Dos reformas, una realidad | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Marzo de 2023

* ¿Hay diagnóstico objetivo en materia laboral y pensional?

* Premisa es apostar por ajustes con vocación de largo plazo

 

Realismo. Ese debería ser el marco de referencia del estudio y aprobación en el Congreso de los proyectos de reforma laboral y pensional. El primero fue radicado la semana pasada y el segundo estará llegando mañana al Parlamento, según lo anunciado días atrás por la titular del Ministerio de Trabajo.

Si bien se trata de dos iniciativas independientes, resulta de simple lógica que ambas impactan el presente y el futuro del mercado laboral en Colombia. En ese orden de ideas, los senadores y los representantes a la Cámara deberían actuar bajo la premisa de lograr una integralidad entre las modificaciones a las reglas del trabajo y las condiciones nuevas para acceder a la jubilación. Así las cosas, pese a conceptos en contrario en torno a que una pesada agenda legislativa termina atentando contra la calidad misma de las leyes y los ajustes constitucionales en curso, termina siendo conveniente que las reformas laboral y pensional se encuentren de forma simultánea en reingeniería.

Como hemos insistido en estas páginas, un requisito sine qua non para este doble debate es contar con un diagnóstico realista y actualizado del mercado laboral en nuestro país. Sin embargo, no parece haber mayor consenso hoy sobre la caracterización de la oferta y demanda de empleo, las principales circunstancias que inciden en la evolución de la mano de obra calificada o no calificada, el impacto de las tecnologías en cuanto a los oficios y las modalidades de contratación, el universo empresarial, la tipología del fenómeno del desempleo, las variables salariales, el alcance de la informalidad, los rubros poblacionales con más participación en la masa de trabajadores y aquellos con mayor índice de desocupación…

Igual ocurre con el tema pensional. Pese a que hay multiplicidad de estudios sobre los puntos altos y bajos del sistema de jubilación, la mayoría de ellos arrojan conclusiones disímiles, salvo por la única coincidencia de que la cobertura es baja, la cantidad de trabajadores que cotiza también y hay una creciente franja poblacional de adultos mayores que no tienen asegurado un ingreso digno. Ni siquiera hay una postura medianamente sólida sobre qué es lo que más le conviene al país: un régimen de prima media o el de ahorro individual. Tampoco sobre si debe apostarse por un esquema de preponderancia estatal, mixto o privado…

Esa premisa en cuanto a la necesidad de partir de un diagnóstico medianamente aceptado por todos los sectores resulta más urgente al revisar las distintas ópticas sobre los pros y contras de la actual legislación laboral, así como sobre cuál debe ser el norte del país en materia de desarrollo político, económico, social e institucional. Cada uno de esos ámbitos marca unos derroteros muy claros sobre la hoja de ruta a definir en cuanto a cantidad y calidad del trabajo en nuestro país y el sistema pensional que se requiere, según la bitácora escogida.

No tener clara esa radiografía resulta aún más grave bajo la perspectiva que anotaba días atrás uno de los principales dirigentes gremiales del país, en torno a que debía entenderse que las reformas en curso no pueden estar signadas por la carga ideológica ni la coyuntural polarización política o partidista, ya que Colombia no está ante el reto de aprobar, ajustar o frenar las reformas del gobierno de turno, sino de fijar las reglas del juego laborales y pensionales para la próxima década o más allá. No se puede perder de vista que la estabilidad y la seguridad jurídicas en estos dos flancos son determinantes para la evolución del aparato productivo, la atracción de inversión extranjera permanente, el desarrollo empresarial, la competitividad comercial y, obviamente, las condiciones socioeconómicas de la actual y las futuras generaciones.

Visto todo lo anterior, es obvio que mientras Colombia no tenga ese diagnóstico realista del mercado laboral, la viabilidad y  la pertinencia de las reformas laboral y pensional serán muy relativas y parciales, abriendo la puerta a que, si en las próximas elecciones presidenciales se produce un cambio de péndulo ideológico, entonces la prioridad será reversar lo que la actual administración cambió… Como se dijo, el Gobierno, el Congreso y todos los sectores nacionales deben entender que el norte de las reformas en curso debe ser de largo aliento y no marcado por el mapa político imperante y sus mayorías temporales. Para lograr esa vocación de largo plazo la única alternativa es apostar por la concertación antes que por la confrontación. Así de sencillo.