La ballena | El Nuevo Siglo
Lunes, 6 de Febrero de 2023

Un hombre de 270 kilos confronta al mundo desde la sala de su casa. Es Charlie, el protagonista de la película La ballena, del director Darren Aronofsky; una obra genial. Charlie, interpretado por Brendan Fraser, es un profesor de literatura al que sus alumnos nunca han visto, pues se niega consistentemente a prender la cámara. Encallado en el sofá, enfermo y aprisionado en su propio cuerpo, este hombre formidable sumerge al público en la profundidad de sus reflexiones existenciales.

Esta es una película sobre cómo la construcción de la identidad está mediada por la relación que establecemos con los otros. Sobre la necesidad de explorar al interior hasta encontrar lo que es auténtico en nosotros mismos; más allá de las formas, las apariencias, las normas sociales, las creencias religiosas y lo que opinen los demás. Este es un relato sobre cómo la belleza del ser trasciende su materialización en el cuerpo.

Después de casi una década de abandono y, presintiendo su final, Charlie intenta restablecer la relación con su hija; su manera poética de ver el mundo se verá duramente cuestionada por esta adolescente contestataria y escéptica. Una amiga enfermera, que lo ha cuidado incondicionalmente durante años, un joven misionero obsesionado con salvar el alma de Charlie, su ex esposa y el repartidor de pizza, completan las aristas de este prisma que descompone la realidad en muchos colores. La vida no transcurre en blanco o negro, nadie es completamente bueno o malo; es hacía allá donde nos conduce La ballena.

Como queriendo que ocupemos el lugar de Charlie, atrapado su casa, el director sitúa la trama en el estrecho espacio que abarca la sala y el comedor. Todo transcurre allí, donde no hay espacio para el movimiento. La responsabilidad de la acción es delegada, casi por entero, a la palabra y a los gestos; y esto es lo que hace magistral la interpretación de Brendan Fraser. Su voz profunda y sus ojos expresivos logran sostener la tensión dramática durante toda la película. Actuar es en esencia un ejercicio de empatía, este gran actor se pone en el lugar de Charlie y logra que el público, a su vez y por un instante, sienta lo que sienten tantas personas que sufren en silencio y que son rechazadas por ser, por existir.

La fuerza monumental que encarna Charlie, como metáfora cinematográfica, revuelca y estremece todo alrededor. Su historia interpela las convicciones más íntimas sobre el cuerpo, la imagen, el amor, la belleza, la amistad, la solidaridad, el cuidado de sí mismo y de los otros, y el derecho a tomar las riendas de la vida y a decidir sobre la muerte. Esta es una película que hace pensar en la propia vida y que es capaz de llegar hasta las entrañas mismas del público. Se estrenó la semana pasada en los cines de Colombia, antes que en otras ciudades latinoamericanas y esto, además, habla muy bien de cómo se está recuperando la exhibición en nuestro país. Vayan a verla, vale la pena.

@tatianaduplat