Clases particulares: bien de lujo a primera necesidad | El Nuevo Siglo
UN INFORME de ReportLinker indica que se calcula que para 2027 se gastará en el planeta 218 mil millones de dólares en tutorías particulares
Foto cortesia
Sábado, 22 de Enero de 2022
Mario F. Hurtado

Un informe realizado en España y que se denomina “Educación en la sombra en España: cómo las clases se están convirtiendo en un bien de primera necesidad”, fue publicado esta semana por el Instituto Nacional de Estadística y muestra los cambios culturales en lo que se llama educación a la sombra o las clases particulares que pagan los padres por el mejor desempeño académico, social o intelectual de sus hijos. Las cifras son sorprendes, millones de euros en pagos y sobre todo la única actividad económica no fundamental que en lugar de decrecer en tiempos de crisis se incrementó y se sigue extendiendo.

Comenzaron siendo un bien de lujo y así estuvo clasificado, familias que querían un refuerzo en alguna área para sus hijos en el desempeño académico, para reforzar los conocimientos de la formación escolar.  Sin embargo, en el caso de España después de la recesión que afectó al país desde 2008, el pago por esos servicios en lugar de reducirse se incrementó. De 2008 a 2017 se triplicó hasta llegar a los 732 millones de euros anuales. Una primera novedad es que no es un consumo exclusivo de las familias más acomodadas, sino que el mayor crecimiento se presentó en la clase media y baja.

Otro dato interesante, es que durante el mismo periodo las familias hicieron una reducción en los gastos de alimentación restaurantes, ropa o entretenimiento. La respuesta de varias familias entrevistadas coincide en que la prioridad de los padres es la educación de sus hijos y hacerlos más competentes para los años venideros, en una sociedad que cada vez es más competitiva y exigente.

Por otra parte, algunos expertos consideran que este acelerado crecimiento del consumo de clases particulares es preocupante porque puede aumentar las brechas de la educación entre los que pueden pagar los refuerzos de cualquier índole de sus hijos, frente a los que no tiene los recursos para hacerlo. El autor del estudio, Juan Manuel Moreno, afirmó en una entrevista que “Los gobernantes tienen que poner en marcha políticas de calado para dar respuesta a esa búsqueda cada vez mayor de educación no formal. Las familias tienen unas expectativas muy altas y ven la formación clave para el ascenso social, por lo que gastan lo que haga falta”.

Y es que las cifras españolas que pueden ser muy similares si se hacen en Colombia son las siguientes: en 2006, el 17% de los estudiantes entre 6 a 18 años recibía algún tipo de clase particular. En el año 2015 había llegado al 30% y para 2019 se acercaba al 35%. Un 24% de los estudiantes de primaria tiene clases particulares de ciencias y matemáticas, Sin contar el creciente número de las clases particulares de segunda lengua, en especial inglés.

El estudio identifica que en primaria las clases se enfocan en reforzar lo que los estudiantes no están aprendiendo en clase, pero en secundaria hay mayor conciencia de preparar a los estudiantes para las pruebas nacionales de clasificación o para el ingreso a la universidad.

Pandemia incrementó el fenómeno

Las clases remotas a las que se vieron expuestos millones de estudiantes con la pandemia de covid -19 hizo que en la mayoría de los países la calidad de la educación decayera. En otros inclusive se presentaron altos niveles de deserción que se compensó con la decisión de los padres de pagar clases particulares a sus hijos. Se presentó en todas las clases sociales, incluso vecinos que contrataban a una profesora para que les dictara clases a sus hijos en los lugares de vivienda y de igual modo se incrementó la modalidad de estudio en casa. Familias que retiran a sus hijos de la escuela formal, le ofrece una formación en casa con clases particulares y después buscan homologar con exámenes los grados que hicieron en casa.

Cada vez, menos hijos

Hace unas semanas hubo revuelo por las afirmaciones del papa Francisco quien afirmó que las nuevas generaciones no quieren tener hijos sino mascotas y educarlas como hijos. A pesar de todo el malestar generado la afirmación no se aleja de la realidad, en Europa y América cava vez se tiene menos hijos, la reducción de la tasa de hijos por hogar en varios países se acerca a uno, cuando hace treinta años el promedio estaba en cuatro. Eso ha generado dos cambios, por una parte, que los que deciden no tener hijos si están invirtiendo mucho en sus mascotas bien sea en colegios, escuelas o casas de campo para que pasen su tiempo libre, en paseadores y en tutores.

El incremento de consumo en beneficio de los animales caseros crece en forma acelerada. Pero, por otra parte, que quienes deciden tener hijos suelen tener solo uno y eso los lleva a invertir mucho más en la formación y cuidado. Hace 20 o 30 años para unos padres con 4 o 5 hijos era casi imposible pensar en educación personalizada, pero hoy los padres quieren que su hijo único reciba la mejor formación y además de los gastos escolares, destinan un presupuesto importante en clases particulares de las áreas básicas, segunda lengua, artes, música o actividades deportivas en busca de encontrar o potencializar un talento de sus hijos.

Un negocio de crecimiento global

Un informe de ReportLinker indica que se calcula que para 2027 se gastará en el planeta 218 mil millones de dólares en tutorías particulares, es decir todo el producto interno bruto de un país como Chile y cercano al de Colombia. El mismo estudio señala que el Reino Unido los estudiantes escolares que reciben clases particulares pasaron del 27% en 2005 a 41% en 2019 y en Alemania del 27% en el año 2000 al 50% en 2017.

Muchos profesores están viendo las clases particulares como su primera fuente de ingresos, que es lógico ante la creciente reducción de estudiantes en los colegios, las bajas tasas de natalidad y por ende la baja contratación formal de profesores. Un profesor de lenguas, arte, matemáticas puede generar su ingreso mensual en función de tutorías y trabajos extra de clase.

Una situación que para algunos es preocupante por las desigualdades y la exclusión que puede generar, o también por las presiones y el estrés que reciben los niños, pero por otra parte se convierte en una oportunidad para educadores y para el crecimiento de la economía o la potencialización de habilidades. Un debate que comienza y del que sería importante conocer o desarrollar estudios sobre lo mismo es países como el nuestro.

*Especialista en educación