El nuevo hospital de Zipaquirá | El Nuevo Siglo
Lunes, 16 de Marzo de 2020

“Remodelado y moderno para servir a la ciudad”

Una de las ciudades más pujantes del sector sabana norte, la ciudad de Zipaquirá, persiguió durante más de tres décadas la construcción de un hospital regional que reemplazara a los centros de salud municipales. Era evidente que una ciudad con 150 mil habitantes no podía estar desprotegida en materia de salud, ante la expansión y crecimiento poblacional en sus catorce veredas y noventa barrios.

Como resultado de los esfuerzos entre el Gobierno nacional, el Ministerio de Salud, la Gobernación de Cundinamarca y su Instituto de Infraestructura y Concesiones de Cundinamarca – ICCU-, en conjunto con la Secretaría de Salud y la administración municipal, desde hace un par de meses se encuentra en servicio el hospital de la capital salinera de Colombia.

En sus 420 años de vida, Zipaquirá es también lugar de encuentro, por ser sede de una de las maravillas del mundo, la Catedral de Sal y varios museos, entre ellos, la Casa Museo Guillermo Quevedo Zornoza, donde se encuentra el piano del general Santander, la corona de la reina de la sal, la fuente de los candados del amor, la máquina de escribir con la cual García Márquez hacía los trabajos del colegio, etc.

Con apenas cuatro meses de funcionamiento, el Hospital de Zipaquirá, en realidad no es nuevo, ya que en un libro sobre su historia, escrito por Víctor Manuel Vélez Abello y Luis Alfonso Rodríguez Valbuena, se reseñan 230 años de vida sanitaria en esa ciudad, cuando Pedro Fermín de Vargas le planteó al virrey José de Ezpeleta y Galdeano, la necesidad de construir un hospital en Zipaquirá, que funcionaría en la capilla de la Virgen de la Luz, construida por los Jesuitas y que se encontraba abandonada desde la expulsión que había decretado Carlos III en 1767.

Sin embargo, sólo hasta 1867, doña Avelina Bernal, ante la llegada de heridos de las guerras civiles regionales y el crecimiento de infecciones y enfermedades en la población, acondicionó su casa, un sencillo rancho de paja en el sector de San Juanito, como modesto hospital, que poco a poco se fue transformando, hasta que en 1898, el hacendado Jacobo Wiesner donó el terreno para la construcción de un hogar de paso para las personas que caían en desgracia económica, de ahí el nombre de albergue de los desgraciados, que fue el origen del hospital de caridad y de pobres que regentaron las Hermanas Dominicas de La Presentación, en asocio con los médicos Samuel y Ricardo Fajardo.

En 1936, por Ordenanza Departamental, el modesto hospital pasó a ser un hospital distrital con capacidad para treinta pacientes, hasta transformarse en 1952 en Hospital Distrital San Juan de Dios, pasando a la categoría de hospital regional en 1976, luego en 1996 a Empresa Social del Estado, liquidada posteriormente por la crisis del sector de la salud.

Finalmente, en el año 2015 se asignaron los recursos para la nueva obra, que finalmente se puso en marcha con la firma del convenio entre el departamento de Cundinamarca, el municipio de Zipaquirá y la Empresa Social del Estado Hospital Universitario de la Samaritana, siendo referente en salud para los municipios de Cajicá, Chía, Cogua, Cota, Nemocón, San Cayetano, Tabio, Tenjo y Zipaquirá.

Esperemos que allí no ocurra ni lo uno, ni lo otro, que mencionaba el maestro Darío Echandía: “En la política y la administración pública, se pueden meter las patas, pero no las manos”

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