La carrera séptima está asociada a la historia de Bogotá desde sus orígenes. Es el eje sobre el cual se ha estructurado la trama urbana de sur a norte. Es la vía que circunda los cerros de la ciudad como un río al oriente y, sobre sus orillas se combinan todos los usos del suelo; predominando el residencial que le da su carácter. Y desde siempre ha goza del prestigio de las avenidas emblemáticas en las metrópolis, a pesar de sus penurias. Tal vez, por ello, sus transformaciones no están exentas de debates ni de ambiciosos o polémicos proyectos. El último de estos es el llamado Corredor Verde. El cual, comenzó a socializar la semana pasada la alcaldesa Mayor, Claudia López.

Durante el siglo XXI, la agenda de la ciudad ha sido alineada, en gran medida, por la movilidad y el transporte masivo. Uno de los problemas a finales de siglo XX y, lo sigue siendo hoy. La implementación del modelo Transmilenio, con sus costosas troncales de carriles exclusivos y estaciones cerradas, montadas sobre las grandes avenidas de la ciudad, marcó un rumbo a la infraestructura y al modo de transporte masivo que no terminan de convencer y, con el cual, la séptima se ha visto intimidada. Pues, allí, el invasivo sistema troncal no cabe, no se necesita y más bien la deteriora, según sostienen expertos y habitantes de la ciudad con sustentadas razones.

El alcalde Enrique Peñalosa quiso imponer dicho modelo de troncal en la séptima y perdió la batalla en instancias judiciales y ciudadanas. La alcaldesa Claudia López prometió en campaña que no ejecutaría un proyecto de tales características en la emblemática vía. Sin embargo, su propuesta de Corredor Verde no logra salvar las objeciones a una troncal de Transmilenio sobre la séptima. Pues, desde el punto de vista de la infraestructura y su funcionalidad, tiene los mismos elementos y se comporta como una troncal. El que los buses sean eléctricos y la empresa operadora, distrital -cosas que se abonan-, no cambia su naturaleza de troncal como infraestructura.

La alcaldesa defiende el Corredor Verde señalando que sus críticos se oponen al transporte público por la séptima. Nada más equivocado, pues la objeción no es al transporte público por la séptima -siempre ha habido-; ni a la movilidad intermodal o a la generación de espacio público, ni a la siembra de árboles; lo que se cuestiona es el patrón de troncal. Además, la alcaldesa argumenta que su propuesta de corredor verde es parte de la primera línea del metro, y por esto tiene que hacerse; lo cual, parece más una forma de presentarlo, deslindándolo de la poca fama del modelo Transmilenio.

La carrera séptima requiere transformarse para mejorar. Pero, la planeación y diseño de su intervención debe orientarse hacia los ciudadanos, involucrándolos en el proceso. No es solo exigencia legal, también es la forma en que la administración pública gana en confianza y legitimidad.

En este sentido, resulta pertinente observar el siguiente dato: según la reciente encuesta Invamer, la alcaldesa, Claudia López tiene un 59% de desaprobación en su desempeño y un 37% de aprobación. ¿Afecta esto la confianza y gobernanza en los últimos meses de su administración -y en periodo electoral- para impulsar un proyecto como el Corredor Verde de la carrera séptima?

@Fer_GuzmanR