Soñemos juntos | El Nuevo Siglo
Domingo, 24 de Enero de 2021

El papa Francisco, en casi ochos años de pontificado, ha concedido varias entrevistas y, la más reciente de ellas, al inglés Austin Ivereigh, autor de “El gran reformador”, una biografía de Bergoglio muy completa que apareció hace cuatro años. Ahora, el periodista inglés, después de haber visto, como casi todos, a Francisco en su soledad, impartiendo la bendición urbi et orbi en la Plaza de San Pedro el 27 de marzo de 2020, se le ocurrió nuevamente tomar contacto con Bergoglio en un momento en el que, sin certeza de evolución, casi como estamos ahora, la humanidad estaba en un tiempo de prueba.

El mundo, como lo señala Ivereigh, había entrado en una noche oscura y, Francisco nos ha iluminado el camino hacia adelante, sobre los bordes del precipicio. Así, bajo la reformulación del método ver-juzgar-actuar, el Papa habló de contemplar-discernir-proponer, que sirvió para estructurar “Soñemos Juntos”, que tanto el entrevistador, como el entrevistado han dividido en tres tiempos: Un tiempo para ver, un tiempo para elegir y, un tiempo para actuar.

El libro es, en realidad, una síntesis condensada del proyecto de vida de Bergoglio, así como de su liderazgo espiritual, que busca, nuevamente volver sobre los primeros días del pontificado, cuando el Papa habló del cambio; de un cambio que no solo se ha de realizar desde arriba, sino desde las periferias para ver el mundo tal cual, donde Cristo vive.

Buscando “El camino a un futuro mejor”, Francisco inicia preguntándose si vamos a salir de esta crisis y, en ese caso, ¿cómo? Expresando que la regla básica, es que nunca se sale igual de una crisis: mejor o peor, pero nunca igual, ya que en las crisis se ve lo bueno y lo malo de la gente, que se muestra, sin saberlo, tal cual es.

Una amplísima referencia realiza Francisco al covid-19, crisis que por su visibilidad pareciera ser la única que afecta a la humanidad, sin darnos cuenta de otras crisis igual o peor de terribles como, por ejemplo, las guerras diseminadas por el mundo, la producción y tráfico de armas; los refugiados que huyen del hambre y de la falta de oportunidades en sus países y naciones; el cambio climático; los atentados a la vida con la eutanasia y el aborto, etc.

Francisco insiste en que este es el momento para que todos soñemos en grande, para que repensemos cada una de nuestras prioridades; para que valoremos lo que queremos, lo que tenemos y lo que buscamos; para que nos comprometamos en lo pequeño y actuemos en función de lo que hemos soñado y, para que construyamos una economía que permita a todos el acceso a los frutos de la creación, particularmente, a las necesidades básicas de la vida: tierra, techo y trabajo.

 

Para el Obispo de Roma, es mejor una vida dedicada al servicio que resistiéndose a ese llamado, acosados por el narcisismo, el desánimo y el pesimismo, tres condiciones que a muchos les impiden el crecimiento, la conexión con la realidad y la acción.