El libro de Bill Gates | El Nuevo Siglo
Lunes, 1 de Marzo de 2021

* Algebra del cambio climático

* Ahora el tema también es el cemento

 

Dentro de la inmensa cantidad de libros e informes que por estos días se publican sobre las amenazas ambientales, el último de Bill Gates, fundador de Microsoft, titulado “Cómo evitar el desastre del cambio climático”, tiene el mérito de la claridad y la contundencia.

Su tesis central es simple pero fundamental: en el mundo se lanzan a la atmósfera cada año 51 billones de toneladas de partículas con gases de efecto invernadero, y es indispensable reducirlas a cero en las próximas décadas si queremos hacer algo rotundo contra el fenómeno.

Quizás lo más original de Gates en este libro es la metodología que utiliza, que podríamos denominar el “álgebra” del calentamiento global. Cada agente expulsor de partículas con efecto invernadero es cuantificado cuidadosamente y se calcula el costo y las posibilidades tecnológicas que existen para sustituir la energía que utilizan por otras fuentes que no resulten nocivas para el medio ambiente. Lo que el autor denomina el “premio climático”.

Así, las causas de las emisiones de partículas con efecto invernadero se distribuyen de la siguiente manera: producción de cemento, acero y plásticos, 31%; por la generación de energía eléctrica a través  de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas natural), 27%; en la agricultura, y principalmente en la producción de alimentos para animales que, a su turno, generan desperdicios orgánicos con efecto invernadero, 19%; transporte mediante automóviles, medios fluviales y aviones, 16%; y, por último, mecanismos de refrigeración, 7%.

Una interesante primera observación de Gates es que, contra lo que a menudo se dice, no es solo con la combustión de fuentes fósiles en la producción de energía eléctrica como se causan efectos nocivos al medio ambiente. Hay también otros procesos igualmente responsables del calentamiento global, como los mecanismos industriales utilizados en la fabricación del cemento, acero y plásticos. Que son los tres casos paradigmáticos analizados por el autor.

 

La tesis central en la investigación de Gates no es desde luego dejar de producir, por ejemplo, estos tres bienes indispensables en la manufactura, la construcción y variados procesos industriales. Su recomendación fundamental es producir esos bienes con menos energía eléctrica generada con base en combustibles fósiles. De allí, por supuesto, su llamado para seguir con ahínco los programas de generación eléctrica en parques fotovoltaicos y eólicos. En el libro se hace un llamado para no mixtificar las energías sustentadas en fuentes renovables que, aunque importantes, tienen un papel aún moderado en el combate al cambio climático. El autor se muestra también optimista por la producción futura y controlada de energía a partir de fuentes nucleares. Lo cual ha sido, asimismo, la tesis central del descubridor del cambio climático, James Lovelock.

Quizás uno de los aspectos más llamativos del libro es que Gates cuantifica ordenadamente los costos de hacer el tránsito de energías contaminantes hacia energías más limpias. La matriz mundial del consumo de las diversas fuentes de energía a la fecha así lo muestra: el consumo de carbón sigue representando el 36% del uso total de energía, el gas natural el 23%, la generación hidroeléctrica el 16%, la nuclear el 10%, las fuentes renovables el 11%, y otras fuentes 3%.

En algunos aspectos ya existen procesos tecnológicos que permiten visualizar, a costos razonables, el tránsito del consumo de energías contaminantes hacia energías más limpias. Como es el caso de los vehículos eléctricos y las nuevas generaciones de baterías, cuyo costo y capacidad de almacenamiento han venido reduciéndose en los primeros y aumentando en las segundas, lo que explica el aumento importante de los carros eléctricos y la transformación de los convencionales en los últimos años.

Para Gates, en el fondo, todo es un amplio ejercicio económico: los procesos que hoy consumen energías contaminantes y pueden ser sustituidos por mecanismos limpios deben apoyarse. En otros casos, como por ejemplo el del cemento, a la fecha no se vislumbra una sustitución económica viable, pero es el escenario sustancial -según el autor- para combatir el cambio climático.

En síntesis: es la voz de un activista ambiental que cuenta con la respetabilidad a nivel mundial de haber sido el fundador de Microsoft. Es la voz de un académico, a partir de su experiencia empresarial, preocupado por el cambio climático. De alguien que entiende y prueba a lo largo del libro que las transformaciones en los patrones de consumo necesarias para combatir este fenómeno serán solo aquellas que permitan un equilibrio económico. Y que tengan posibilidades tecnológicas de llevarse a la práctica.