Vuelven a soplar vientos de guerra fría | El Nuevo Siglo
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Jueves, 18 de Marzo de 2021
Redacción internacional

NO es el primero y, de seguro, no será el último de los presidentes de Estados a los que el mandatario ruso Vladimir Putin se enfrente para evidenciar su poder. Cruce de acusaciones, palabras fuertes, posiciones encontradas y hasta vetos en organismos multilaterales han sido desde décadas atrás la constante en unas tensas pero necesarias relaciones entre esas potencias.

Entronizado en el poder desde 1999 - bien como Jefe de Estado o premier- Putin ha protagonizado la geopolítica global por sus estratégicas alianzas, planes expansionistas y la relación cortante con los últimos cinco presidentes estadounidenses, entre ellos el actual Joe Biden.

Y aunque cada que ocurre un incidente que lleva a la tensión a lado y lado del Atlántico reviven los rumores de una posible guerra fría, esta parece muy improbable y afortunadamente no se pasa de un fuego cruzado verbal que, finalmente, conlleva a una conveniente distensión, que se expresa bilateralmente en la voluntad de cooperar en casos de interés común.

El episodio que volvió a agitar el temor de una guerra fría fueron la afirmación de Biden en una entrevista a ABC donde se le preguntó si consideraba a Putin un “asesino”, a la que respondió “Si, lo creo” y agregó que tendrá que pagar su precio” por su injerencia en las elecciones estadounidenses, según sostiene un informe de inteligencia.

El Kremlin reaccionó inicialmente condenando la declaración que consideró una   ofensa para el pueblo ruso, reiterando que defenderá los intereses de su país y con llamando a consultas a su embajador en Washington, lo que no ocurría desde 1998, para discutir sobre el futuro de la relación entre Moscú y Washington “de por sí conflictiva y estancada".

Horas después fue el propio Putin quien hizo referencia al tema, mientras algunos de sus voceros denunciaban que Biden "claramente no quiere mejorar las relaciones con nuestro país".

“Mirarse al espejo”, “El que lo dice lo es”, deseos de “buena salud” y un cara a cara telemático pronto, que debería darse mañana o el lunes para no interrumpir el descanso que tiene planeado para el fin de semana, fueron algunas de las expresiones del mandatario ruso hacia Biden.

Putin también afirmó que las personas "siempre proyectan en otros lo que piensa de sí mismas". Y fue más allá al señalar que “ha habido eventos difíciles, dramáticos y sangrientos en la historia de los dos países. Pero cuando nos acercamos a otra persona, cuando hablamos de otros estados y otros pueblos, siempre nos estamos mirando en un espejo…Siempre nos vemos a nosotros mismos ahí".

En su intervención televisada, el hombre fuerte de Rusia también expresó: "Las declaraciones de mi homólogo estadounidense me atañen personalmente. ¿Qué podría contestarle? Le diría: ¡mantente sano!", matizando que no estaba siendo irónico ni haciendo una broma.

Sin embargo expresó que Estados Unidos tendrá que tener en cuenta los intereses de Rusia lo quiera o no. "Estados Unidos y su Gobierno, en general, tienden a buscar cierta relación con nosotros, pero solo en áreas que favorezcan su interés y solo bajo sus condiciones", dijo Putin.

A renglón seguido sostuvo que "aunque piensan que somos lo mismo, somos gente muy distinta. Tenemos una genética distinta, diferencias culturales y de códigos morales... Tendrán que aceptarlo a pesar de todos los intentos por socavar nuestro desarrollo. A pesar de las sanciones e insultos tendrán que vivir con ello".

Y concluyó esa primera declaración recordando que como presidente y ciudadano “defenderemos nuestros intereses y trabajaremos con (los estadounidenses) cuando las condiciones nos resulten beneficiosas".

Se esperaba que hasta ahí fuera la reacción de Putin pero, al anochecer retomó el tema para ofrecer a Biden "una discusión" en "directo" el viernes o lunes, que sea transmitida en internet o en televisión. 

"Sería interesante para el pueblo ruso, el pueblo estadounidense y de muchos otros países" pero advirtió que debe ser pronto porque “quiero ir a la taiga este fin de semana, para descansar un poco.

