocación. No olvidemos esta verdad que el anarquismo conoce de sobra y explota a su debido tiempo para bien de sus designios; todo ser tarado, desnutrido, hambreado, con hambre física actual, humillado y frustrado, está permanentemente en trance de pre-agresividad, de ferocidad. Que esa persona no puede pensar con la lógica social, que es ya un extraño al grupo, un alienado, un criminal potencial. No se crea que son indispensables todos los factores enumerados para crear la capacidad criminógena; con la sola desnutrición bastaría, como lo proclaman los neurólogos, los fisiólogos del sistema nervioso, y los especialistas en nutrición cuando dicen: Dime cómo comes y te diré cómo piensas, cómo sientes y cómo actúas”.

No solo en Asia, África y América tenemos graves problemas sociales. Europa misma por la pandemia del covid-19 registra cifras dramáticas de desempleo. Los avances tecnológicos que tanto ayudan y deslumbran, también traen su aspecto negativo. La revolución industrial dejó a mucha gente sin puesto para sobrevivir.  La misma jornada de trabajo la bajó de 80 a 60 horas. La electricidad y otras novedades contribuyeron a que la jornada laboral pase de 60 a 48 horas. En bares y hoteles los pianos funcionan solos y ciertos oficios se simplificaron. Antes se le hacía la limpieza a un carro en una hora. Hoy en una hora se dejan como nuevos varios carros sin utilizar la mano humana.

Aparte de las consecuencias económicas que el desempleo tiene, existen también secuelas de orden psico-social. Los desempleados por lo general suelen sufrir ciertos trastornos en la conducta a causa de sus sufrimientos de culpabilidad. Disminuyen su autoestima, sienten que la autoridad ante sus hijos se pierde, sufren vergüenza social al considerarse como elementos parasitarios en la vida colectiva. La vida familiar se estropea y varios matrimonios se disuelven.

La Asociación de Cónyuges Diplomáticos que antes se denominaba Asociación de Esposa de Diplomáticos tiene una brillante historia en Colombia. Con abnegación, fervor y desprendimiento presta invaluables servicios a los más necesitados, a los marginados, a los humillados y olvidados de la comunidad. Con variados eventos aceptaban dineros para alimentar las organizaciones altruistas. Además de los antes mencionados, figura Carla Villa, muy destacada diplomática como secretaria. Asesora a esta institución la exdiplomática y conocida abogada Betsy de Rodríguez.

En este momento la mencionada Asociación desarrolla un ciclo de conferencias sobre temas de palpitante interés en forma virtual. La acogida ha sido excelente. Cuenta con enorme fuerza convocante. En Colombia, tenemos más de 50 misiones diplomáticas. Siempre las anima el afán de servir.