Gobierno en televisión | El Nuevo Siglo
Lunes, 1 de Febrero de 2021

El primer debate transmitido por televisión el 26 de septiembre de 1960 entre John F. Kennedy y Richard Nixon inauguró la compleja relación entre política y televisión. El candidato republicano, para entonces vicepresidente, parecía llegar con ventaja, pero su imagen proyectada en televisión lo hundió. Y Kennedy sedujo a la nación norteamericana. Dicen que quienes oyeron el debate en la radio daban por vencedor a Nixon, pero la televisión -setenta millones de espectadores vieron el debate- estaba entrando a su largo periodo de reinado.

El profesor francés, Jean-Marie Cotteret (2006) resalta que en los años setenta “la televisión se acogió como una revolución para la democracia”, pues “íbamos a acercar al ciudadano al político.” Y mucho de sus análisis se centran en la constatación de cómo la política y la democracia “pasan por la televisión”. Y advierte sobre cómo la televisión cobró valor e incide en el comportamiento electoral. Pero, lo más problemático es cómo la democracia y la política quedaron reducidas a los instantes, al corto y emocional mensaje televisivo. Es decir, sometidas a los parámetros de la televisión, lo que dio en llamar “la democracia tele-dirigida.”

Además, desde finales de los 90 con la masificación del internet y ahora con el auge de las redes sociales y las TIC, el panorama se expandió y se complicó. La televisión tendrá que reformarse o continuar perdiendo audiencias.

En Colombia la ley establece tres fines para la televisión: educar, informar y entretener. En este sentido, el programa “Prevención y Acción” del Presidente de la República surge como instrumento para informar y hacer pedagogía en el marco de la pandemia del covid-19. Y según la propia Presidencia se justifica por la necesidad de dar información veraz e inmediata. “Sin intermediación y sin tergiversaciones” como dijera un habitual y obsecuente invitado. Y por allí comienzan precisamente los cuestionamientos, pues sugiere querer llenar un vacío inexistente. Lo cual parece una justificación poco consistente. 

El confinamiento supone contar con mayor audiencia en televisión. Pero, no ha sido así por distintas razones, inclusive porque según las encuestas los colombianos prefieren informarse cada vez más por medios digitales y redes sociales. Y el rating -audiencia total- del programa “Prevención y Acción” fue de 17 puntos en su primera emisión el 23 de marzo de 2020 y fue bajando hasta marcar 3 puntos el 16 de diciembre, y no parece levantar significativamente.

Pero, el tema relevante es sobre el gobierno en el marco de la democracia y la política, y los efectos que esto está teniendo. Las críticas desde distintos sectores han sido claras y desatendidas. Los parámetros de la televisión no son los del ejercicio del gobierno, por ello la figura del Presidente pierde imagen, pues oficiar como presentador de sus ministros, quienes fungen como invitados -“saludo a todos mis compañeros que están participando hoy en el programa” dijo una ministra-, desnaturaliza el cargo y la función. Y el programa diario en televisión además de proyectar una imagen corta del gobierno, debilita los espacios de la discusión democrática y altera la política al proyectar solo una visión sobre los problemas y sus alternativas de solución.

@Fer_GuzmanR