La Casa Blanca no respondió en lo inmediato y la portavoz Jen Psaki se limitó a decir que Biden viaja el viernes y está "muy ocupado". 

Sanciones y contrasanciones

Las relaciones entre Moscú y Washington y, en general, entre Rusia y los países occidentales, se han deteriorado desde hace años, a raíz de la anexión de Crimea, la guerra en Ucrania, el conflicto en Siria y el envenenamiento y posterior encarcelamiento del opositor ruso Alexéi Navalni, entre otros asuntos.

En este contexto, se han adoptado múltiples sanciones y contrasanciones. Washington anunció el miércoles que extendería las restricciones a la exportación de productos 'sensibles' a Rusia, y ayer amenazó con sanciones a "todas las entidades involucradas" en el polémico proyecto del gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania.

También ayer el grupo de países del G7 denunció de nuevo la "ocupación" que Rusia ejerce en Crimea.

Desde su llegada a la Casa Blanca, Biden ha indicado que será firme respecto al Kremlin, marcando así una distancia a la relación que dio su antecesor, el republicano Donald Trump, quien en varias ocasiones sostuvo “me gusta Putin, nos llevamos bien”.

Ahora vuelven los tremores de la guerra fría la que, como señalamos anteriormente, parece remota. Sin embargo, si las relaciones entre Estados Unidos y Rusia se degradaran aún más, la incipiente cooperación en casos de interés común podría verse amenazada, como la que comenzó recién posesionado Biden cuando en una de sus primeras llamadas a líderes internacionales habló con su homólogo ruso para acordar la prolongación del tratado de limitación de arsenales nucleares New Start.

Los temas que de no llegarse a una necesaria distensión estarían en riesgo son el programa nuclear iraní y las acciones para enfrentar la crisis climática.

El único país que salió a respaldar a Biden fue Alemania, que a través de su canciller Heiko Mass elogió el "lenguaje muy claro" de Estados Unidos hacia Rusia, sobre su política en Siria o sus intentos de "influir en las elecciones de un tercer país", pero se abstuvo de pronunciase sobre el calificativo de “asesino” que endilgó a Putin.

Con los antecesores

Putin ha mantenido una tensa relación con todos los mandatarios estadounidenses desde que llegó al poder, en una evidente demostración de fuerza.

En el mandato de Bill Clinton, la guerra de Kosovo la que estropeó la luna de miel de la posguerra fría. Tan pronto asumió Putin, la entonces jefa de la diplomacia Madeleine Albright advirtió sobre éste “es un hombre duro (...), muy decidido, orientado a la acción…Vamos a tener que vigilar sus acciones con mucho cuidado".

Sin embargo, en la primera cumbre Clinton-Putin, en junio de 2000, el estadounidense elogió públicamente a un presidente capaz de construir una "Rusia próspera y fuerte, protegiendo al mismo tiempo las libertades y el Estado de derecho".

Bajo la administración de George W. Bush, los puntos de tensión con el mandatario ruso fueron la retirada de EU del tratado de misiles antibalísticos ABM de 1972 para crear un escudo antimisiles en Europa del este, la invasión estadounidense de Irak y la presunta influencia de Washington en la "revolución naranja" de Ucrania.

Posteriormente, en 2009, el presidente Obama lanzó el concepto de un "reinicio" de esta relación, cuando Putin hizo un enroque de poder con Dmitri Medvedev.  En julio de 2009, Obama dijo que Putin "tiene un pie en la vieja forma de hacer negocios y otro en la nueva" y tras lograr algunos acuerdos como la firma del tratado de desarme nuclear el intento de una nueva era bilateral fracasa, máxime cuando en 2013 Moscú da asilo al fugitivo estadounidense Edward Snowden.

La crisis ucraniana de 2014 -con la anexión rusa de Crimea y las sanciones económicas contra Moscú- y luego la intervención rusa en Siria en 2015 tensaron aún más la relación bilateral. Esa tendencia que se ha mantenido desde entonces es lo que hace que periódicamente soplen vientos de una nueva guerra fría.


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