Covid 19 y lecciones aprendidas | El Nuevo Siglo
Sábado, 28 de Marzo de 2020
  • Corregir sobre la marcha, plan de choque
  • Lo más difícil todavía está por venir

 

Tras los primeros días del plan de contingencia que el Gobierno activó para responder a la emergencia sanitaria derivada de la epidemia del Covid 19 es claro que ya hay algunas lecciones aprendidas que permiten a las autoridades, la ciudadanía, el sector privado y la nación en general aplicar correctivos y enfatizar en aquellas líneas de acción que están demostrando efectividad.

Por ejemplo, resulta evidente que se requiere una mayor diligencia de las autoridades gubernativas, policiales e incluso militares para lograr un mayor cumplimiento de las restricciones de movilidad impuestas a través de la cuarentena general que arrancó a nivel nacional el miércoles pasado pero que, para el caso de Bogotá, Cundinamarca y otros departamentos, ya regía desde el viernes de la semana anterior. Aunque a medida que fueron pasando los días se notó un mayor nivel de acatamiento del aislamiento social, todavía se continúa viendo en las calles y sitios públicos de muchas capitales, así como municipios a una cantidad exagerada de personas circulando, lo que evidentemente aumenta el riesgo de contagio del coronavirus. Lo cierto es que ya la Casa de Nariño advirtió que si se continúan registrando esguinces al aislamiento de los casi 50 millones de colombianos en sus casas, sería necesario hacer más drásticas las restricciones a la movilidad.

Otro de los asuntos en los que es necesario ajustar la hoja de ruta es el referido al ritmo de aplicación de las medidas de choque dictaminadas para apoyar a los sectores socioeconómicos vulnerables, sin duda los más afectados por la crisis sanitaria. Si bien, está en marcha un paquete de beneficios directos e indirectos por un valor que bordea los $15 billones, hay mucha inquietud en miles de familias que no han podido acceder a esas ayudas, ya sea porque no están en la bases de datos oficiales de posibles destinatarios o porque no saben cómo acceder a estos programas sociales de emergencia. Incluso, se arriesgan a salir de sus casas y aglomerarse en sitios públicos en pos de ello.

Algo similar ocurre con muchas empresas de distinto nivel y rubro productivo que, si bien, están notificadas de los decretos dictados por el Gobierno al amparo del Estado de Emergencia, cuando han tratado de acogerse a esos beneficios en materia de fondeo presupuestal, alivio financiero y tributario se han encontrado con que muchas de esas normas todavía están a medio camino de reglamentación. Se trata de un hecho preocupante no sólo porque está en peligro la supervivencia misma de muchas compañías y negocios, sino porque esa clase de demoras incrementa el riesgo de pérdida masiva de empleos.

Otra de las circunstancias evidenciadas en estos primeros días de vigencia del plan de choque para frenar la curva de contagio del coronavirus, se refiere a que persiste en el imaginario popular la creencia de que se trata de una crisis pasajera que debería terminar el próximo 13 de abril. Si bien, es cierto que el Gobierno y las instancias sanitarias de nivel nacional e internacional han dejado en claro que esta emergencia va para largo y que, incluso, habrá que aprender a convivir con esta enfermedad viral, al menos mientras se avanza en una vacuna, una parte de la ciudadanía colombiana todavía no es consciente de la peligrosidad que tiene el virus al que nos estamos enfrentando. Ni siquiera la crítica realidad en España e Italia ha logrado concientizar a una parte de nuestra población de la imperiosa necesidad de quedarse en casa, así como aplicar los protocolos de prevención para evitar contagiarse e infectar a sus seres queridos y demás personas con las que interactúan.

De igual manera es necesario, visto lo ocurrido en los últimos días, redoblar todo el operativo de orden público y seguridad ciudadana para evitar saqueos y otro tipo de desmanes protagonizados por turbas. Así mismo, es urgente activar mecanismos para detectar y actuar a tiempo en casos de violencia intrafamiliar y otros comportamientos anómalos que pueden dispararse en el marco del confinamiento social. No menos prioritario resulta castigar de forma ejemplarizante los casos crecientes de acaparamiento de alimentos y víveres así como de especulación con sus precios. También, es primordial saber neutralizar a tiempo el efecto de un alud de falsas noticias que circulan en las redes sociales, prometiendo desde presuntas curas milagrosas al Covid 19, hasta haciendo previsiones apocalípticas que solo generan pánico en una población ya de por sí, atemorizada.

Como se ve, el país está enfrentando una situación inédita en donde debe aprenderse sobre el camino. El propio papa Francisco, al pedir la intercesión de Dios para amainar la tragedia por el coronavirus y encomendar el futuro de la humanidad a la protección divina, hizo un llamado a la responsabilidad y la solidaridad. Es decir, a que debemos cuidarnos entre todos porque todos estamos en la misma barca.

Siendo el objetivo principal evitar una tragedia de grandes dimensiones, es urgente revisar en Colombia, día tras día, cómo está funcionando el plan de contingencia, derivar lecciones rápidamente y aplicar correctivos, sobre todo porque lo más difícil está por venir.