Procastinar | El Nuevo Siglo
Domingo, 9 de Febrero de 2020

“Procastinar” es un horroroso anglicismo que describe bastante bien lo que está sucediendo con muchas cosas en Colombia. Aplazar es la orden del día. Un buen ejemplo son las reformas pensional y laboral de las que tanto se ha hablado pero que están lejos de ver su día.

Recordemos un poco la cronología de los erráticos anuncios que se han hecho comenzando con la pensional. Se iba a presentar a consideración del Congreso el año pasado. Pero luego se dijo que se dejaba para el 2020 a fin de que no entorpeciera el trámite de la ley de financiamiento.

Y se dejó entonces para el año en curso. Pero cuando empezaron las marchas y la protesta social empezó a rugir el gobierno, asustadizo, dijo que la ley pensional tenía que pasar primero por el tamiz de la concertación en el seno del comité tripartito (gobierno, sindicatos y empresarios) donde usualmente se discute el salario mínimo, antes de ser llevada al Congreso.

Y ahí vamos. Con el aditamento de que el nuevo ministro o ministra del trabajo que se nombre tendrá que comenzar de cero en esta materia.

Con la reforma laboral parece estar sucediendo algo parecido. Se ha hablado mucho de ella pero nada que ve la luz del día. Ni siquiera como proyecto de ley a pesar de que los datos de desempleo al cierre del 2019 muestran que son los peores de los últimos ocho años.

Ahora va a venir el pulso con el comité del paro que ha señalado nuevas fechas para las marchas de protesta. Comité que tiene como una de sus banderas que se archiven estas dos iniciativas, a saber, la reforma pensional y la laboral.

El gobierno ha dicho que estos dos asuntos no son negociables y que además no le reconoce personería negociadora a este comité. Lo que está muy bien. Pero ¿en qué va a terminar entonces este pulso? El país no conoce cuál es la posición gubernamental fuera de unos cuantos puntos que ha calificado como sus “inamovibles” pensionales, que están lejos de conformar la estructura básica de una verdadera reforma pensional.

A menudo se ve un gobierno atolondrado como cuando, primero, afirma que no apoya la famosa prima a los salarios bajos propuesta por el expresidente Uribe, y luego dice que si la apoya pero si se destina a fortalecer la educación de los beneficiarios.

Deja también muchas preguntas la idea de que algo tan controversial y de tanta envergadura como lo pensional se pueda llevar al seno de un comité tripartito de concertación. Este comité no está diseñado para concertar este tipo de leyes. Nunca lo ha hecho. Y aun así, cabría preguntar: ¿cuándo va a iniciar el gobierno entonces esta tarea de concertación anunciada si ni siquiera la arquitectura básica del contenido de las leyes laboral y pensional la tiene lista?

Lo único que se conoce al respecto son algunas dosis homeopáticas que el gobierno ha ido soltando. El Ministro de Hacienda dijo, por ejemplo, que la gente se pensionaría con lo que logre ahorrar. Pero ¿qué va a pasar con el 80% de los colombianos que no tienen ninguna capacidad de ahorro? ¿No calificarán nunca para pensionarse? ¿No están en las visiones del futuro pensional?

 

Y la ministra de Trabajo saliente hizo el elogio de la contratación por horas. Pero todo esto se hace a pedacitos, sin que el gobierno haya presentado hasta ahora una visión de conjunto sobre las reformas.

El gobierno presenta lo que cree va a tranquilizar a la opinión (que no se modifica la edad de jubilación, que lo que se adopte no afectará pensiones consolidadas, que no se toca la sustitución familiar en caso de fallecimiento del jubilado) pero no se atreve a decir las cosas ásperas que de todas maneras se requieren. Y en estos temas no se le puede pretender darle gusto a todo el mundo. Porque entonces nada se hace. Se posterga, pero no se legisla.

Este método de anuncios homeopáticos aplicado a temas tan controversiales hace casi imposible su adopción legislativa. Si el gobierno no se juega a fondo y pone sobre la mesa las cartas del todo en vez de los detalles, no hará otra cosa que anticipar críticas y dilatar la obtención de resultados concretos. El peor de los mundos.

El gobierno debería fijar prioridades en vez de estar saltando frenéticamente de foro en foro haciendo meros actos de presencia, pero sin trazar línea sobre los asuntos fundamentales de la agenda nacional.

Qué bueno sería que se concentrara en definir los grandes temas y sobre todo: ponerles fechas ciertas para su ejecución. Sin recurrir a la peligrosa “procastinación” que es en lo que estamos cayendo.