Pasos seguros | El Nuevo Siglo
Lunes, 4 de Abril de 2022

Hay docentes que, además de enseñar Lengua y Matemáticas, adiestran a sus estudiantes en cómo mitigar el riesgo de las minas antipersonal. Esta es Colombia. Crecer en las zonas donde ocurren los enfrentamientos armados implica adquirir conocimientos muy particulares y aprender a dar pasos seguros. Educación para la vida, es lo que brindan estos maestros y maestras que no se resignan a la violencia ni se amilanan frente a los violentos.

Tantas décadas de combates han dejado más de 600 municipios a merced de minas, trampas explosivas y municiones sin explosionar; el 45% del territorio nacional. Un artefacto de estos puede estallar muchos años después de haber sido instalado y aunque hayan cesado los enfrentamientos. Desde 1990, más de 12 mil personas han perdido la vida a causa de estas explosiones y desde el 2016, la población civil tiende a ser la más afectada. El riesgo más grande es cerrar los ojos y negarse a ver este problema.

Uno quisiera que no hubiera combatientes ni razones para combatir y, sobretodo, que las víctimas no fueran civiles, pero lo cierto es que cuando el ruido del estallido se desvanece solo queda el dolor de los cuerpos cercenados y de las historias que nunca van a hacerse realidad. Es devastador para todos. Los que sobreviven, sus familiares, amigos y vecinos, no pueden más que sacudirse el polvo, sanar las heridas, levantarse y volver a aprender a caminar.

Seguir adelante y que esta desgracia no vuelva a repetirse, es el propósito de las comunidades y los docentes que participan de Pasos Seguros, una estrategia de educación en el riesgo de minas antipersonal que desarrollan la USAID, la Fundación Barco, Discovery y Computadores para Educar, con el apoyo del gobierno nacional. Los niños, atraídos por la curiosidad que despiertan estos artefactos, son los más expuestos. Desde muy pequeños deben aprender a reconocerlos y a desconfiar de cualquier objeto abandonado, por atractivo que parezca; de allí el interés de los docentes por vincularse a esta iniciativa.

La regla de oro es circular exclusivamente por los caminos que la comunidad ha identificado como seguros; además, no recoger nada si no se conoce su procedencia y devolverse sobre las propias huellas en caso de toparse con algún objeto sospechoso. Para complementar las charlas, la estrategia ha producido: Lalo y Lulú dan pasos seguros, una divertida serie animada que ya cuenta con más de 37 millones de visualizaciones en YouTube y que todos deberíamos ver.

Qué difícil ser niño o niña en Colombia; además de aprender sobre minas antipersonal hay que intentar entender qué pasa por la cabeza de los que las instalan, a espera de que alguien las pise y vuele en mil pedazos. Qué desconsuelo, no hay cómo justificar semejante atrocidad. En contraste, estos niños aprenden de sus maestros y sus comunidades el inmenso valor de cuidarse mutuamente, de ayudarse a sanar las heridas y de levantarse tantas veces como sea necesario. Que el amor siempre es más fuerte que la muerte, es la gran lección.

@tatianaduplat