Nuestras guerras | El Nuevo Siglo
Viernes, 24 de Febrero de 2023

El viernes pasado se cumplió un año de la invasión rusa a Ucrania, doce meses de guerra, muerte y devastación.  Hay muchos más conflictos armados en Asia y África, tal vez no tan sonados. Hay conflictos en las goteras de nuestras ciudades y en nuestros campos.  Hay guerras en nosotros.

Nuestras guerras interiores están estrechamente vinculadas con los conflictos a gran escala, pues -aunque suene redundante- todos hacemos parte de todo, estamos profundamente interconectados y nos influenciamos mutuamente.  Esto no es para nada nuevo, pues las grandes tradiciones de sabiduría nos hablan de ello desde hace milenios y el paradigma holográfico de las ciencias de frontera lo evidencia.  Nuestras entretenciones no nos permiten reconocer lo evidente y lo obvio nos produce una ceguera que nos impide ver que los conflictos de afuera se nutren de nuestras complicaciones de adentro.

Esta dualidad en la que vivimos nos llena de contradicciones, las cuales caracterizan a nuestra condición humana. Para poder integrarlas y trascenderlas, necesitamos primero reconocerlas. Queremos la paz, casi todos lo decimos, pero seguimos atizando nuestras guerras interiores, esas que nos cuesta identificar como tales, que nos tallan cada día, que se retroalimentan de esas invasiones sutiles -pero efectivas- que nos hacen los medios masivos, envueltas en realities que son guerras; en competencias deportivas, que son guerras; en novelas llenas de conflictos, que son guerras. Triunfan unos pocos y pierden muchos. El amor no se evidencia cuando alguien pierde.

¿Cómo no estar en guerra, si vibramos en su frecuencia? Esas guerras que compramos, y pagamos caras con nuestra atención, nuestro tiempo y nuestro dinero, nutren nuestros dolores, miedos y rabias. Sí, experimentamos esas emociones, tenemos el derecho de hacerlo. No son emociones negativas, sencillamente son expresiones de nuestros egos, como lo son también la felicidad y la euforia. Son emociones, estados temporales, que necesitamos tramitar, para soltar nuestras guerras íntimas, nuestros conflictos con mamá y papá, nuestra historia, la pareja, los vecinos, la persona desconocida con quien nos cruzamos en desarmonía… en fin, conflictos con la vida tal como es. Sanemos nuestras guerras interiores. Así, sanará también el afuera.

@edoxvargas