Del miedo a la esperanza | El Nuevo Siglo
Lunes, 29 de Marzo de 2021

No pocas personas manifiestan aún temores con la posibilidad de vacunarse, motivados por una mezcla de imaginarios propios y de mensajes que circulan en las redes sociales, la mayoría de ellos inmersos en estrategias de manipulación de muy variado tipo, que tienen sin embargo un denominador común: la voluntad de explotar el miedo. Este que Martha Nussbaum en su libro La monarquía del miedo analizó precisamente hace cerca de tres años mostrando la importancia de enfrentarlo como un factor crucial para proteger la democracia de todos aquellos que lo utilizan, combinado con la ira, la culpa endilgada al otro, la envidia; fenómenos que ella examinó en detalle para explicar la coyuntura política de entonces en los Estados Unidos, pero cuyo contenido resulta aprovechable mas allá de sus fronteras.

El miedo, nos dice Nussbaum, bloquea la deliberación racional, impide la cooperación constructiva y envenena la esperanza; elementos todos necesarios para el buen funcionamiento de la democracia.

La misma autora recuerda que la manipulación de las emociones por el miedo ya había sido analizada desde Aristóteles, quien, aludiendo a la retórica, explicaba que se recurre a la amenaza de un suceso inminente, capaz de afectar la supervivencia o el bienestar de las personas, al supuesto descontrol de la situación y a la necesidad de recurrir al orador que hace esfuerzos por mostrarse digno de confianza. Fórmula repetida una y otra vez a lo largo de la historia, en la que, no sobra advertir, los supuestos líderes providenciales “únicos capaces” de salvar la situación, no tienen distingo en el espectro ideológico.

La novedad y magnitud del fenómeno se encuentran en el efecto cascada de las redes sociales y en la facilidad de propagar con inusitada impunidad en ellas, desde exageraciones y medias verdades, hasta   evidentes falsedades, sin que    la verificación de los hechos, los espacios para discutir y disentir se den normalmente para permitir un debate público informado.

Enfrentar el miedo a las vacunas debería entonces ser el primer paso de una reflexión más amplia sobre el origen de ese y otros temores que se propagan en nuestra sociedad. Habría que comenzar por preguntarnos cómo puede ser posible que muchos crean que con aquellas se pretende incluir chips o mecanismos de lectura de la mente, o que se trata de una conspiración internacional de una secta maléfica, lo que no tiene nada que ver con las precauciones necesarias del proceso científico, o de los cuidados y mecanismos de evaluación y verificación que le son propios. Pero también deberíamos preguntarnos acerca de a quiénes sirve o interesa que entremos en esa lógica, y en otros ámbitos, a quien conviene, por ejemplo, que la gente se arme, o que vea en el otro un enemigo en tanto sea o piense diferente, así sea su vecino, cuidándonos en tanto sea posible de caer en la misma espiral de desconfianza y de búsqueda irracional de culpables.

 Lograr sobrevivir a esta pandemia, salir indemnes de ella, debería llenarnos de esperanza y de compromiso solidario con los que se han visto afectados, con quienes han perdido algún ser querido, o han visto arruinado su negocio, porque, como la misma Nussbaum señala, transformar el miedo en esperanza no nace de una actitud ociosa, sino de una voluntad positiva hacia objetivos sociales valiosos. @wzcsg