¿Colombianos en fuga? | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Febrero de 2023

* Estudio de Cerac y encuesta prenden alertas

* Urge estabilidad y fijar hoja de ruta creíble

 

Uno de los activos fijos más importantes de cualquier país, sin importar el sino ideológico o político que lo gobierne, es el de la estabilidad, entendida esta no como la inamovilidad política, económica, social o institucional, sino como la percepción de la mayoría de los gobernados y de los factores de poder en torno a la certeza de un rumbo nacional que se está siguiendo o a un alto grado de convencimiento sobre las reformas y ajustes que se están aplicando.

En ese marco, la estabilidad resulta determinante en muchos flancos, que van desde la consolidación democrática, la confianza en la institucionalidad y la formulación objetiva de políticas de Estado, hasta las apuestas de desarrollo multisectorial a largo plazo, los proyectos estructurales y la inversión productiva y permanente. Todo ello, a su turno, genera en la población una sensación de futuro posible y de opción de progreso… En fin, una especie de sinergia nacional de base, que en modo alguno se puede confundir con unanimismo. Esto es que, sin desconocer las problemáticas internas, la polarización y las diferencias de criterios propias de todo conglomerado, se crea un escenario en donde, más allá de la postura que se tenga frente al gobierno de turno, el ciudadano percibe que, por lo menos, el país tiene fijado un norte, una hoja de ruta para cumplir una serie de metas y programas identificables y verificables.

Cuando esa cadena circunstancial se empieza a debilitar y el clima país se torna crítico, hay una serie de síntomas que resultan evidentes. Una alerta temprana, por ejemplo, se refiere al aumento de la cantidad de habitantes que consideraría salir del país en busca de un mejor futuro o un escenario más estable para poder avanzar en los planes que cada quien se propone.

En los últimos días se han producido dos informaciones que preocupan a este respecto. De un lado, con base en estadísticas de Migración Colombia y el DANE, el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) advirtió que en 2022 se marcó un récord en cuanto a nacionales que se fueron al extranjero: 547 mil emigraron. Para dimensionar el impacto de esta cifra, baste con señalar que fue 2,7 veces el promedio de compatriotas que en 2012 también tomaron la decisión de irse a vivir a otro país.

No es un hecho aislado. Por el contrario, es una tendencia que ha venido creciendo en los últimos años (con la excepción obvia del periodo crítico de la pandemia de covid-19). Más preocupante aún es que muchos de los migrantes colombianos son jóvenes, a tal punto que el 35% corresponde a personas entre los 18 y 29 años de edad, el 23% tiene más de 30 años y menos de 40, en tanto que el 19% es menor de edad.

La devaluación del peso colombiano aparece como un factor coyuntural para explicar el fenómeno, al igual que la desaceleración económica, pero hay causales estructurales como la dificultad en la movilidad social y la menor rentabilidad de la educación superior. Obviamente también contribuye a esta circunstancia la disminución en el número de países que exigen visa a los colombianos.

De otro lado, uno de los aspectos más llamativos de la encuesta Datexco revelada ayer y contratada por La W Radio, se refiere a que un 61% de los consultados respondió positivamente cuando se le preguntó si se iría del país si pudiera. Solo un 36% declinó esa posibilidad. Sin duda, es un dato que llama a la reflexión de fondo.

Al interpretar los resultados de los estudios del Cerac y el de la citada encuesta algunos analistas advierten que ese aumento de colombianos que migran a otros países o que si tuvieran la oportunidad lo harían, no se puede separar de lo que han evidenciado otros estudios de opinión que advierten un marcado clima de incertidumbre política, económica, social e institucional generado por la accidentada gestión del actual gobierno, un alud de reformas sin norte claro así como la innegable improvisación en muchos flancos de alto impacto para el día a día de la ciudadanía.

Más allá de cuál sea la causa, es evidente que no puede ser considerado normal ni un hecho menor que la migración de nacionales esté marcando récord o que seis de cada diez consultados en una encuesta indique que si pudiera se iría del país. No menos preocupante es que muchos de ellos sean jóvenes, lo que indicaría que las opciones de futuro, desarrollo profesional o de posibilidades de progreso a nivel nacional no están siendo las suficientes ni llenando las expectativas. No de otra manera se puede explicar esta tendencia a la fuga de talento humano.

Volvemos, entonces, a la tesis inicial: sin certeza de estabilidad, sin generar una hoja de ruta sólida y creíble, es muy complicado comprometer a las mayorías en la empresa de sacar adelante al país.