¿Lento arranque de la gestión Biden? | El Nuevo Siglo
EL presidente Joe Biden cumple cinco semanas en la presidencia de Estados Unidos.
Foto archivo Anadolu
Miércoles, 24 de Febrero de 2021
Redacción Política

Desde el mismo momento en que Joe Biden fue declarado, tras varias semanas de rifirrafe sobre el resultado electoral, como ganador de las elecciones presidenciales, la expectativa sobre lo que serían sus primeras semanas como titular de la Casa Blanca y cómo serían sus primeros timonazos en el gobierno, eran muy altas.

¿Se cumplieron los vaticinios sobre lo que serían las primeras medidas del mandatario demócrata? A hoy, cinco semanas después de su llegada el poder, varias medidas domésticas, algunas conversaciones con líderes internacionales y el retorno de Estados Unidos a algunas organizaciones y acuerdos globales son los hechos más destacados.

Cuando el pasado 20 de enero asumió la presidencia definió como prioridades acelerar la lucha contra el covid-19 al igual que la reactivación económica, proceso que recibió con signos de mejoría. En el primer frente de urgencia, con las vacunas aseguradas y el proceso de inmunización en marcha, mantuvo la línea de su predecesor Donald Trump y recomendó el uso constante del tapabocas (mascarillas).

En el flanco económico sigue a la espera de que los demócratas en el Congreso convenzan a los republicanos de aprobar un plan de ayuda económica por US$1.9 billones. Pero la oposición considera la estrategia excesivamente costosa y difusa.

Tras la cascada de órdenes ejecutivas que firmó en la primera semana de mandato, algunas anulando medidas de su antecesor en todo tipo de temas, la agenda Biden tuvo una forzada parálisis en tema de gran interés legislativo, como la confirmación de nominados al gabinete y hasta la aprobación del millonario paquete financiero ¿Por qué? Por encontrase el Parlamento inmerso este poder en el juicio político a Trump, a la larga un frustrado intento no solo por hallarlo responsable de incitación a la violencia sino de inhabilitarlo para volver a postularse a la Casa Blanca en 2024.

En ese interregno, el nuevo presidente de Estados Unidos centró gran parte de su gestión en política exterior y, tras la absolución de su antecesor, retomó su constante llamado a la unidad nacional y especialmente al trabajo bipartidista, ya que el eje de sus políticas sociales y de generación de empleo está en el millonario paquete sometido a consideración del Congreso que, como se dijo, sigue trabado.



Esta es una síntesis de las decisiones y acciones realizadas por Biden en sus primeras semanas:

1. Covid-19: Tras ordenar una cuarentena preventiva para los viajeros procedentes de ciertos países donde se detectaron variantes de este virus, y recomendar el uso de tapabocas en espacios abiertos y transporte público, el gobierno Biden aceleró la campaña masiva de vacunación que se inició en diciembre. Así, a hoy, 63 millones de personas ya recibieron una de las dos dosis de los inmunológicos de Pfizer o Moderna, mientras que 18 millones más cumplieron con el esquema de la doble vacunación. Biden tiene presupuestado que al finalizar agosto toda la población objeto de la inmunización lo esté. Adicional a ello repartirá 25 millones de tapabocas en todo el país. Y, de otra parte, apoyará al mecanismo Covax, de la Organización Mundial de la Salud, para enviar vacunas a las naciones más pobres. Aquí anunció una ayuda financiera de US$4.000 millones, la mitad de la cual se “liberará muy rápidamente” y la segunda será gradual a partir de final de este año.

2. Economía: Tal vez las dos más grandes acciones emprendidas hasta ahora por Biden en este campo son el decreto que da prioridad a las empresas y productos estadounidenses en los contratos con el gobierno federal y la orden de revisar las cadenas de abastecimiento de bienes esenciales, cuya escasez afecta a la industria del país. En el primer ítem mantiene la política proteccionista de su antecesor “América Primero”, aunque ahora bajo el nombre de “Hecho en Estados Unidos”, un programa que tiene vigilantes a socios estratégicos como Canadá y los europeos que temen que dicha legislación les impida acceder a ciertas licitaciones del gobierno estadounidense. La segunda acción va en línea con la primera, con miras a reversar la caída en el ritmo de producción de diversos sectores empresariales, desde las farmacéuticas hasta la tecnológica y el automotor. Entre tanto, en lo que más urge a la Nación, que es la generación de empleo, el Presidente está a la espera de un entendimiento bipartidista en el Congreso para el mencionado plan de ayuda. Este, como se dijo, ha generado resistencia no solo por su monto, sino porque Biden introdujo en el mismo su proyecto de duplicar el salario mínimo por hora, que hoy está en US$7.50. Aquí también se establecen ayudas por US$1.400 dólares mensuales a cada persona de la población más vulnerable. Las empresas siguen a la espera de medidas gubernamentales, aunque es evidente que se ha reactivado el consumo.

