2020, retos al por mayor | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Enero de 2020
  • Una agenda con muchas prioridades
  • Vencer pesimismo, meta primordial

 

Todo año que comienza viene cargado de múltiples retos. Sin embargo, el 2020 tiene tantos desafíos y de tan alto calado que, sin temor a caer en exageraciones, bien se puede decir que se trata de doce meses que marcarán un punto de inflexión para el futuro del país. Precisamente en la edición de hoy publicamos un completo informe respecto a los temas más importantes para este lapso en los aspectos económico, político, social, judicial, legislativo y deportivo así como la agenda mundial y latinoamericana.

Por ejemplo, es claro que uno de los principales retos será mantener la senda de crecimiento económico, pues si bien se cierra 2019 con un PIB por encima del tres por ciento, en la parte delantera de un subcontinente latinoamericano que no llegaría ni al uno por ciento, es claro que conservar esa dinámica productiva no será nada fácil. La entrada en vigencia de la “Ley de Crecimiento” es un empujón trascendental para no dejar enfriar la economía pero hay problemáticas muy grandes de entrada, especialmente las referidas al desempleo y la necesidad de contener los déficits fiscal y de cuenta corriente.

En el campo político los mayores retos estarán en la capacidad que tengan Gobierno y Congreso para sacar avante reformas tan urgentes -pero igualmente complicadas- como las pensional, laboral, política y judicial, entre otras. Es apenas claro que para que la agenda legislativa pueda fluir se necesita que la Casa de Nariño tenga el suficiente margen de gobernabilidad y ello pasa necesariamente por la expectativa en torno a si se ampliará o no la coalición parlamentaria oficialista. De entrada, igualmente, es previsible que al cumplirse en agosto próximo la primera mitad del actual mandato presidencial y estando ya sobre la mesa varias candidaturas fuertes para pelear por la sucesión en 2022, el ambiente partidista será particularmente movido.

La elección, por fin, del Fiscal General aparece como el reto judicial más importante del año, puesto que el cargo permanece vacante desde mayo del año pasado y la Corte Suprema no ha podido superar su división interna así como el ajustado quorum decisorio para avanzar en un asunto de semejante trascendencia. Las demandas contra la nueva “Ley de Financiamiento”, el fallo definitivo del Consejo de Estado sobre el fracking así como la hora de las decisiones en varios procesos penales de primer orden que adelantan la Fiscalía y la Suprema completan ese cuadro de prioridades en lo judicial.

Asestar golpes contundentes a la guerrilla del Eln, las disidencias de las Farc así como a las bandas criminales estructuradas aparece como el reto más importante en el campo del orden público, junto a una mayor eficacia en la lucha contra el narcotráfico, más aún si se aprueba finalmente el uso del glifosato en las aspersiones aéreas. En lo que tiene que ver con los delitos de alto impacto, la prioridad tiene que estar puesta en frenar el asesinato de los líderes sociales y disminuir sustancialmente la minería ilegal, el microtráfico y el hurto a personas -sobre todo en cuanto al robo de teléfonos celulares-, entre otros flagelos. Para ello serán claves las nuevas directrices operacionales y estrategias en materia de seguridad y convivencia ciudadanas.

En lo que hace a la agenda internacional colombiana hay varios asuntos que en este 2020 serán superlativos. En primer lugar, redoblar esfuerzos para lograr, ahora sí, la caída de la dictadura en Venezuela. De igual manera, hay que estar atentos a lo que pueda pasar con las elecciones presidenciales en Estados Unidos, nuestro principal socio geopolítico y comercial. Y, por último, debe asumirse un rol activo en las negociaciones en torno a nuevos compromisos sobre lucha contra el cambio climático, que tendrán este año el reto de superar el cuello de botella de las últimas cumbre COP.

Concretar la “Conversación nacional” que está desarrollando el Gobierno con distintos sectores del país con el fin de allanar acuerdos para acelerar la disminución de la desigualdad y la exclusión social asoma como otro de los grandes desafíos para el año que comienza. Ese “diálogo social” no puede quedarse a medio camino pues es necesario escuchar las inquietudes de muchos ámbitos poblacionales que reclaman que el crecimiento económico los impacte de una manera más directa y tangible. Obviamente hay que proceder en esa dirección sin caer en el cogobierno forzado ni en la continua crispación social como eje de presión.

De otro lado, se espera que los nuevos mandatarios departamentales y municipales que ayer comenzaron sus respectivos mandatos puedan rápidamente empezar a aplicar sus planes de desarrollo. Hay un conjunto normativo que tendrán que estrenar, como el revolcón en el esquema de regalías, las nuevas leyes anticorrupción, la ley de regiones y hasta el reformado régimen de control fiscal. La eficiencia es la exigencia general a los alcaldes y gobernadores entrantes, así como una mayor coordinación con el gobierno nacional en asuntos clave como la seguridad y la implementación del acuerdo de paz en su ámbito territorial.

Hay muchas otras metas para este 2020 y sería imposible mencionarlas a todas en estas columnas. Sin embargo, lo más importante para hacerles frente es que todos los colombianos no dejemos progresar el pesimismo y el negativismo que se han apoderado de amplias franjas ciudadanas. Por más problemáticas estructurales y coyunturales que persistan en el país y por más honda que sea la polarización política y partidista, hay que mantener la confianza en que se puede salir adelante con un esfuerzo conjunto de las mayorías y decisiones estatales proactivas.

Por último, sea esta la ocasión para desearles a todos nuestros lectores, anunciantes y colombianos en general un 2020 en paz y con oportunidades de progreso general.