El vértigo de Año Nuevo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 18 de Enero de 2023

Cualquiera creería que el fin de un año y el comienzo del nuevo pondría casi en stand by el frenesí de acontecimientos nacionales, pero no hay tal y menos con un gobierno que está empecinado con llevarse a este país por los cuernos. Un gobierno que, por cierto, llegó al poder con fuerte injerencia rusa, como lo ha confirmado la plataforma Twitter y su propietario, Elon Musk.

No en vano, desde el gobierno del asesino Vladimir Putin vienen a adular a Petro con el cuento de que ha hecho más por la paz de Colombia, en pocos meses, que Iván Duque en cuatro años. Como si el lejano Kremlin tuviera algo que opinar al respecto o se le olvidara al embajador de Rusia ante la ONU que hoy su país es repudiado mundialmente por su criminal invasión a Ucrania. ¿Será que eso es hacer algo por la paz? El abrazo del oso ruso.

Y si vamos a los hechos, la famosa “paz total” de Petro es una aberración. No solo hay crisis en la mesa con el ELN por declarar una tregua que no se había acordado, sino que la misma Fiscalía General de la Nación ha tenido que negarse a la solicitud inconstitucional del Gobierno de levantar órdenes de captura de líderes narcoparamilitares. Por fortuna, un sector de la Iglesia Católica se ha amarrado bien la sotana para expresar que “es ingenuo creer que guerrilleros y narcotraficantes van a dejar sus rentas ilícitas a cambio de lo que el gobierno ofrece para ingresar a la legalidad”. La conclusión es que seguirán delinquiendo.

Mientras tanto, vemos cosas indignantes como lo ocurrido en Policarpa, Nariño, donde un grupo de unos 15 guerrilleros de las Farc patrulla por el pueblo mientras una docena de policías permanece encerrada en la estación con la orden de “no salir y no intervenir”. Es decir, se desconoce el mandato constitucional en detrimento de la institucionalidad.

Así, es triste y aberrante ver un país arrodillado a la delincuencia, donde el MinJusticia está obsesionado con la idea de que los presos salgan a trabajar de día y vuelvan a la cárcel solo a pasar la noche. Y no es que crea que esto es Dinamarca, sino que está buscando una justificación para que bandidos de la peor ralea salgan de las cárceles o no tengan órdenes de captura para que sean partícipes de la “paz total”. Debería aprender de su par chileno, que renunció y creó una crisis en el gobierno de ese país por oponerse al indulto que Boric les concedió a 13 criminales que encabezaron las revueltas del llamado “estallido social”.

Por otra parte, entre las polémicas de fin de año hay que mencionar la frustrada compra de aviones de combate para remplazar a los viejos Kfir, dejando vencer a propósito el documento Compes respectivo con el fin de tener una disculpa para no comprar. Dicen los expertos que todo país debe tener cierto armamento para disuadir a sus vecinos belicosos. En ese sentido, los aviones de combate son una de las armas más estratégicas, pero es obvio que Petro, de todas maneras, no los iba a usar contra sus amigos, sean Venezuela, Nicaragua, Brasil u organizaciones criminales como el ELN, las Farc o las Autodefensas Gaitanistas. De ahí que dijera que hay que ver las “nuevas realidades de seguridad del país”. Por tanto, en su gobierno serían una compra inoficiosa, como cuando alguien adquiere un carro, pero ni siquiera lo saca del garaje, y tantos billones no se pueden desperdiciar así.

Tampoco se puede desperdiciar el ahorro pensional de los colombianos en proyectos demenciales como ciertas obras de infraestructura que no tienen estudios ni son necesarios. Un ejemplo es el tren elevado de Buenaventura a Barranquilla que costaría más de 600 billones de pesos, en el que se enterrarían los recursos de Colpensiones según ha dejado entrever su presidente, Jaime Dussán. Un desvarío que hace recordar las chifladuras que proponía un deschavetado candidato presidencial llamado Gabriel Goyeneche, como pavimentar el río Magdalena.

Una obra incoherente la del tren porque sería para trasladar mercancías de países ricos entre los dos océanos y eso a Petro no le gusta. De hecho, ha indicado que gastamos mucho dinero en vías de cuarta y quinta generación que solo favorecen a los ricos y a sus mercancías importadas. Por eso también es incoherente que Petro prometa una supercarretera para reponer el tramo destruido por el invierno en Rosas, Cauca. Promesas de quien no pudo ni tapar los huecos de las calles cuando era alcalde de Bogotá.

@SaulHernandezB