3.  Inmigración. Cumpliendo una de sus promesas de campaña, la regularización de no menos de 11 millones de inmigrantes, Biden ha tomado varias acciones. Presentó el proyecto de Ley de Ciudadanía para una reforma integral que establece, en primer lugar, que 3.3 millones de personas obtendrían de forma inmediata la “tarjeta verde” que permite la residencia legal, entre ellos más de 1,3 millones de 'dreamers', como se conoce a quienes llegaron junto a sus padres indocumentados y han hecho prácticamente toda su vida en Estados Unidos. También establece el beneficio de regularizarse a otros 1,1 millones que son trabajadores del sector primario -con sus respectivas familias- y 279.000 beneficiarios del Estatus de Protección Temporal, que se concede a determinados colectivos. Mientras se aprueba la Ley, el Presidente reversó la política “Quédate en México” para que los solicitantes de asilo que están en varios campamentos al otro lado de la frontera puedan ingresar a Estados Unidos (serán unos 25 mil), impulsa la reunificación de familias. Esto beneficia a menores que bien fueron enviados solos a territorio norteamericano o que, nacidos allí, fueron separados de sus padres que tenían otro país de origen y no se habían regularizado. Y, claro, una de sus primeras decisiones de Biden fue no renovar los contratos para la construcción del muro en la frontera con México.



4. Medio Ambiente. Estados Unidos regresó oficialmente al Acuerdo de París contra el cambio climático, cumpliendo la promesa de Biden en cuanto a hacer de la lucha contra el calentamiento global una prioridad máxima. Para determinar compromisos tanto puntuales como verificables anunció una cumbre climática para el 22 de abril, en coincidencia con el Día de la Tierra. Tras ello, en su intervención en la Conferencia de Seguridad de Múnich, pidió a los países europeos que redoblen sus compromisos para combatir el cambio climático, asegurando que esta es una crisis de dimensión global. Recién posesionado, el mandatario ya había suspendido la construcción del oleoducto Keystone, que cubriría desde la provincia canadiense de Alberta hasta la costa de Texas, lo que ha tensionado la relación con Canadá.

5. Política exterior. El anunciado retorno de la potencia al multilateralismo se ha evidenciado en varios discursos de Biden pero ha tenido muy pocos hechos concretos. Evidenciando desde el día siguiente de su posesión cuáles son sus socios estratégicos y las prioridades en su agenda externa, el primer mandatario con el que conversó telefónicamente fue Justine Trudeau (Canadá), con quien ya ha hablado en dos ocasiones. Posteriormente realizó llamadas a Andrés Manuel López Obrador (México), Boris Johnson (Gran Bretaña), Ángela Merkel (Alemania), Vladimir Putin (Rusia), Yoshihide Suga (Japón) y Xi Jinping (China). Conversaciones todas calificadas como muy diplomáticas y “positivas” por la Casa Blanca. Entre las pocas acciones concretas tras esas primeras movidas están la extensión por cinco años del tratado sobre armas nucleares “New Start” entre Rusia y EU así como los fallidos intentos de los líderes europeos para reactivar el tratado nuclear con Irán. Biden no estuvo el Foro Económico Mundial, en Davos, donde Jinping aprovechó la vitrina para alertar sobre el peligro de una nueva Guerra Fría. Pero sí participó en otras importantes citas, como la conferencia de Seguridad de Múnich y el G7. Bajo el lema “la diplomacia está de vuelta”, en su primer discurso internacional dijo que Estados Unidos trabajará en estrecha colaboración con sus socios de la Unión Europea, que retorna la alianza trasatlántica y alertó sobre los riesgos que representan Rusia y China -el primero para las libertades democráticas y el segundo para el sistema económico global-.

Como se ve, en estas cinco primeras semanas en el Salón Oval, el presidente de Estados Unidos ha gestionado varios temas internos y delineado su agenda externa. Sin embargo, en la que es su mayor prioridad y debe moverse rápidamente, que es impulsar la economía, por ahora todo depende del aval del Congreso, en donde pese a ser mayoría los demócratas requieren del voto favorable de varios republicanos para sacar avante el millonario paquete Biden de ayudas.