Alertas climáticas en Colombia | El Nuevo Siglo
Jueves, 23 de Marzo de 2023

* Ad portas de la primera temporada invernal

* Fenómeno de El Niño en segundo semestre

 

 

Todos los modelos sobre los niveles de afectación del cambio climático coinciden en que Colombia es uno de los países mayor nivel de vulnerabilidad ante este fenómeno. Este año están prendidas todas las alertas porque apunta a ser uno de los lapsos en donde esta circunstancia se hará más patente.

De un lado, el país se apresta ya a comenzar a sentir los rigores de la primera temporada invernal del año, que ha estado precedida por un régimen de lluvias intenso en algunas regiones en las últimas semanas, que han dejado cientos de damnificados y pérdidas materiales a nivel regional y local.

Tanto los gobernadores como los alcaldes han venido advirtiendo que se requiere activar, desde ya, el plan de contingencia para hacer frente a esta temporada invernal, más aún porque los pronósticos meteorológicos señalan que si bien ya desaparecieron efectos del fenómeno de La Niña que primaron durante el último año y medio, es muy posible que los promedios de pluviosidad en el segundo trimestre sean superiores a los históricos.

En el Congreso también se han escuchado voces de senadores y representantes que urgen de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres, no sólo acelerar la asistencia a una gran cantidad de damnificados que aun no salen de esta situación tras el intenso invierno de finales del año anterior y comienzos de éste, sino que solicitan que en casos como los de La Mojana, que cubre once municipios de Antioquia, Bolívar, Córdoba y Sucre, se agilice la adopción de medidas estructurales y de alto calado para mitigar de una vez por todas la emergencia casi permanente en que viven los habitantes de esta vasta zona por cuenta de las inundaciones producidas por los ríos Cauca, San Jorge y Nechí.

Pero, así como lo que resta de este primer semestre va a estar marcado por un intenso invierno, en el segundo el panorama será distinto. De acuerdo a los modelos de la Organización Meteorológica Mundial, así como las predicciones del Ideam, desde finales de junio deben empezar a sentirse en Colombia los efectos del fenómeno de El Niño que, se caracteriza por altas temperaturas y bajos niveles de lluvias. Es decir, todo lo contrario a lo que ocurrió en nuestro país desde finales de 2021 hasta comienzos de este 2023.

Ante el riesgo de sequías y de olas de calor que afecten no sólo la funcionalidad de la cadena hidroeléctrica, sino el ciclo de cosechas de alimentos en el segundo semestre, algunos gremios del sector agrícola han urgido del gobierno que se vaya confeccionando desde ya un plan de contingencia que permita enfrentar esta situación climática extrema, que podría tener su pico de afectación más alto entre octubre y noviembre. De igual manera, los mandatarios departamentales y municipales están llamando desde ya a que se revise todo el sistema de atención y prevención de incendios, ya que esta es una de las principales problemáticas asociadas al fenómeno de El Niño.

Como se ve, esta drástica variabilidad climática tiene una clara relación con los efectos del cambio climático. Si bien es cierto que en nuestro país se ha venido avanzando de forma permanente en políticas de adecuación y mitigación a este flagelo, todavía falta mucho camino por recorrer. De allí que sea imperativo que se estabilice la marcha de la Unidad de Gestión de Riesgo, que en las últimas semanas ha estado afectada por fuertes críticas a su anterior director y llamados al gobierno para que se estabilice la directiva de la entidad.

Por lo pronto, es evidente que desde las esferas de los gobiernos nacional, seccionales y locales, urge una articulación efectiva para hacer frente a estas dos realidades climáticos en lo que resta del año, sobre todo para disminuir el riesgo de pérdida de vidas, daño a la infraestructura y afectación económica. Los campanazos están dados y no se debe esperar a que se precipiten las crisis para empezar a tomar las medidas del caso.