Los campanazos del FMI | El Nuevo Siglo
Domingo, 26 de Marzo de 2023

* Espaldarazos y alertas económicas

* Revisar el impacto de las reformas

 

 

Tras una revisión a fondo de la economía colombiana y sus perspectivas a corto, mediano y largo plazos por parte de expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) quedó claro que, así como el ente financiero multilateral avaló la hoja de ruta que viene delineando el Ministerio de Hacienda, también lanzó varios campanazos sobre una serie de circunstancias a revisar y tareas para cumplir.

En momentos en que frente al alud de reformas que impulsa el actual Gobierno una de las mayores discusiones se da en torno a la necesidad de construir sobre lo construido, resulta clave que en la evaluación hecha por el ente multilateral, en el marco del monitoreo denominado “consulta del artículo IV”, el FMI haya destacado que beneficiándose de políticas que respondieron efectivamente a la pandemia y de los muy favorables términos de intercambio, la economía de Colombia registró un crecimiento interanual de 7,5% en 2022, uno de los más dinámicos entre las economías emergentes.

Aun así, el Fondo advirtió que en ese contexto de una recuperación sólida, precios altos de las materias primas y choques relacionados con el clima, el nivel general de inflación se situó en un 13,3% interanual en febrero pasado y el déficit de cuenta corriente creció de 5,6% del PIB en 2021 a 6,2% en 2022.

Tras destacar que la economía colombiana está experimentando una transición necesaria hacia una trayectoria de crecimiento más sostenible, el ente financiero multilateral advirtió que las políticas macroeconómicas del año pasado, y que se mantienen, están facilitando esa hoja de ruta, junto con la ralentización del crecimiento mundial y los mayores costos de endeudamiento a escala global. En ese escenario, hay un enfriamiento “necesario” de la economía que, a su vez, debe permitir que la inflación baje al nivel fijado como meta por el Banco de la República para finales de 2024, al tiempo que se reduciría gradualmente el déficit en cuenta corriente.

Todo lo anterior llevó al FMI a concluir que aunque los riesgos a la baja prevalecen y son elevados, los fundamentos económicos, las medidas y los marcos de las políticas de Colombia son “sumamente sólidos y apuntalan la resiliencia del país”. Un espaldarazo muy útil en estos momentos de incertidumbre y desaceleración productiva.

Pero para mantener ese rumbo de resistencia hay varios aspectos que tienen que precaverse por parte del Gobierno y las autoridades económicas colombianas. De un lado, en el plano externo se advierte que el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales podría ser más acentuado de lo previsto, lo que tendría repercusiones negativas sobre los precios de las materias primas, las salidas de capital y la demanda interna. Ante esa situación no se pueden descartar riesgos internos, para los cuales debe estarse preparado.

En segundo lugar, el Fondo recalca que es “necesario que las reformas se gestionen y se sigan comunicando con prudencia y que las políticas macroeconómicas sean lo suficientemente firmes para reducir los desequilibrios internos y externos”, y al mismo tiempo preservar la estabilidad fiscal y financiera. Este es un llamado de atención, sobre todo en momentos en que distintos sectores políticos, económicos, sociales e institucionales han advertido sobre el alcance y algunos impactos negativos de reformas como las de salud, laboral, pensional, minero-energética y otros cambios que está impulsando la actual administración, tanto en el Congreso como desde el punto de vista administrativo y ejecutivo.

De igual manera, aunque se acogió favorablemente el “significativo ajuste fiscal de 2022 y el ajuste previsto para 2023”, que van más allá de la consolidación exigida por la regla fiscal, algunos directores no consideraron que fuera necesario un apretón “que vaya más allá del requerido por la regla fiscal en el mediano plazo”.

Igualmente, hay que ponerle atención a la alerta temprana en torno a no arriesgar el equilibrio en materia cambiaria. Asimismo, aunque el sector financiero continúa siendo fuerte, se urge vigilar con atención los riesgos y las vulnerabilidades emergentes.

En cuanto a uno de los asuntos que más controversia ha generado en el último año, el del revolcón atropellado en materia minero-energética, el FMI dijo que era encomiable el objetivo de las autoridades de reducir la dependencia de Colombia del petróleo y el carbón, pero indicó que para lograr una transición eficaz sería necesario “trazar un plan gradual y debidamente comunicado que compagine las necesidades energéticas de la economía nacional y su capacidad para generar divisas con la transición de la economía mundial a una economía de bajas emisiones de carbono”.

Visto todo lo anterior, queda claro que así como el FMI da espaldarazos directos a la política macroeconómica gubernamental, también lanza varias alertas y fija tareas que no pueden desconocerse ni subdimensionarse. Hacerlo pondría en peligro una economía que ya de por sí se desacelera preocupantemente.