Bioagricultura, ‘entretención’ de Gloria para ayudar al planeta | El Nuevo Siglo
GLORIA MARÍA Roca, después de trabajar 21 años como madre comunitaria, decidió irse a descansar a La Mesa y dedicarse a cuidar el medio ambiente.
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Domingo, 19 de Marzo de 2023
Redacción Nacional

Cuando Gloria María Rocha decidió empacar sus cosas y refugiarse en La Mesa, Cundinamarca, solo pensó en alejarse del ruido, el ajetreo y la contaminación de Bogotá.

Quería una vida tranquila, dejar de lado el corre corre, tener tiempo para descansar, disfrutar la vida y olvidar los problemas, después de trabajar 21 años como madre comunitaria.

“Mis cuatro hijos (dos varones y dos hembras) se quedaron en Bogotá. Yo me vine con la única idea de dedicarme a descansar y no hacer nada más”, dice esta mujer de 65 años.

Estableció su residencia en el barrio José Antonio Olaya, en la que hasta entonces era una vivienda normal.

Sin embargo, sus días apacibles empezaron a tener un nuevo ingrediente de motivación para hacer algo por la salud del planeta.

“Vinieron de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) a darnos una enseñanza sobre huertas caseras y otras cosas para contribuir en el cuidado de los recursos naturales, cómo no hacerle daño al medio ambiente”, recuerda Gloria.

Añade que “estoy completamente dedicada al hogar, pero me pareció interesante lo de los hogares sostenibles porque aprendí cómo usar los productos naturales, por ejemplo, para sembrar, a ahorrar el agua y la luz. Además, tengo un jardín y para mantenerlo nos enseñaron lo del compostaje”.    

Gloria, quien invita a otras amas de casa para que se sumen a la iniciativa y contribuyan a proteger el medio ambiente, asegura que con acciones muy sencillas, si se suman muchas, se lograrán grandes avances.

¿En qué consiste?

Tener una huerta en casa es sencillo, no requiere de grandes espacios y lo único que se necesita es tiempo y dedicación para lograr los resultados esperados.

“A mí me explicaron que tener una huerta casera me permitía cultivar los productos que más me gusta consumir y de paso tener una alimentación más saludable y contribuir al cuidado del ambiente”, dice Gloria María.

Añade que “me dijeron que a diferencia de las actividades agrícolas tradicionales, esta disciplina trabaja de una forma orgánica y con un uso moderado de los suelos”.

“Le agradezco a la CAR porque se trata de una práctica que se realizada en casa y se cultivan frutas o verduras más sanas y libres de ingredientes químicos”, indica.

Un propósito fundamental de la Corporación es promover el desarrollo de prácticas sostenibles y el cambio de hábitos. Por eso, la iniciativa se ha llevado a las poblaciones que son de su jurisdicción. Allí se les ha brindado capacitación y acompañamiento, aunque en palabras de Gloria María, “todas las amas de casa deberíamos sumarnos a este proyecto, porque los beneficios son muchos”.

“Yo aprendí que uno de los factores más importante para el crecimiento de las plantas es la luz. Por eso es necesario buscar un lugar en la casa donde el sol irradie sin mayor dificultad. También que es recomendable ‘regar menos, pero mejor’”, cuenta.

Para realizar esta actividad y, al mismo tiempo, darles una segunda vida a los residuos plásticos, la Secretaría Distrital de Ambiente señala que “se puede tomar un tarro vacío de algún detergente u otro producto y abrirle agujeros.

“Los requerimientos del suelo son diferentes para cada planta, por eso es fundamental buscar o crear el mejor. También es importante aprovechar el espacio. Para esto se pueden llenar los huecos que hay entre las plantas de crecimiento lento con las de crecimiento rápido y sembrar diferentes tipos de especies con la distancia de un palmo”, son algunas otras de las enseñanzas que les dan a quienes quieren tener en su hogar una huerta.



Acciones

La labor que adelanta Gloria María en favor del medio ambiente no se limita a tener su huerta casera y no emplear productos químicos para “alimentar las plantas”.

Continuamente a esta mujer se le ve recorrer las calles –algunas muy empinadas–, no solo del barrio José Antonio Olaya, sino otras del municipio de La Mesa, arrastrando “un carrito de esos que se usan para cargar el mercado”.

¿La razón? “No necesito llevar bolsas plásticas para empacar lo que compro. En cada mercado, mínimo requería de tres, cuatro o más y con ello estaba contribuyendo a la contaminación con plástico, que es una de las más dañinas para los ecosistemas”, dice.

Añade que “si se requiere una bolsa, pues uso un talego de tela, que yo puedo fabricar, reciclo los objetos que me sirven y trato de no desperdiciar alimentos”.

Otro aporte que hace es “ahorrando agua lavando la loza en una ponchera, cerrando la ducha mientras me enjabono, reciclo el agua de la lavadora y también apago los bombillos. Eso, además de ayudar al planeta, me sirve porque economizo dinero”, explica.

“También hago el compostaje. Los de la CAR me enseñaron para que no utilice químicos en el cuidado de las matas. Me explicaron la técnica mediante la cual se crean las condiciones necesarias para las que, a partir de residuos orgánicos, se haga el abono”, dice Gloria María.

“Me enseñaron cómo cuidar los ríos, las montañas, los paisajes, las aves, y me gustaría vivir en un sitio donde pudiera tener árboles frutales, que hubiera un lago con unos cisnes y mucho jardín con plantas aromáticas”, indica.

Por ahora está feliz de vivir en el municipio de La Mesa y dedicarse a la bioagricultura, lo que “me permite cultivar mis verduras, hortalizas y tener un jardín, sin necesidad de utilizar abonos industriales. Esto me sirve para comer saludable”, explica.

Por último, afirma: “Comparto lo que he aprendido con otras personas, pero lo más gratificante es enseñarles a los niños pequeños, de cinco o más añitos, sobre la importancia de cuidar la naturaleza, que no la debemos destruir porque entonces no les estamos dejando un futuro a las generaciones siguientes. Y, claro, espero poder seguir compartiendo lo que he aprendido sobre las huertas caseras, el cuidado del agua y de la fauna”.

“No se necesita un gran terreno para hacer la huerta, hay en que aprovechar el espacio que se tenga”, asevera Gloria María.