Digitalizarse o morir | El Nuevo Siglo
Martes, 28 de Enero de 2020

Colombia es una afortunada excepción, nuestra economía crece por encima del 3% mientras el promedio de los países de la Ocde apenas alcanza el 1,5%, cifra que resulta mucho más atractiva si nos comparamos con los países de la región, ni hablar de nuestros vecinos. Ese crecimiento es muy significativo en medio de un contexto de dificultades para la economía mundial, no obstante, resulta insuficiente para vencer los altos índices de pobreza de nuestro país que, según el Dane, afecta al 27% de nuestra población. Para resolver el problema no existe fórmula perfecta, pero en la digitalización puede estar la clave.

En la lucha contra la pobreza, la generación de empleo, estimulando el crecimiento del aparato productivo, ha resultado ser una alternativa mucho más efectiva que el asistencialismo social de los Estados paternalistas. La digitalización, de personas, territorios, cosas y empresas, se ha convertido en un factor fundamental para jalonar el crecimiento económico, aumentando eficiencia, productividad y competitividad.

En Colombia, todavía estamos lejos de entrar en la era digital. Si bien se han dado pasos significativos que van labrando el camino, aún falta mucho para hacer de nuestro país un territorio inteligente. Para consolidar un país con Equidad es fundamental cerrar la amplia brecha digital que existe en Colombia. Según el Mintic, hay 25 millones de colombianos que aún no tiene acceso a internet de banda ancha, la penetración de la tecnología 4G apenas alcanza el 30%, y cerca de 13 millones de personas siguen marginados en tecnología 2G.

Según Accenture, el 20% de la economía mundial es digital, el 22% de la producción mundial depende de lo digital, en países como Estados Unidos, esa cifra es superior al 30%. En la última década, la economía digital en América Latina ha significado cerca de 200 mil millones de dólares, pero podrá ser muy superior si tomamos las medidas correctas. Eso implica reducir las excesivas cargas fiscales que aun recaen sobre el sector TIC, pero sobre todo ajustar la regulación a las nuevas realidades sociales en el marco de la cuarta revolución industrial.

Si queremos mejorar en eficiencia y competitividad, para generar desarrollo económico y social, es imperativo reducir cargas y avanzar en la simplificación normativa y regulatoria del sector. Nuestra economía no puede seguir ligada, únicamente, a la producción de materias primas y la explotación de minerales, agregar y crear valor en el siglo XXI, implica digitalizar nuestro entorno. Ahí puede estar la clave para la generación de empleo y para maximizar bienestar social en Colombia. Ojalá, quienes definen las políticas públicas, de la mano de empresa, academia, pero sobre todo atendiendo las demandas y necesidades ciudadanas, tengan la agilidad suficiente para crear un ambiente propicio al desarrollo y apropiación de las nuevas tecnologías, en lugar de ponerle más trabas, es una cuestión de supervivencia en la era digital.