Alcance y celeridad | El Nuevo Siglo
Lunes, 18 de Enero de 2021

De una vez por todas, se tituló la anterior columna, para aludir a la necesidad de la nación de proponer reformas más atrevidas, que sólo podrán ser posibles en unidad, como construcción colectiva hacia la recuperación, para lo cual hay que destapar las cartas reacias al cambio, con la crisis del coronavirus del 2019 sobre la mesa.

Dos posiciones cuestionan el argumento. Por un lado, el ministro de hacienda, Carrasquilla, dice que urge realizar una reforma fiscal o mejor tributaria (que irá muy en la línea de quitar exenciones al IVA) para evitar la baja de las notas de las calificadoras internacionales, claves para mantener estímulos a la inversión extranjera y dejar abiertas las puertas de futuro endeudamiento.

De otra parte, en su reciente informe semestral, el Banco Mundial es claro en afirmar que “dado que, en muchos países [entre ellos, Colombia], la debilidad de la posición fiscal restringe severamente las medidas de apoyo que pueden adoptar los gobiernos, es necesario poner énfasis en reformas ambiciosas para reactivar un crecimiento sólido”, donde la cooperación internacional es fundamental.

Por otra parte, la pregunta viene a repetirse: ¿Cuáles son las reformas que de una vez por todas hay que poner en juego?

A mediados del año pasado, cuando aún no vivíamos los duros rebrotes de la pandemia, el Banco Mundial también sostuvo que las naciones que crecerían, en contraste con el resto del mundo en la crisis del 2019, serían las economías menos integradas al mercado mundial, menos aferradas al sector servicios y más dependientes de productos agrícolas. Características que no necesariamente dan impulso y sostenibilidad de largo plazo pero que si pueden cuestionar asuntos por fortalecer de la economía colombiana.

En pleno arranque del 2021, la Cepal argumenta que los países latinoamericanos podrían crecer en su conjunto en un 3,7%, pero tienen alta presión para eliminar los estímulos fiscales, por lo cual pide cautela en mantener las ayudas, asegurar el acceso al financiamiento y dar mayor potencial a las exportaciones de productos básicos.

Mover las cartas claves de la baraja va a exigir contundencia y esta tal vez solo puede lograrse con un buen guiño, es decir con la capacidad para convencer y persuadir a la sociedad de la conveniencia tanto de las fuertes medidas como de las estrategias de una nueva visión de país, que incluya las llamadas reformas estructurales. ¿Cuáles serán las escogidas es la pregunta? ¿qué diferente vamos a exportar, por ejemplo? ¿Será estructural la reforma fiscal?

Conocer el alcance y actuar con celeridad es la base de una respuesta eficaz para la recuperación, dijo el presidente Mass del Banco Mundial, en el inolvidable mes de marzo de 2020, frase que conserva hoy toda su vigencia.

Casi un año después, en su informe de Perspectivas económicas mundiales, con una proyección de crecimiento de la economía global del 4% (tras una baja del 4.3%), se mantiene en afirmar que es posible que la recuperación sea moderada, a menos que los encargados de la formulación de políticas actúen con decisión para controlar la pandemia y apliquen reformas que aumenten las inversiones.

 

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

 Uribemariaelisa@gmail.com