Oposición venezolana, ¿ahora sí? | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Febrero de 2023

* Marcado divisionismo, flanco más débil

* Tres retos para ocho meses cruciales

 

 

Una vez más la oposición venezolana trata de armar una estrategia política y electoral para ganarle en las urnas al régimen de Nicolás Maduro. En esta ocasión, la mira está puesta en los comicios presidenciales del próximo año. De hecho, el bloque de partidos y movimientos antichavistas ya fijó para el próximo 22 de octubre la fecha para realizar sus primarias con miras a escoger un candidato único que tenga viabilidad para competirle al cuestionado mandatario que se encuentra en el poder desde 2013, cuando tomó el relevo del fallecido Hugo Chávez.

Son tres los retos principales que la oposición en el vecino país tiene que afrontar. El primero y más importante es superar la marcada división que arrastra desde hace varios años y que, incluso, ha sido exacerbada desde las toldas oficialistas con el fin de debilitar sus posibilidades proselitistas y la capacidad de movilización popular. Ya en las elecciones regionales de noviembre de 2021 esa estrategia le funcionó al chavismo porque mientras los sectores contradictores libraron una fratricida lucha entre quienes advertían que debía participarse en dichos comicios y aquellos que sostenían lo contrario, la mayoría de gobernaciones y alcaldías quedaron en cabeza del partido único gubernamental.

La evidencia más reciente de esa fractura se dio semanas atrás cuando el liderazgo de Juan Guaidó en la Asamblea Nacional “legítima” se enfrentó a una rebelión interna que lo sacó del cargo y atomizó aún más el decreciente apoyo a su presidencia interina, que tres años atrás llegó a tener el apoyo de más de medio centenar de naciones pero que con el pasar del tiempo se fue marchitando lenta pero irreversiblemente.

Hoy es claro que Guaidó tiene la presión de figuras políticas antiguas y emergentes, como las de Henrique Capriles, Leopoldo López, María Corina Machado y otros perfiles que se han abierto camino en la Asamblea opositora, no pocos de ellos teniendo como caballito de batalla que ante el afianzamiento de la dictadura en los últimos dos años se requiere una renovación urgente en el liderazgo del antichavismo. Sin embargo, por lo visto en las últimas semanas, ese pulso se vuelve cada día más intenso, a tal punto que desde la cúpula madurista se hacen chistes que se tornan virales en las redes sociales en torno de las garroteras en la otra orilla.

En segundo término, la oposición urge unificar sus criterios de acción con el fin de lograr que la comunidad internacional, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza, reconozcan la viabilidad de este nuevo envión político y, con base en ese convencimiento, ejerzan una presión efectiva sobre el Palacio Miraflores para forzarlo a dar garantías amplias y verificables para que las elecciones presidenciales del próximo año sean verdaderamente libres y transparentes. De hecho, una de las prioridades en el corto plazo, sobre todo en el marco de la mesa de negociación en México con el gobierno, es lograr algún mecanismo que permita que se levanten las inhabilidades y condenas que existen contra varios de los eventuales candidatos de la oposición impuestas por un aparato judicial evidentemente cooptado por las instancias chavistas.

También, dentro de este mismo punto, resulta urgente que la comunidad internacional conmine al régimen Maduro a facilitar toda la logística para que se puedan llevar a cabo en octubre esas elecciones primarias que, como se dijo, son claves para superar el divisionismo en las toldas antichavistas.  

Por último, pero no menos importante, Guaidó, Capriles, López, Machado y demás personajes que luchan contra el régimen necesitan modernizar el discurso, ya que es evidente que hay una inercial recuperación económica en Venezuela, producida en gran parte por la dolarización imparable, la reapertura de relaciones comerciales con Colombia y un repunte leve pero sostenido de la producción petrolera, entre otros aspectos. Maduro y compañía han sabido ‘colgarse’ de esta circunstancia, abiertamente exógena a la gestión de un gobierno ineficiente y corrupto, para tratar de persuadir a las mayorías poblacionales de que la crisis multisectorial y multidisciplinaria estaría empezando a quedar atrás.

Como se ve, no son de poca monta los retos para la oposición en apenas ocho meses que faltarían para sus elecciones primarias. Cada uno de los flancos descritos requiere una estrategia muy puntual y definida pero, sobre todo, que tenga consenso y sume las voluntades de todos los partidos y movimientos que llevan más de una década combatiendo y sufriendo el régimen dictatorial. Si no se superan las fracturas se corre el riesgo de una mayor atomización del antichavismo, prolongando el drama de millones y millones de venezolanos, en tanto que el gobierno autoritario se atornilla más en el poder.