Arrancó la campaña | El Nuevo Siglo
Jueves, 25 de Febrero de 2021

* Ciudadanía lista para oír las propuestas

* Contienda proselitista seria y deliberativa

 

La campaña para los comicios de 2022 ya empezó. Y tal vez sería normal que así ocurriera puesto que estamos a doce meses de las elecciones parlamentarias, cuando también es seguro que las coaliciones multipartidistas que se están formando para competir por la sucesión en la Casa de Nariño irán a las urnas para escoger a su respectivo candidato único. En ese orden de ideas, podrían equivocarse quienes señalan que hay un tempranero arranque de la actividad proselitista e incluso piden que esta se congele por varios meses mientras se reduce el nivel de emergencia por la pandemia. Si bien es necesario seguir aplicando estrictamente todos los protocolos de bioseguridad para evitar una tercera ola del virus, debe tenerse en cuenta que, por ejemplo, en Bolivia se llevó a cabo en medio de la coyuntura sanitaria la contienda electoral para renovar la Jefatura de Estado, e igual está sucediendo en Ecuador y Perú, que escogerán a sus mandatarios en abril próximo.

En momentos en que afortunadamente la curva epidemiológica del covid-19 empieza a caer de forma sostenida en Colombia, coincidiendo con el arranque de la vacunación masiva, es evidente que la ciudadanía ya muestra una creciente expectativa por saber qué hoja de ruta quieren proponer los liderazgos que se están empezando a proyectar para asumir el poder una vez termine el actual gobierno, al que le ha tocado enfrentar la que es, sin duda, la crisis más grave de las últimas décadas. La opinión pública sabe que ha sido tan drástico el coletazo social, económico e institucional por la pandemia, que el plan de reactivación integral del país demandará lo que resta del actual mandato presidencial y buena parte del próximo.

Visto todo lo anterior, resulta positivo que los distintos partidos y movimientos políticos ya estén empezando a definir las reglas del juego para la escogencia de sus candidatos. También que comience poco a poco la construcción de las coaliciones que competirán por llegar a la Casa de Nariño. Igual es interesante que ya exista una baraja muy amplia de posibles aspirantes. Como lo han indicado informes de este Diario, más de una treintena de nombres están sobre la mesa. Desde luego la mayoría de ellos no llegará ni al filtro de una precandidatura ni mucho menos a una candidatura con posibilidades de triunfo, pero en todo caso es bueno que exista voluntad de poder y capacidad de agitar ideas. Es más, ya algunos partidos y movimientos han anunciado que alistan sus primeras propuestas programáticas respecto a cuál debe ser el norte del país.

Como se dijo, está bien que la campaña sirva de plataforma para abrir espacios y caminos hacia el futuro. Lo importante es que la puja proselitista se vaya desarrollando dentro de los cánones del respeto, el debate de las ideas y la discusión constructiva sobre el diagnóstico de las principales problemáticas nacionales y lo que cada uno propone para superarlas. Flaco favor se les haría a los colombianos que en un momento tan complicado para el país quienes aspiran a suceder al presidente Duque se enreden en ataques personales, noticias falsas, busquen profundizar la polarización o, peor aún, acudan al populismo y la politización gratuita de la coyuntura para tratar de ganar adeptos. En otras palabras: caer en la política “pop” y la truculencia rampante de las redes no caería bien a nadie ni mucho menos al país. Lo que la ciudadanía está urgiendo son propuestas estructuradas y realistas. En consecuencia, se espera de quienes aspiran a liderar la nación en menos de año y medio, la máxima capacidad deliberativa y ante todo el ánimo de acertar.

Bienvenido, pues, el inicio de la carrera por la sucesión en la Casa de Nariño y la integración del Congreso. Tras el récord de votación que se presentó en 2018 es claro que los partidos, movimientos políticos y candidatos deben esforzarse por presentar los mejores programas y planteamientos a una ciudadanía que, tras sufrir en el último año el periodo más crítico en las últimas décadas, exigirá de sus líderes la máxima claridad y certeza para definir el nuevo rumbo del país y la recuperación del sendero de progreso y mejora de la calidad de vida. Que se lancen, entonces, los precandidatos, que se definan las reglas del juego para su escogencia, que se confeccionen las coaliciones y se aterricen las ideas. Las urnas están a doce meses y el desafío político sería tan inédito como trascendental.