Certezas vitales | El Nuevo Siglo
Sábado, 18 de Marzo de 2023

Es una verdadera bendición tener fe. Y lo es más tener certeza. Tenemos la posibilidad tanto de creer, como la de aferrarnos a algún conocimiento, sin temor a errar.

A medida que profundizamos en una experiencia o un conocimiento crecemos en certeza.  Si bien el racionalismo científico nos ha conducido por el conocimiento de lo tangible, lo cual nos ha permitido avances en la construcción de mundo, necesitamos ir más allá de lo evidente para hacernos a un panorama completo de la existencia. La vida va mucho más allá de lo que podemos percibir con los sentidos. ¿Qué sería de nosotros sin la intuición? ¿Qué pasaría si no tuviésemos en el cuerpo señales que nos adviertan sobre lo que hay el camino? ¿Cómo sería cada día sin emociones? 

Por fortuna, desde las ciencias de frontera hoy podemos reconocer que no nos agotamos en lo material: saber que la luz se comporta como onda tanto como partícula nos introduce en una comprensión más amplia de los multiversos. Esa luz onda es la base de todo lo que existe, pues ya sabemos que la materia es luz atrapada gravitacionalmente. 

En palabras sencillas, somos luz, solo que nos cuesta trabajo reconocerlo. Esa luz también es amor y es consciencia, de momento en minúscula en un plano como el nuestro. La idea es conectarnos con la Luz Mayor, con el Amor como fuente de todo lo creado y sintonizarnos con la Consciencia Divina.  Sí: Luz, Amor y Consciencia son Dios mismo, cualquiera que sea la denominación que le demos dentro de la miríada de nombres posibles.

Como no nos agotamos en la materia, la vida tampoco culmina con la muerte.  Por el contrario, ella es la puerta de regreso a casa, un retorno que podemos preparar desde ya.  Sí, dado que morir puede ocurrir en cualquier momento, conviene saber que una vez cesan nuestras funciones físicas nuestra alma sigue su camino.  Si seguimos aferrados a lo material, va a ser difícil despegarnos y corremos el riesgo de enredarnos en los deseos de seguir vinculados con personas o cosas.  Si estamos trabajando en el desapego -que no quiere decir no tener nada, sino que aquello que tenemos no nos tenga a nosotros- podemos reconocer que nuestro destino es la Luz Mayor. 

Eso de buscar primero el reino de Dios y que todo lo demás llegará por añadidura no es una frase vacía.  Por el contrario, es una guía para seguir en la certeza de la Luz. ¿Qué es eso de buscar el reino de Dios? Soltar los juicios, perdonarnos, integrar nuestras sombras, ocupar nuestro lugar, sanar nuestras heridas... Luego, expandir todo ello hacia afuera. Ese es un camino certero hacia la Luz.

@edoxvargas