Más acción del Grupo de Lima | El Nuevo Siglo
Domingo, 24 de Febrero de 2019
  • Urgente estrechar cerco al régimen madurista
  • La dictadura ya sobrepasó todos los límites

 

Si algo quedó en claro este fin de semana es que el régimen dictatorial de Nicolás Maduro en Venezuela no está dispuesto a dejar el poder y acudirá a todos los medios de fuerza y violencia a su alcance, incluso a los más bajos y ruines, como atacar sin cuartel a civiles desarmados o quemar comida y medicinas –crímenes de lesa humanidad-, para evitar que el gobierno legítimo y reconocido internacionalmente del presidente interino Juan Guaidó, se posesione y empiece la anhelada transición hacia la reinstalación de la democracia y la reconstrucción nacional.

Como bien lo describieran varios analistas en la última semana, el régimen chavista, cual bestia herida y acorralada, está en su momento más peligroso porque consciente de que sus días están contados e impulsado por el gran temor de tener que enfrentarse en el corto plazo a una verdadera justicia local o a la implacable internacional, no piensa ya respetar ningún límite para esquivar un desenlace que, en su fuero más íntimo, sabe que es inevitable.

La estrategia del enconchamiento del régimen chavista ya no da los resultados esperados e incluso los pocos apoyos externos al cuestionado gobierno de Caracas empiezan a contemplar la opción de una salida de Maduro y compañía pues las acciones criminales de estos, tan burdas como vergonzantes, ya hacen insostenible mantenerles cualquier tipo de respaldo, por más fuertes que sean los intereses y compromisos económicos, sobre todo en materia de producción y suministro petrolero a largo plazo, dado que la administración chavista empeñó la riqueza de su país por varias décadas.

Visto lo anterior es evidente que la reunión hoy del Grupo de Lima en la capital colombiana será determinante para adoptar nuevas medidas que hagan más drástico el cerco político, diplomático, jurídico, económico y humanitario internacional que se ha venido estrechando sobre el régimen madurista en el último mes. La presencia de los cancilleres de los 13 países americanos que hacen parte de este grupo (con la duda de México, cuyo gobierno izquierdista insiste en mantenerse “neutral” ante Caracas), tendrá dos ingredientes adicionales de primera importancia. De un lado, la Casa Blanca envió al vicepresidente Mike Pence para que participe en el cónclave y comunique que el gobierno de Donald Trump continúa contemplando “todas las opciones” para acabar con esa dictadura. Si bien el Grupo de Lima insiste en que no se está contemplando ninguna acción de tipo militar para forzar el retorno a la democracia en Venezuela, es claro que la radicalización del régimen abre cada día la necesidad de contemplar alternativas más duras para removerlo de una vez por todas.

En segundo lugar, a la reunión de hoy también asistirá Guaidó, quien desde el viernes permanece en Colombia, cuando llegó sorpresivamente al concierto multinacional por la paz que se realizó en Cúcuta, en tanto que el sábado estuvo al frente del operativo para el ingreso de centenares de toneladas de ayuda humanitaria a su país por los tres puentes binacionales, acción que se vio frustrada porque el régimen ordenó a sus fuerzas atacar a los miles de voluntarios desarmados e incluso llegó al extremo de la infamia de quemar dos tractomulas cargadas de víveres y medicinas. Ello mientras en Caracas Maduro celebraba tan espuria acción e incluso se atrevía a bailar en público con su esposa, en una muestra de indolencia y desfachatez sin par. Ya el Mandatario interino de los venezolanos, cuya legitimidad ha sido reconocida por más de 60 gobiernos de todo el planeta, lo dejó en claro el sábado en la noche, cuando denunció ante el mundo la nueva barbaridad del régimen: urge que la comunidad internacional redoble sus esfuerzos para sacar del poder a la dictadura.

Así las cosas la reunión hoy del Grupo de Lima debe ir más allá de anteriores citas en las que se sentaron las bases para empezar a debilitar al régimen chavista. Como ya se dijo, es necesario apretar aún más el cerco político, diplomático, jurídico, económico y humanitario sobre Maduro y compañía. No hay que darle ninguna posibilidad de respiro ni opción de diálogo, pues solo utilizará esa alternativa para buscar aferrarse aún más al poder. De igual manera, ya es hora de que la OEA y la propia ONU tomen medidas de mayor calado sobre esta crisis. Es imposible dejar que el chavismo siga causando semejante tragedia en esa nación. En materia de derecho internacional todo tiene un límite, y es claro que Caracas hace tiempo que lo sobrepasó.